Economía
Cándido Méndez: "La ley de amnistía es inaceptable y habría que convocar elecciones"
El ex secretario general de UGT publica "Por una nueva conciencia social" (Deusto) y explica que Pedro Sánchez es un político de "corto plazo y, como la economía va bien, enfoca las luces cortas"
Cándido Méndez es un referente en la lucha sindical durante la democracia. Secretario general de UGT durante dos décadas acaba de publicar «Por una nueva conciencia social» (Deusto) un manifiesto en favor del trabajo de calidad.
La campaña electoral europea ha estado marcada por la citación judicial como imputada de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, ¿cree que tendrá repercusión en las urnas del 9 de junio?
Esto demuestra que en España la democracia funciona, los medios de comunicación funcionan y el Poder Judicial funciona. En cualquier caso, que la mujer de Pedro Sánchez esté siendo investigada no significa que sea culpable. Incluso en las democracias más antiguas y poderosas, como la de Estados Unidos, suceden cosas así. En estos momentos, el hijo de Joe Biden está siendo sometido a juicio. Lo que no me parecería lógico es que se emitiera un juicio de valor en relación con la mujer del presidente en función del resultado electoral. Es decir, que si los resultados fueran favorables al PSOE, se descalificaran las actuaciones judiciales en torno a Begoña Gómez, y si fueran desfavorables, que ya anticipen su culpabilidad. Que esta lectura se pueda producir hoy sería decepcionante.
Las redacciones epistolares con la ciudadanía por parte de la presidencia del Gobierno no me parecen un buen método
¿Qué le ha parecido la carta de Pedro Sánchez publicada en la red social X en la que acusa a la derecha de orquestar el asunto de su mujer para condicionar las elecciones europeas?
No coincido con esa valoración. El presidente debería ser más cuidadoso con ese tipo de expresiones. Si eso hubiera sido así, Sánchez estaría utilizando la táctica del «yudoka» con la carta, que es aprovechar la fuerza del adversario para intentar derribarlo. Digamos que el presidente del Gobierno ha aceptado el envite en esos términos y la carta responde a esa posición del presidente. Las redacciones epistolares con la ciudadanía por parte de la presidencia del Gobierno no me parecen un buen método. No me pareció tampoco buen método la anterior carta. Hubiera sido más lógico dar una rueda de prensa y aceptar preguntas.
Sánchez accedió a la presidencia del Gobierno en una moción de censura sin imputación a Rajoy. ¿No cree que debería presentar inmediatamente su dimisión?
No estoy de acuerdo con este planteamiento y ya me lo preguntaron con la primera carta que publicó durante los cinco días de reflexión. Lo que debería hacer el presiente del Gobierno es convocar elecciones, pero no dimitir, porque lo lógico es rendir cuentas. Que los electores puedan opinar y también sobre la ley de amnistía.
¿Qué le parece esta ley?
Estoy en contra, una posición que he mantenido desde el momento de la investidura de Pedro Sánchez. Ya entonces dije que no había que asumir esa contraprestación, porque afecta al principio de igualdad ante la ley. Se tendrían que haber convocado elecciones porque la ley de amnistía es inaceptable. Tuvo una lógica preconstitucional, en el año 1977-1978, cuando se introdujo por necesidad democrática para ejercer la virtud de la reconciliación y la concordia. Pero en este momento supone cuestionar el funcionamiento del Estado de Derecho en España.
¿Diría que estamos en uno de los peores momentos del Estado de Derecho?
No, nuestra democracia funciona a pesar de sus problemas. Tenemos una trayectoria ejemplar desde la Constitución Española en 1978; en poco tiempo hemos alcanzado a los países de mayor cultura democrática. Tenemos un espléndido marco en la Constitución Española que debemos preservar.
Si Sánchez enfocara las luces largas vería que hay una serie de problemas que exigen un consenso muy fuerte de la sociedad española, político y social
¿Qué opina de Pedro Sánchez?
Está muy dotado para la política, pero a la hora de gobernar es importante usar las luces largas, es decir, tener una cierta proyección estratégica de futuro y creo que el presidente del Gobierno no usa esa condición. Es un político, sobre todo, de corto plazo. Y como la situación económica va bien, enfoca las luces cortas, pero si enfocara las luces largas vería que hay una serie de problemas que exigen un consenso muy fuerte de la sociedad española, político y social.
¿Qué opinión tiene de los socios de gobierno de Pedro Sánchez? ¿No es una mochila demasiado pesada con la que tiene que cargar el presidente?
En lo que llevamos de legislatura, los problemas han aflorado dentro de la coalición de gobierno. Empiezan a surgir diferencias, y la gobernabilidad de España no se desarrolla en plenitud con esta serie de diferencias. Aunque no es óbice para reconocer el avance en ciertas políticas como la subida del SMI o el mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas. A veces la economía marcha por un sendero y la política no la obstaculiza, y algo de eso está habiendo.
¿A qué problemas se refiere?
Por ejemplo, la falta de entendimiento que se está produciendo con el desarrollo de la ley de vivienda. Sorprende que la ley se apruebe con apoyo de ERC, y que la Generalitat de Cataluña la haya recurrido en el Tribunal Constitucional.
La ley de vivienda está demostrando ser un fracaso, y cuatro magistrados del TC acaban de decir que la normativa condena a las CCAA a un papel «subordinado», por lo que defienden que la mayor parte de la normativa debió ser declarada contraria a la Carta Magna.
Las leyes tienen que generarse con un fortísimo consenso, sobre todo las leyes con vocación de permanencia, como la de vivienda. No ha existido consenso suficiente en torno a esta ley, sobre todo porque el partido que gobierna es gobierno y oposición y el principal partido de la oposición es oposición y gobierno, es decir, uno hace oposición al Gobierno de la Nación y el otro a los gobiernos de los Ayuntamientos y Comunidades, que en su mayoría son del PP. Por lo tanto, no creo que la ley de vivienda vaya a resolver los problemas de fondo. Creo que el problema de la vivienda debería asociarse al del trabajo. Intentar deslocalizar el empleo hacia zonas menos pobladas. Intentar desarrollar una política de incentivos que desplace a la gente de los grandes conglomerados urbanos hacia zonas donde hay disponibilidad de vivienda o se puedan construir a un precio más asequible. Ese sería uno de los elementos que habría que incorporar a la ley de vivienda.
¿Qué opinión tiene de la ministra de Empleo Yolanda Díaz? Muchas políticas que ha llevado adelante no han sido consensuadas con la patronal, ¿por qué cree que ha dejado de funcionar el diálogo social?
En España, el diálogo social funciona en una vertiente que es importante y de la que se habla poco, que son los más de 5,000 convenios colectivos que se firman al año entre sindicatos y patronal. Por tanto, el diálogo social entre sindicatos y patronal funciona y ha cosechado resultados palpables, como es el caso de la reforma laboral. No olvidemos que se negocia y firma primero entre sindicatos y patronal. Pero la ministra de Empleo debería ser más cuidadosa con el diálogo social y el papel de las organizaciones sindicales y empresariales. A veces hay una especie de ansia por presentar resultados y lo más importante es que las decisiones que se tomen sean operativas y arrojen resultados tangibles. De lo que acontece en las empresas, quienes más saben son los sindicatos y las patronales.
La presentación de la última subida del SMI fue deplorable, imponerlo a la patronal del modo en que se hizo no lo había visto nunca antes
¿Qué le parece que no se haya tenido en cuenta a la patronal con la subida del SMI?
Desde el punto de vista legal, la subida del salario mínimo solo se debe someter a consulta de los sindicatos y de la patronal, porque los aumentos interanuales son competencia del gobierno. Pero creo que es una buena práctica política intentar alcanzar acuerdos. Si bien creo que la presentación de la última subida del SMI fue deplorable, imponerlo a la patronal del modo en que se hizo no lo había visto nunca antes.
España sigue teniendo las tasas más altas de paro Europa y sobre todo de paro juvenil, ¿qué se está haciendo mal?
Primero, la reforma laboral ha dado los resultados para los que estaba orientada, que es reducir la temporalidad. Se ha eliminado el contrato de obra y servicio que producía mucha temporalidad y se ha sustituido por otra que ya existía, el fijo-discontinuo. Por tanto, de nuestra propia caja de herramientas ha salido este tipo de contratos que ha reducido la temporalidad. A mi juicio, el debate de los fijos-discontinuos es estéril, lo que importa es el volumen total de horas de trabajo en España. Por tanto, quien quiera atribuir a la reforma laboral virtudes como remedio al problema del paro se equivoca. La reducción del paro proviene de la actividad económica. Luego viene el problema de los salarios, que hay que mejorarlos. También el de la baja productividad de la economía española, que, a mi juicio, es la clave de bóveda para mejorar la situación laboral. Los países con mayores niveles de productividad suelen tener bajo desempleo y buenos salarios. Por tanto, se debería alcanzar un pacto por el empleo y la productividad, un pacto entre sindicatos, patronal, administraciones y gobierno de la nación. Creo que la productividad laboral es el mayor problema de fondo que tiene la economía española.
¿La reducción de la jornada laboral a 4 días como propone la ministra de Empleo mejoraría la productividad?
Estoy de acuerdo con la reducción, pero otra cosa es el método que utilizamos para reducirla. En España hubo una reducción muy importante de la jornada laboral firmada entre patronal y sindicatos y luego se elevó a ley. A principios de los 80 se promulgó la ley de 30 días de vacaciones pagadas y de 40 horas semanales. Esas dos normas fueron fruto de un acuerdo entre patronal y UGT. Por tanto, para mí el procedimiento correcto es el diálogo social y luego el cambio legal. Si comparamos tres países como España, México y Dinamarca, se observa que el país con mejores salarios, mejor nivel de empleo y menor desigualdad es el que tiene la jornada laboral más corta, como es Dinamarca. Es una simplificación pensar que la reducción de la jornada laboral va a provocar un aumento del paro o va a deteriorar las condiciones laborales de las empresas o la productividad.
¿Por qué ha decidido escribir este libro?
Tenía interés en hacer algo en memoria de mi padre y en cierta medida lo he conseguido. Pero el mensaje principal que quiero transmitir es el siguiente: El contexto de cambio tecnológico tan radical que estamos viviendo y el objetivo de la neutralidad climática no deberían hacer que perdiéramos la centralidad del trabajo. Debe mantenerse la centralidad del trabajo con derechos, que el trabajo sea el eje de integración y cohesión social. Todo empieza por el trabajo. Otro elemento que reseño en el libro es que la revolución digital tiene una gran diferencia en relación con otras revoluciones industriales anteriores. Todas ellas se han asentado sobre el crecimiento económico, pero ahora el concepto de crecimiento económico debe basarse en una economía donde no se despilfarren recursos naturales, una economía que tenga un uso más racional del agua. Por tanto, creo que el modelo de progreso económico en España y en Europa debería contemplar un triángulo virtuoso que es la descarbonización, la digitalización y los derechos en el trabajo. Y para eso hacen falta luces largas y un gran consenso social. Pero es importante que cuando se hable de neutralidad climática también se hable de la preservación del trabajo, de la generación de nuevas oportunidades de empleo, igual que cuando se habla de digitalización.
¿Cree que los jóvenes sienten desafección por las organizaciones sindicales?
Con la política sí, pero no con la democracia. Tienen desafección con las instituciones de la democracia porque piensan que no resuelven sus problemas. Creen que el ascensor social tiene el motor gripado. Más de 800,000 jóvenes se han ido a trabajar fuera de España en los dos últimos años. Es un problema que tendrían que analizar las instituciones, pero también los empresarios. En general, en la sociedad española, la única institución que tiene buena imagen es el Ejército y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, además de los sanitarios. Los dos grandes sindicatos siguen aglutinando el 70% de la representación, esa es la realidad, que las organizaciones sindicales tienen un amplio respaldo laboral y la visión de los sindicatos que tienen los jóvenes cambia de cuando están estudiando a cuando están trabajando. Por tanto, la valoración cambia cuando te incorporas al mercado de trabajo y te enfrentas a tu primera nómina.
Vox es un partido xenófobo cuando habla de inmigración
Critica en su libro que los partidos surgidos tras el movimiento del 15M han acreditado tener prácticamente los mismos defectos que los viejos partidos de la izquierda...
El 15M generó unas expectativas formidables, al igual que el grupo político Ciudadanos en el ámbito de la regeneración en los partidos de la derecha. Pero luego, ha ocurrido que han funcionado reproduciendo los defectos de los viejos partidos, y los ciudadanos se han dado cuenta. ¿Y qué está sucediendo ahora? Se ha vuelto a incrementar la confianza en los dos grandes partidos.
En tu libro tilda al partido Vox de xenófobo
No lo tildo, es que lo son cuando les oyes hablar de la inmigración.
Pero según las encuestas, los partidos ultra podrían hacerse con el 25% de los escaños en las elecciones europeas
Pero eso no quiere decir que el 25% de la población europea sea xenófoba. Puede tener más relación con el miedo que genera en ciertos sectores de la población la lucha contra el cambio climático, el impacto de la digitalización en las condiciones laborales. Puede que voten a esos partidos por esos miedos. En España, tenemos un marco ordenado para la inmigración. No hay un desbarajuste en el tema de inmigración. De manera oportunista se manosea la inmigración, pero no solo lo hace Vox, también lo hace Junts.
¿Está a favor de bajar impuestos o de subirlos y de que haya más subvenciones?
Lo que tenemos que decir a los ciudadanos es para qué queremos el dinero, para sanidad, educación, ley de educación, etc. Yo creo que el marco fiscal se debería tratar en su globalidad. Y pienso que habría que profundizar en un modelo fiscal que apoyara a las empresas que generan empleo de calidad y que utilizan de manera eficiente los recursos naturales, como el agua, la tierra, los minerales. Es decir, apoyar a las empresas que trabajan en favor de la calidad del empleo y de la neutralidad climática y penalizar a aquellas que fueran menos cuidadosas. Y hacerlo mediante un sistema de incentivos, y a las que no funcionen habría que penalizarlas. La lógica para mí sería lo que los ingleses llaman «sin tax», impuestos al pecado. Los que perjudiquen el medio ambiente o sean poco eficientes en el uso de los recursos naturales, los que precaricen el empleo, tienen que redimir el pecado y a los buenos empresarios habría que bajarles los impuestos.
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