Todo está más caro

La inflación sigue bajando, por lo que se ve, pero la impresión de los ciudadanos es que todo está más caro. Se auto-felicita la vicepresidenta Calviño porque tenemos el segundo mejor IPC de la zona euro, después de Francia, pero aquí la gente tiene la percepción de que los precios están muy por encima del 7,3%.

Cierto que se han moderado las subidas de la luz y los carburantes, aunque la media de incremento de la cesta de la compra ha sido del 15,4%, con escandalosos porcentajes como el azúcar ( el 43%), la pastelería (43%), la harina (34%), la leche y los huevos ( el 21,9%) el aceite (el 23,9%), el pescado (11,6 %), los alquileres de viviendas (en Málaga el 26%, en Barcelona el 19%, en Madrid el 15%) o el euribor de las hipotecas, por citar aquello que afecta a la inmensa mayoría.

Por mucho que queramos aparentar que todo va fenomenal, la realidad es que no es así. La economía de la eurozona está en retroceso, igual que la nuestra, y lo que sucede aquí con los fondos preocupa sobremanera en Bruselas.

No se invierte bien el dinero y lo que se gasta no está justificado como debiera. Es terrible que en muchos pueblos estén tomando la decisión de apagar las farolas por la noche, cuando con el dinero de la UE podríamos convertir en fotovoltaica la iluminación de nuestras calles en todo el país.

O faltan ideas o falta organización. Y, desde luego, sobra triunfalismo. La inflación habrá bajado, sí, pero la realidad es que todo está más caro.