Protestas
La burocracia de la UE y la asfixia ambiental y económica han herido de muerte al campo
La asfixia normativa y ambiental desata protestas del sector agrícola en toda Europa, que seguirán activas ante la falta de medidas de calado
La tormenta perfecta se ceba contra el campo europeo, incluido el español. Sequía, costes de producción disparados y precios que no los cubren, competencia desleal de las importaciones de países terceros que no cumplen los requisitos europeos y un exceso de burocracia y de exigencias medioambientales de la Política Agraria Común (PAC). La asfixia normativa, ambiental y económica ha herido de muerte al sector agrícola, sobre todo, a los pequeños y medianos productores, que han aprovechado su último aliento para tomar las calles y reclamar soluciones inmediatas.
La nueva PAC, de aplicación entre 2023 y 2027, introduce los eco-regímenes, que condicionan un 25% de las ayudas a la aplicación de una serie de prácticas beneficiosas para el medioambiente. Aunque en España el 75% de los productores se acogieron a estas prácticas, las cuantías finalmente recibidas fueron menores de las previstas y seguir cumpliendo con estas exigencias medioambientales en un contexto de crisis, tras la pandemia, con la guerra en Ucrania aún activa y los costes disparados, está acabando con el campo.
“Si la PAC no da un giro de 180 grados, los fines medioambientales no se van a cumplir y sí se van a destruir puestos de trabajo”, advirtió Miguel Padilla, secretario general de COAG, tras la reunión del viernes entre Asaja, COAG y UPA y el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. El titular de Agricultura no concretó medidas para España y se limitó a echar balones a Europa como responsable de la PAC, una actitud que las organizaciones agrarias le reprocharon: “Ha dado el visto bueno a esta PAC. No es algo que haya escapado a su control. Podía haber hecho algo”. Además, el sector recuerda que aunque España cuenta con una Ley de la Cadena Agroalimentaria, esta no se cumple y hay agricultores que trabajan a pérdidas. Ante la falta de medidas concretas, las organizaciones mantienen su plan de manifestaciones y tractoradas para todo el mes de febrero.
Falta de contundencia en Bruselas
Las nacionalidades cambian, pero las protestas son muy parecidas. Con un millar de tractores, hogueras y la quema de una estatua, el jueves cientos de agricultores europeos clamaron ante la sede del Parlamento Europeo, coincidiendo con la cumbre extraordinaria de líderes europeos para desbloquear el veto de Hungría a la ayuda a Ucrania. Al término de la cumbre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió con representantes de las asociaciones agrarias europeas, incluida la española Asaja. Esta predisposición a negociar coincide con la cercanía de las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar en junio.
Por el momento, la Comisión se ha comprometido a presentar en las próximas semanas una fórmula para reducir las cargas administrativas. También ha propuesto que los agricultores no tengan que respetar en 2024 la obligación de dejar ciertas tierras en barbecho si quieren recibir fondos de la PAC, a la que se destina casi un tercio del presupuesto de la Unión Europea (casi 390.000 millones de euros para el período 2023-2027), y aunque se ha prorrogado durante un año más el acuerdo de libre comercio con Ucrania, se han establecido una serie de límites a las importaciones de productos sensibles. Medidas que, sin embargo, no tienen el suficiente calado para paliar la ira del campo.
Según datos preliminares de Eurostat, la productividad del trabajo agrícola en la UE disminuyó el 6,6% anual en 2023, tras haber crecido entre 2019 y 2022. Solo siete Estados registraron tasas positivas de productividad, liderados por Bélgica (+31%) y España (+11,1%), debido a los menores precios de los fertilizantes (-23%) e insumos y al aumento de los precios de los productos en los que estos países están especializados, como el aceite de oliva (+54%), la patata (+23%) o el porcino (+22%).
Francia prende la mecha
El año comenzó con fuertes movilizaciones en Alemania, donde el Gobierno accedió a mantener algunos subsidios para el sector, aunque poco después el foco de las protestas se ha trasladado a Francia, que ha prendido la mecha de la cólera agrícola en Europa. Montados en tractores de 25 toneladas, más de 50.000 agricultores franceses bloquearon unas 100 carreteras en todo el país esta semana, con una larga lista de exigencias que han puesto al Gobierno de Macron contra las cuerdas: ayudas financieras del Estado, tarifas especiales de electricidad y combustible, una simplificación de los trámites administrativos y mejores condiciones de competitividad con respecto a los productores extranjeros, especialmente ante la importación de aves ucranianas y las negociaciones con el Mercosur.
El punto cumbre de la protesta se vivió en el mercado mayorista de Rungis, el más grande de Europa y situado apenas a 17 kilómetros de París. Bloquear Rungis habría significado dejar sin comida a toda la región capital y a una buena parte de Francia, por lo que el vasto despliegue de policías, militares y camiones blindados sirvió de barrera efectiva para impedirlo. Ochenta agricultores fueron detenidos.
Tras dos semanas de protestas agrícolas, en las que el campo galo ha boicoteado a los transportistas españoles y ha acusado de competencia desleal a los productores españoles, y después de dos intentos fallidos de calmar las aguas, el primer Ministro Gabriel Attal finalmente hizo anuncios contundentes: otorgar 150 millones de euros en ayudas sociales y fiscales para los ganaderos, poner en pausa el plan Ecophyto para reducir los pesticidas y dar un respiro a los agricultores, reforzar la ley Egalim que fija los porcentajes de ganancia entre productores y distribuidores, ofreciendo una garantía de ganancia justa a quienes trabajan la tierra.
Por su parte, el presidente Macron manifestó nuevamente su oposición a un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que tanto preocupa a los agricultores y ganaderos locales. Al rechazo se suma Irlanda, mientras que Alemania y España respaldan el acuerdo. Estas declaraciones no convencen al 100% de los manifestantes pero sí han permitido levantar los bloqueos progresivamente. El movimiento se calma, por ahora, pero el descontento sigue latente.
Italia señala a la UE
Los agricultores italianos se unieron a las protestas iniciadas en Francia contra la política agrícola europea. Después de más de diez días de manifestaciones, cientos de tractores continúan bloqueando las carreteras italianas con protestas pacíficas que se extienden por todos los rincones de Italia.
El jueves unos 400 tractores procedentes de distintas provincias de la región de Lombardía, en el norte del país transalpino, se concentraron a las puertas de Milán. “No estamos en contra del Gobierno, estamos a favor de Italia. Si seguimos así, todos corremos el riesgo, tarde o temprano, de cerrar”, aseguró Filippo Goglio, uno de los organizadores de la protesta. En la mayoría de las manifestaciones se podían leer pancartas con eslóganes como “Sin agricultura, ninguna comida y ningún futuro” o “Cultivamos nuestro y vuestro futuro”. Tampoco faltaban esquelas funerarias que anunciaban la muerte de la agricultura.
El ministro de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, se reunió esta semana con los representantes del movimiento de los tractores y denunció que las protestas de los trabajadores del campo son la consecuencia de “años de decisiones perversas por parte de Europa”. “Tenemos que proteger el 'Made in Italy'”, subrayó Lollobrigida. “Si no defendemos este nivel de calidad, el precio justo, el ingreso justo de nuestros agricultores, como nación perdemos el sentido de existir”, añadió.
Alemania y la ultraderecha
En Alemania, cientos de tractores volvieron a bloquear el pasado martes varios accesos a la ciudad de Hamburgo lo que, según la policía, se tradujo en numerosos atascos incluso horas después del levantamiento. Esta concentración de agricultores fue la última protesta de un gremio que sigue exigiendo al Gobierno alemán que no suprima los subsidios al diésel para el sector agrícola. De poco sirvió que el pasado 4 de enero el ejecutivo de Olaf Scholz reculara y prometiera reducir los subsidios de manera escalonada durante los próximos tres años.
Los agricultores sostienen que esto no es suficiente y en las últimas semanas se han concentrado en numerosos puntos del país aunque, por el momento, la mayor protesta se celebró el pasado 15 de enero cuando unos 10.000 agricultores, llegados de toda Alemania, se concentraron en los alrededores de la emblemática Puerta de Brandenburgo, en el centro de Berlín. Una manifestación que fue el punto culminante a numerosos paros en los que los agricultores de todo el país se movilizaron contra los planes del ya debilitados del ejecutivo alemán y de la que se ha aprovechado el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) que hizo sentir su presencia en la mayoría de las manifestaciones. Algunos de los tractores fueron adornados con carteles de esta formación que decían “Nuestros agricultores primero” y “Alemania necesita nuevas elecciones”.
Otros países
Los agricultores lusos bloquearon el jueves las principales carreteras de Portugal, incluidas algunas en las fronteras con España. Gran parte de los bloqueos quedaron disueltos el viernes después de alcanzar un acuerdo con el Gobierno luso para reforzar el apoyo al campo, aunque de cara al 6 de febrero, productores españoles y lusos planean bloquear la frontera entre ambos países. Las protestas también se han extendido a Países Bajos, Polonia, Rumanía y Grecia, entre otros países.
Durante los últimos días miles de agricultores griegos se han sumado a las tractoradas y protestas, bloqueando carreteras y autovías, especialmente en Grecia central, donde las inundaciones del pasado septiembre acabaron con las cosechas. En concreto, el jueves agricultores griegos, con alrededor de 300 tractores, paralizaron durante varias horas el centro de Salónica y este sábado se repitió la misma escena.
✕
Accede a tu cuenta para comentar