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La compañía que trabaja en mejorar la seguridad de los «taxis voladores»

Anzen Aerospace es una empresa de ingeniería que detecta las deficiencias de aeronaves de todo tipo y subsana sus fallos

Pablo de Cruz y Víctor Moyano, dos de los fundadores de Anzen Aerospace
Pablo de Cruz y Víctor Moyano, dos de los fundadores de Anzen AerospaceAnzenAnzen

Pablo de la Cruz está recién llegado de Israel, donde ha recogido su reconocimiento “30 under 30″ , una lista elaborada por Forbes que incluye a los jóvenes profesionales más influyentes en sus sectores de actividad. Pese a su juventud, tan solo 29 años, De la Cruz es CEO de Anzen Aerospace Engineering, una empresa de ingeniería especializada en el análisis de seguridad de aeronaves, una parte, sin duda, vital en el proceso para que las mismas obtengan los certificados para volar.

A Pablo de la Cruz siempre le ha fascinado este mundo. Ingeniero Aeroespacial, con tan solo 18 años recibió una beca de aeromecánica para trabajar en Iberia cuando estudiaba una FP dual. Allí, tuvo la oportunidad de estar en contacto directo con los aviones, y conocer de primera mano los posibles fallos de seguridad y cómo se resolvían. «Aprendí muchísimo», recuerda de esa etapa. Aquella experiencia le llevó a matricularse, posteriormente, en Ingeniería Aeronáutica y, en el tercer curso, comenzó a hacer prácticas en Airbus con una beca de «safety». Después, fue contratado como consultor de seguridad. Fue en Airbus donde conoció a los que hoy son sus socios en Anzen, Jesús Escudero, director Técnico (CTO) y Víctor Moyano, director de Operaciones (COO).

La empresa, que tuvo clientes desde el «minuto uno», no se ha concebido como una «startup», sino que los tres fundadores se han esforzado por construir una estructura sólida de empresa, que les permita responder a las necesidades de sus clientes, y para la que cuentan con un equipo muy potente, formado por una veintena de ingenieros.

«Ofrecemos un servicio de ingeniería especializado. Analizamos la seguridad de los aviones, lo que nos permite detectar los fallos y las repercusiones que éstos tendrán sobre el resto del avión o, incluso, las opciones que el piloto tendrá para subsanarlos, de manera que podamos encontrar una solución a los mismos y demostrar que la aeronave es completamente segura», explica De la Cruz.

Así, los datos aportados por su compañía son vitales para mejorar la seguridad de todo tipo de aeronaves, que incluyen aviones de pasajeros, drones –tanto militares como civiles–, helicópteros y nuevos proyectos, entre los que destacan los llamados «taxis voladores». Un nuevo mercado, en el que se están invirtiendo en su desarrollo miles de millones de euros en todo el mundo, y que promete revolucionar el transporte, especialmente en las grandes ciudades. Varias compañías ya tienen proyectos muy avanzados en este sentido, esperándose que el primero de ellos pueda surcar los aires en apenas dos años, en 2024. Se trata de unas aeronaves de pequeño tamaño, con capacidad para cinco o seis personas, que se podrán pedir por una aplicación (como ocurre ahora mismo con los vehículos terrestres), y que permitirán desplazar a los usuarios hasta el aeropuerto e, incluso, a otros destinos de la ciudad, pero que deberán, claro está, certificar su seguridad antes de poder volar y transportar pasajeros, algo complejo si se tiene en cuenta que sobrevolarán áreas urbanas.

Gran potencial

Por tanto, se trata de un sector con gran potencial de crecimiento en los próximos años, no sólo por la proliferación de estas pequeñas aeronaves que se prevé en el futuro, sino también por el hecho de que los sistemas son cada día más complejos y por una legislación cada vez más estricta en lo referente a seguridad aérea. Todo ello exigirá de unos mayores controles a la hora de otorgar las pertinentes autorizaciones para volar. «Cuando se pone un avión en el aire, hay que demostrar ante la Autoridad de Certificación que el avión es seguro y, precisamente, a obtener esa certificación les ayuda Anzen. Para ello, utilizamos herramientas de software que nos permiten realizar este análisis y, actualmente, estamos desarrollando, con el soporte de la Agencia Espacial Europea, un proyecto de innovación fundamentado en el Model Based System Engineerig, que automatiza todas estas actividades, lo que nos permite optimizar todas nuestras capacidades. En este sentido, el CDTI nos ha apoyado con una subvención de 250.000 euros», expone el CEO de Anzen.

Actualmente, trabajan principalmente con clientes internacionales (el 80% de la facturación procede de más allá de nuestras fronteras), sobre todo europeos (tienen clientes en Suiza, Francia o Italia), además de EE UU y Emiratos Árabes Unidos, aunque también cuentan con contratos en España, tanto en el ámbito civil como en el militar.

La compañía prevé alcanzar este año una facturación alrededor de dos millones de euros.