Economía
Borrachera de gasto público
Hemos entrado en una espiral peligrosa en la que la mayoría, impulsada por una opinión mediática bien sincronizada, reclama más gasto público, ahora con la justificación de mejorar nuestra Defensa
Hemos entrado en una espiral suicida en la que la inmensa mayoría, movida por una opinión mediática bastante bien sincronizada, clama por más gasto público, ahora con la excusa de mejorar nuestra Defensa.
Lo que nadie dice es que ese gasto de los Estados no sale de la nada, sino que, a la postre, producirá un apalancamiento obligatorio de nuestros ingresos y ahorros, para emplearlos en esa inversión interminable y acelerada que, cuando no es por la excusa pandémica, lo es por la climática o por la bélica.
El dinero no va caer del cielo gratis; lo soportaremos todos a través de impuestos. Es cierto que nuestro PIB crece con fuerza, pero, como recordó el Banco de España, está impulsado artificialmente por un gasto público insostenible que en 2023 alcanzó el 40% del PIB. Pasar del 1,28 del PIB actual en Defensa al 2 por ciento equivale a 11.000 millones de euros, que hay que recortar de otras partidas, o ingresar con más deuda o más impuestos, que es lo que quiere Sánchez.
Pero la UE no pide el 2 por ciento sino el 3,5, aunque el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, propone el 3,7, teniendo como objetivo último el 4,12 de Polonia. Más de 50.000 millones de euros que, si nos llegan vía deuda, dispararán el déficit no sólo de España sino de la UE entera. Amén de una cuestión que debe quedar clara. Disuadir frente a Rusia no es invertir en rifles y tanques, sino que habría que hacerlo en misiles hipersónicos, y esas son palabras mayores.