Macroeconomía
La presión fiscal estará el próximo año 15 puntos por encima de Alemania
Los economistas del IEE estiman que la presión tributaria marginal puede llegar al 60% en 2023. Rechazan unos Presupuestos “inflacionistas” y “expansivos”
“Los Presupuestos de 2023 son claramente inflacionistas en el mismo momento en que son expansivos, basados en cifras demasiado optimistas, con un planteamiento impositivo al alza de la presión fiscal y en plena subida de los costes empresariales. Por tanto, estos no son los Presupuestos que necesita la economía española”. De este modo tan contundente, el presidente de Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, ha desmontado en dos frases las cuentas públicas del próximo año presentadas por el Gobierno, además de revisar a la baja el crecimiento económico sobre el que están basadas. En línea con lo que ya ha hecho el Banco de España, que lo dejó en el 1,4%, la OCDE (1,5%) o el FMI (1,2%), el IEE anticipa un crecimiento del PIB del 1,2% para el año que viene, con “riesgos claramente a la baja, por lo que el crecimiento podría ser inferior” a la estimación del Gobierno del 2,1% para 2023, sustentado en la mejora sustancial de los ingresos gracias a un mayor dinamismo de la demanda interna, tanto en su componente de inversión como de consumo público y privado.
Sin embargo, el IEE advierte del ostensible deterioro del consumo de las familias por culpa del “agotamiento del ahorro embalsado durante la crisis, que ha sido un factor de impulso durante 2021 y 2022″, lo que unido al mantenimiento de la inflación en niveles elevados y la subida de los tipos de interés y, previsiblemente, un aumento del ahorro por motivos preventivos, supondrá un “detrimento de la capacidad de compra de las familias, que no se verán compensados por una mayor creación de empleo”, por lo que el consumo privado debería registrar una desaceleración con respecto a 2022, “no un crecimiento superior como muestra el cuadro macroeconómico del Gobierno”.
Todo ello marca un escenario de “mucha incertidumbre” protagonizado por el cambio de ciclo en la política monetaria, las tensiones geopolíticas o los precios energéticos, que provoca que existan “notables riesgos a la baja” para la economía española y “graves desequilibrios”, como apuntan la tasa de deuda pública del 115% y un déficit proyectado por el Gobierno para 2023 del 3,9%, que el IEE tacha de “muy optimista” dado que, por ejemplo, el FMI prevé un déficit por encima del 4% hasta el 2027.
Los expertos del IEE también avisan de que las cifras de ingresos y gastos de las cuentas públicas “no son creíbles”. En el lado de los ingresos, los supuestos de crecimiento son “poco realistas” y potenciados “básicamente” por el aumento de la inflación y que ya dan malas señales económicas, por lo que auguran que el próximo año serán “netamente inferiores”. En cuanto a los gastos, están “seguramente infravalorados”, al contrario que el impacto de los fondos Next Generation, que están “sobrevalorados” y será “mucho menor” de lo que el Gobierno prevé -cifrado en la actualidad en apenas un 10% de los esperado del importe total llegado a las empresas-.
Además, el ‘think tank’ de la CEOE advierte que la subida de la presión fiscal -”la más alta de la UE en términos nominales” y “15 puntos por encima de Alemania en términos marginales”-, el incremento de los costes salariales y el aumento de los costes generales de las empresas “va a redundar directamente en el crecimiento económico y en los márgenes empresariales, ya de por sí muy tocados”. Para el IEE existe “una falta de estrategia de consolidación de las cuentas públicas a medio y largo plazo” ya que se basa en el aumento de la presión fiscal en el IRPF, que han situado en el 42,3% -que en 2023 prevén que puede llegar al 60% en términos marginales-, y en el 11% en el caso de la presión fiscal empresarial. Asimismo, apuntaron que el porcentaje de contribución empresarial al total de ingresos se situará en un 34%, según las previsiones para 2023, cifra “muy superior a la media de la Unión Europea, que está alrededor del 24%”. Según apuntó Gregorio Izquierdo, director general del IEE, la presión fiscal normativa en España “ya es la más alta de Europa y el próximo año la presión fiscal marginal puede alcanzar el próximo año el 60%, 15 puntos por encima de Alemania”.
Cargaron especialmente contra el aumento de la presión fiscal empresarial, con nuevos impuestos “contra las empresas”, con figuras tributarias “muy distorsionadoras”. Crítica directa se llevó el impuesto a las grandes fortunas, un tributo de Patrimonio que ha sido descartado por todos los países desarrollados porque “lo que se recauda no compensa lo que se obtiene por la distorsión económica que provoca”, señaló Izquierdo, que ejemplificó que el caso alemán, que “decidió no aplicar un impuesto sobre el Patrimonio por por cada euro que ganaba perdía cinco por otro lado”.
En cuanto al resto de nuevos impuestos -a la banca y las empresas energéticas y el de solidaridad, a los que se suma el impuesto al plástico que entrará en vigor con el nuevo año-, el IEE ha denunciado que supondrán 4.235 millones de euros, es decir, que las empresas pagarán las tres cuartas partes del total. Según sus cuentas, solo el gravamen correspondiente a la banca y a las energéticas va a suponer una contracción del PIB español a medio plazo de 5.000 millones de euros y la pérdida de unos 70.000 empleos, de los cuales una “cuarta parte”, en torno a 18.000, se producirán en el primer año, por lo que Fernández de Mesa considera estos impuestos “inconstitucionales” y con “efectos distorsionadores muy graves”.
Con este escenario, el IEE estima que los Presupuestos son “demasiado optimistas” porque “confían en una fortaleza excepcional de los ingresos, que aumentan, no solo por el efecto de la inflación, sino también por medidas discrecionales de aumentos impositivos”, que “refuerza la dinámica de la inflación de la economía española”, ya que partidas como las pensiones y los sueldos públicos están indexadas a la evolución de la inflación, lo que “ejerce una mayor presión sobre la inflación a través de los efectos de segunda ronda y restan eficacia a las medidas adoptadas para la contención de los precios”.
El IEE ha alertado de que el “único beneficiado en los Presupuestos es el sector público y le corresponde al sector público utilizar de forma inteligente estos ingresos extra para compensar la disminución de los beneficios empresariales y la pérdida de poder adquisitivo, y por el contrario son unos presupuestos que aumentan la presión fiscal de una forma muy notable”. Además, estiman que las empresas seguirán siendo las grandes perjudicadas por esta situación ya que “solo ven aumentar su nivel de costes y no los pueden repercutir en los precios”. Lo mismo que está pasando con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que “es evidente, pero en mucha menor proporción que la reducción de los beneficios empresariales”.
Para Fernández de Mesa, un eventual pacto de rentas tendría que “incluir también la política fiscal y las pensiones”, y ha reiterado que la patronal “no va a aceptar” un acuerdo de negociación colectiva que pase por revisar las subidas salariales con la inflación.
Con todas estas premisas, el IEE considera que los Presupuestos “no son los que necesita la economía española” en un momento especialmente incierto de ralentización económica, en la que “hay que poner el foco en la consolidación presupuestaria por la vía de la eficiencia del gasto público y atenuar la desaceleración”. Esto resulta “incompatible” con las subidas tributarias sobre las empresas, en un “contexto de fuertes incrementos de costes laborales derivados de los aumentos del salario mínimo y de las cotizaciones sociales”. Además, para “garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico y nuestra credibilidad hacia el exterior”, es importante que los Presupuestos sean “prudentes en la estimación de los ingresos y en los compromisos de gastos, algo con lo que estas cuentas no cumplen”, sentenció Fernández de Mesa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar