Consumo

Cerco de la UE al modelo Shein: se acabó la ropa "low cost" de usar y tirar

Cada europeo tira 11 kilos de ropa al año y sólo se recicla el 1%. Se prohibirá la destrucción de la ropa y calzado que no se venda y se fomentará el reciclaje

Los países de la UE acuerdan normas para que los productos duren más con el foco en el textil
Los países de la UE acuerdan normas para que los productos duren más con el foco en el textilDreamstimeDreamstime

La UE quiere terminar con la moda de consumo rápido. Por eso, los Veintisiete han acordado prohibir que las empresas destruyan la ropa, el calzado y los productos textiles que no han podido vender, aunque quedarán excluidas las firmas pequeñas y aquellas de tamaño mediano tendrán cuatro años de transición hasta aplicar esta legislación. La moda es una de las industrias que más contamina.

Ahora mismo, los consumidores comunitarios tan sólo reutilizan el 1% de las prendas y se calcula que cada europeo tira a la basura 11 kilos de ropa al año.

De esta forma, se pretende poner coto a la producción masiva de bienes que nunca llegan a usarse. Una práctica que ha crecido de manera vertiginosa en los últimos años debido también a las compras a través de internet. Además, esta normativa también pretende reducir el uso de materiales sintéticos e incentivar los tejidos naturales y reciclados.

De momento, se trata de la posición negociadora de las capitales europeas que ahora deben buscar el acuerdo con la Eurocámara para que esta normativa pueda entrar en vigor. Se trata de un paquete legislativo que persigue terminar con el consumo desaforado que tanto daño hace al Medio Ambiente.

Su meta principal reside en alargar la vida útil de los productos y fomentar su reparación a la vez que se da más poder al consumidor para que éste conozca las repercusiones de su compra e intente terminar con el concepto de obsolescencia programada, tan habitual en la tecnología.

Hasta el momento, una normativa europea obligaba a que determinados productos llevaran aparejada una etiqueta sobre su eficiencia energética.

El nuevo texto quiere extender el número de bienes a los que se aplica esta exigencia (especialmente aparatos electrónicos como móviles, tabletas o paneles solares) y, por otra, incrementar el número de requisitos para que el cliente antes de realizar una compra sepa si el producto que va a adquirir es fácil de reparar o ciertas piezas son fácilmente reemplazables por otras a través de un “pasaporte digital” en el que aparecerán todos estos datos y que incluyen la huella ecológica, si tiene o no materiales reciclados, la presencia de sustancias que dificultan la economía circular y la eficiencia energética.

Se pretende que esto cubra prácticamente todos los productos de consumo. Solo quedarán excluidos de esta legislación, los alimentos, piensos, medicinas y productos veterinarios. Los vehículo de motor tampoco están incluido en esta directiva ya que están sujetos a otra legislación específica.

De momento, los resultados conseguidos con la legislación actual y ,que sólo cubre a 31 grupos de productos, son esperanzadores. Según los datos del Ejecutivo comunitario, la información sobre eficiencia energética ha conseguido ahorrar 120.000 millones de euros en el gasto y una reducción del 10% anual en el consumo.