Unión Europea

¿Cuál será el “regalo de la presidencia” europea a España?

España ostentará la presidencia de la UE a partir del 1 de julio mientras el Gobierno presiona a Ferrovial para torpedear su traslado absolutamente legal a otro país comunitario

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, presidente del GobiernoNicolas MaeterlinckDPA vía Europa Press

En la jerga de los de Bruselas, por lo menos en tiempos pasados, se conocía como “el regalo de la presidencia” al “detalle” mayor o menor que solía tener la Comisión Europea con el Estado miembro que ostentaba durante cada semestre la presidencia del Consejo de Ministros de la UE. Ese regalo hacía referencia a alguna petición o reivindicación que tuviese la delegación en cuestión en el marco de las negociaciones que se desarrollasen durante el periodo de referencia. Era una forma de compensar al país que ostenta la presidencia, que durante ese semestre debe hacer gala de una neutralidad exquisita para sacar adelante los diversos puntos que figuran en el orden del día. Dicho de otra manera, y refiriéndome al semestre el que España tendrá esa responsabilidad a partir del 1 de julio, es el peor momento para intentar sacar algo de Bruselas; de ahí la compensación.

¡Qué duda cabe que el semestre en el que Pedro Sánchez presidirá el Consejo de la UE es una oportunidad de oro para sus ambiciones personales de cara al futuro! Entre sus grandes objetivos destacan dos: el poder y la política internacional, que es su gran pasión. Pero también es evidente que este semestre es un arma de doble filo debido a la exposición de todo tipo que tendrán España y sus dirigentes. Y es un momento en el que cuantos menos líos relacionados con la normativa comunitaria haya, mejor. Y ahí aparece el asunto Ferrovial y las presiones que Sánchez, Nadia Calviño y otros miembros del Gobierno están ejerciendo contra esta empresa que, dentro de la legalidad y de las normas de la UE, quiere trasladarse a los Países Bajos. Además, está la iniciativa intervencionista lanzada por la vicepresidenta primera Nadia Calviño, que pasaba por tener un gran prestigio en Bruselas, para controlar más las cuentas, los precios y, en resumen, la actividad de las empresas. No parece que estas dos actuaciones, la de Ferrovial y el intervencionismo empresarial sean las mejores tarjetas de visita y presentación de cara a la presidencia española. Pero, tal y como están las cosas en Bruselas, con la presidenta Úrsula que bebe los vientos, políticamente hablando, por Pedro Sánchez, puede suceder cualquier cosa. En este contexto ¿cuál será nuestro “regalo de la presidencia”?