Energía

El diésel amenaza con subir con fuerza desde febrero por las sanciones a Rusia

La entrada en vigor de la prohibición de la UE de comprar este producto tensionará su precio, advierten desde el sector

Un hombre reposta gasolina en una gasolinera de Barcelona, a 11 de marzo de 2022.
Un hombre reposta gasolina en una gasolinera de Barcelona, a 11 de marzo de 2022.David ZorrakinoEuropa Press

Los precios de los carburantes han arrancado con fuerza el año. Mientras quela gasolina ha subido un 17% en tres semanas, el gasóleo lo ha hecho un 15% respecto a los precios que tenían con la bonificación de 20 céntimos que eliminó el Gobierno el 1 de enero tras acumular tres subidas consecutivas. Una tendencia que, en el caso del diésel, amenaza con ser más pronunciada a partir del mes de febrero por las sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania, según advierten desde el sector de las estaciones de servicio.

A partir del próximo 5 de febrero entrará en vigor la prohibición de la UE de comprar productos petrolíferos rusos, una medida que completa el embargo al crudo de este país que llega por barco y el tope de 60 dólares al barril que ya están en vigor desde diciembre. Esta medida, que persigue estrangular las finanzas rusas para socavar su esfuerzo de guerra en Ucrania, tendrá sin embargo también un efecto pernicioso para el mercado de los carburantes europeo, según advierten las fuentes consultadas. Europa sigue dependiendo todavía en gran medida de Rusia para su abastecimiento de diésel. En noviembre, por ejemplo, el 44% de las importaciones de este combustible procedieron de Rusia, según datos del proveedor global de datos e infraestructura del mercado financiero Refinitiv. El motivo de esta dependencia es el desacoplamiento que hay entre la oferta y la demanda en Europa. Todos los días, faltan en el continente 1,3 millones de barriles de gasóleo que hay que comprar fuera del continente.

Desde el sector argumentan que el déficit productor tiene que ver en buena medida con la estrategia energética de la Unión Europea. Su fuerte apuesta por desengancharse lo antes posible de los combustibles fósiles está provocando que las inversiones del sector en este negocio hayan caído en los últimos años. Hasta tal punto que, según datos de la patronal europea del sector de refino, Concawe, en los últimos doce años, se han cerrado 26 refinerías en el continente, lo que ha reducido la capacidad de refino en un 18%, aumentando así la dependencia de terceros países.

Menos oferta, más presión

En este contexto de déficit de producción y dependencia de Rusia, si la oferta se va a reducir aún más [con la entrada en vigor de las sanciones el 5 de febrero] y la demanda se va a mantener, o incluso a crecer si llega el frío, lo más previsible es que los precios del gasóleo suban considerablemente en los próximos meses, también en el mercado español, advierten estas fuentes.

Aunque España no es especialmente dependiente del diésel ruso, lo cierto es que también es sensible al embargo a las importaciones de este producto desde este país. Como explican desde el sector de la estaciones de servicio, “el diésel se compra mediante contratos anuales que tienen muchos sumandos, el más importante de los cuales es la cotización internacional del propio diésel. Si el embargo a Rusia provoca escasez y esa cotización se incrementa, eso se traslada al coste de lo que tú pagas aunque no compres directamente gasóleo ruso”, avisan.

Aunque las estaciones de servicio compiten en un mercado local, “están afectadas por lo que ocurre en todo el mundo”, abundan. Un buen ejemplo de este efecto mariposa es lo que ocurrió el pasado verano. En condiciones normales, el diésel que se consume en la bahía de Nueva York procede de Houston (Texas), la región productora de petróleo de este país por excelencia. El carburante es trasladado habitualmente a través del río Misisipi en grandes barcazas. Sin embargo, Estados Unidos, como buena parte del mundo, padeció el pasado verano una intensa sequía que impidió que estos barcos pudieran transitar el río. Para poder llevar el gasóleo, se hizo entonces necesario recurrir a embarcaciones más pequeñas, lo que incrementó los costes de los fletes hasta el punto de que, en ese momento, acabó resultando un centavo por litro más barato comprar diésel ruso que transportarlo desde Houston, lo que impactó en todo el mercado mundial de este carburante.

Para intentar protegerse del desenganche del gasóleo ruso, Europa lleva meses comprando grandes cantidades a otros productores tanto asiáticos como de Oriente Medio como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o India. No obstante, hasta mediados de diciembre, cerca de la mitad de las importaciones de diésel procedían de instalaciones navieras rusas, según datos recopilados por Bloomberg. Según la consultora Facts Global Energy, Turquía podría erigirse en clave para contener los precios en Europa. El país es el principal comprador de diésel ruso fuera de la UE y podría actuar como intermediario consumiendo el que compra a Moscú y exportando a Europa el que produce en sus refinerías.