Pedro Sánchez

Vía libre pero difícil para los Presupuestos

Sánchez sabe que tiene amarrada la vía libre para los Presupuestos, aunque todo tenga que ser aparentemente difícil y haya que escenificar episodios de desacuerdo

La reunión entre el Gobierno central y el de la Generalitat allanó el camino para la aprobación de las cuentas del Estado para 2023
La reunión entre el Gobierno central y el de la Generalitat allanó el camino para la aprobación de las cuentas del Estado para 2023J.J. GuillenAgencia EFE

Adam Smith (1723-1790) defendía que «el único presupuesto bueno es el presupuesto equilibrado». El que para muchos está considerado el padre del liberalismo no fue, ni mucho menos, el primero en decirlo. Hace ahora más de dos mil años, Marco Tulio Cicerón (106 A.C.–43 A.C.) ya dejó escrito que «el Presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida (...) para que Roma no vaya a la bancarrota». La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, siempre volcánica, y ahora número dos del PSOE por decisión de Pedro Sánchez, pergeña ahora los grandes números del proyecto de Presupuestos Generales del Estado que presentará a la vuelta del verano. Serán, con toda probabilidad, los últimos Presupuestos de la legislatura y aunque en algún momento parezca una tarea hercúlea saldrán adelante sin problemas. El Gobierno y sus socios y sus apoyos parlamentarios escenificarán desencuentros. Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra y también Echenique pedirán lo imposible y, sobre todo, más gasto. Gabriel Rufián (ERC) prepara ya alguna teórica y efectista amenaza de última hora. Los de Bildu son mas sobrios, pero ahora que saben cómo sacar tajada lo harán. Más claro lo tienen Aitor Esteban y el PNV, auténticos profesionales de la negociación y de alcanzar la mayoría de sus objetivos económicos y más que económicos. Si hubiera alguna duda, la reunión de la Mesa de Diálogo Gobierno-Generalitat, celebrada el 27 de julio en la Moncloa, despejó el camino.

Pedro Sánchez y Pere Aragonés se reservaron para otra ocasión y la voz cantante la llevaron el ministro Félix Bolaños y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrá. Hablaron de casi todo, pero lo mollar era pactar estabilidad para los próximos meses, lo que incluye la aprobación de los Presupuestos. Nadie lo dirá, ni figurará en ningún acto, pero de forma más o menos implícita, más allá de eso que se llama «desjudicialización» y de más apoyo al catalán, también acordaron los futuros desacuerdos o su escenificación pública, que es lo mismo. Habrá, es probable, alguna bronca con los números –«todos queremos más», cantaba Amaya Uranga, aquella voz prodigiosa de Mocedades y El Consorcio–, pero la decisión de no romper está tomada por Junqueras y Aragonés con Sánchez feliz. La parte yolandista-podemita del Gobierno, que son dos, también hará su teatrillo y, claro, sacará algo, como ya tiene el impuesto a la banca, pero en ningún momento han previsto romper la baraja.

Las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero han previsto un techo de gasto récord, de 198.221 millones de euros y otros 134.336 millones –un 24% más– para las Comunidades Autónomas en 2023. Todo eso habrá que encajarlo en unos Presupuestos que serán expansivos –más gasto– y que se aprovechan de la vista gorda que hace Bruselas para mitigar los efectos de la pandemia y también de la guerra de Putin en Ucrania. Eso significaría, en teoría, un déficit del 3,9%, muy inferior al de los últimos años, pero que, en términos reales serían más de 40.000 millones de euros. El muy pequeño milagro de esa reducción procede de la inflación, que provoca el efecto de que con la subida de precios –sin que se deflacten, es decir actualicen, las tarifas fiscales– la recaudación aumenta.

La «vice» Calviño se va de vacaciones contenta. Los últimos datos del paro son buenos, al margen de que la tasa española de desempleo sea del 12,48% frente al 6% de la media europea. La inflación, que puede enquistarse por encima del 10% en los próximos meses, obliga al inquilino de la Moncloa a decir que actúa, aunque proponga medidas contradictorias o estéticas –el sincorbatismo–, pero sin apartarte tampoco de la línea de «disfrutar del verano» que marcó el secretario general de UGT, José María Álvarez: «Dicen un día sí y otro también que vamos a entrar en crisis, que habrá recesión, que después del verano vamos a saber qué es lo que pasa. Que se vayan a hacer puñetas», proclamó en un mitin a principios de julio..

El nuevo curso económico, sin embargo, será diferente y el Gobierno lo sabe. Estados Unidos ya está en recesión técnica. A pesar de eso, la Reserva Federal que preside Jerome Powell ya ha subido los tipos de interés hasta el 2,50%. Es probable que lleguen al 3% y podría significar, porque la guerra contra la inflación se ventila en todas partes, que el Banco Central Europeo que preside Christine Lagarde los tenga que elevar de rebote en Europa hasta el 1,25%. Es decir, endeudarse para gastar a manos llenas será más caro y difícil. En España, sí, habrá Presupuestos de gasto porque, sobre todo en vísperas electorales, nadie quiere acordarse de los consejos de Cicerón ni de Adam Smith.

La rémora de Turquía y su hiperinflación para los resultados del BBVA

El BBVA, el banco que preside Carlos Torres, ganó en el primer semestre del año 3.001 millones de euros, un 57% más que en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, los resultados están lastrados por Garanti, su filial turca que, a pesar de la inversión multimillonaria, apenas aporta nada, entre otras cosas por la hiperinflación de aquel país. Estos datos alimentan las dudas sobre el futuro del consejero delegado del banco, el turco Onur Genç, a quien se señala como responsable.

Menos oficinas bancarias, bares y comercios que puntos de atención sanitaria

El número de puntos de acceso presencial –sobre todo oficinas– a los servicios financieros en las zonas rurales es equiparable a la de bares o comercios y, al mismo, inferior a centros de atención sanitaria o farmacias, según un estudio publicado por el Banco de España elaborado por María Alonso, Eduardo Gutiérrez, Enrique Moral-Benito, Diana Posada, Patrocinio Tello-Casas y Carlos Trucharte. También indica que la cobertura rural bancaria española es similar al promedio europeo.