Consumo

¡Faltan huevos!

En el Reino Unido las cadenas de supermercados han comenzado a racionar el número de docenas de huevos que se puede llevar cada comprador británico a su domicilio

Los huevos, un alimento básico en la dieta de casi todas las familias, se están volviendo un bien preciado, tanto por el precio, como por su escasez. En España de momento no se ha llegado a una situación como la que se registra en el Reino Unido, donde las cadenas de supermercados han comenzado a racionar el número de docenas de huevos que se puede llevar cada comprador británico a su domicilio.

En nuestro país el gran problema son los precios que paga el consumidor, ya que es uno de los productos que más ha subido en el último año, según los datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es la consecuencia lógica del incremento que se ha registrado en las cotizaciones en origen. Por ejemplo, a finales del mes de noviembre del año pasado, y según los precios testigo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la categoría de huevos tamaño L se pagaba a 0,90 euros por docena, mientras que en junio llegó a 1,10 y ahora está a 1,62, lo que supone un incremento del 80 por ciento en un año. Otro tanto sucede con la categoría M, que ha pasado en el mismo periodo de 0,80 a 1,44, con un porcentaje de aumento similar al anterior. Se trata de niveles históricos en ambos casos.

Esta subida de los precios se debe a la reducción de la oferta de huevos como consecuencia de los numerosos focos de gripe aviarque han obligado a sacrificar millones de gallinas en toda la Unión Europea (UE) y también al incremento de los costes de producción, especialmente de los piensos para alimentación de las gallinas y también del precio de la energía. Se puede pensar que los titulares de las explotaciones avícolas de puesta se están «hinchando» a ganar dinero. Y eso no se corresponde con la realidad, especialmente en el caso de las que se podrían denominar granjas familiares, que están desapareciendo. La razón es la ya citada alza de los costes de producción, a la que se añaden las elevadas inversiones que han debido afrontar en los últimos años como consecuencia de los cambios en la normativa que han llegado desde Bruselas. Ahora estamos pagando las consecuencias en forma de precios elevados y, mucho cuidado, porque esto puede extenderse a otros sectores. Y es que estamos jugando con las cosas de comer.