Finanzas
Las dos caras de la deuda: las administraciones la llevan a máximos mientras familias y empresas la reducen a mínimos en 20 años
Mientras que el pasivo de las administraciones asciende a 1,568 billones, el sector privado lo ha reducido de forma notable para protegerse del encarecimiento de la financiación
La deuda tiene dos caras bien diferenciadas en España: la de las administraciones públicas y la del sector privado. La primera, la del Estado, comunidades autónomas y corporaciones locales, no para de crecer. Según el último dato, hecho público a finales de la semana pasada por el Banco de España,el pasivo del conjunto de las administraciones públicas españolas alcanzó en junio los 1,568 billones de euros, nuevo máximo histórico, tras crecer más de un 1,7% en tasa mensual. La deuda pública española ha tenido un incremento del 6,4% frente a junio del año pasado, con 93.763 millones más, en un contexto de mayor gasto por las medidas adoptadas por las administraciones para paliar el impacto de la guerra de Ucrania. A ello se suma, además, el importante esfuerzo que tuvieron también que hacer para afrontar los efectos económicos de la pandemia, lo que ha provocado que, desde 2019, se haya incrementado en 345.000 millones de euros.
Frente al incremento todavía sin freno que sigue registrando la deuda pública en términos absolutos -en proporción al PIB, se mantiene en torno al 113% debido al crecimiento de la economía-, el sector privado ha comenzado en los últimos meses a apretarse el cinturón para hacer frente al incremento de los costes de financiación derivados de las sucesivas subidas de los tipos de interés aprobadas por el Banco Central Europeo (BCE) para contener la subida de la inflación.
Las familias y las empresas redujeron su deuda en 28.428 millones de euros hasta un total de 1,92 billones en el primer trimestre del año, equivalentes al 140,9% del PIB (146,6% al cierre de 2022). En términos consolidados (descontada la deuda entre empresas), la deuda privada se situó en el 121,1% (125,4% anterior). Como explican desde CaixaBank Research en su documento "En España, se prolonga el desapalancamiento de hogares y empresas", hay que retroceder casi veinte años, hasta el segundo trimestre de 2003, para encontrar una ratio inferior.
Familias
Las familias redujeron en el primer trimestre del año su deuda en 7.866 millones de euros (un 1,1% menos), hasta los 694.938 millones de euros, cantidad que representa el 51,1% del PIB, dos puntos menos que en el trimestre anterior y el mejor registro desde 2002. Como consecuencia de las subidas de tipos de interés, los hogares prolongaron la tendencia iniciada en la segunda mitad de 2022 y emplearon el mayor ahorro acumulado en el periodo a la amortización de préstamos bancarios, destinando 7.268 millones de euros. Como explican desde CaixaBank Research, se trata del flujo más negativo en un primer trimestre desde 2014 y contrasta con la contratación positiva del primer trimestre de 2022 (443 millones de euros, superando así el promedio del mismo periodo de 2014-2019 (-4.956 millones).
En cuanto a la adquisición neta de activos financieros por parte de los hogares, en el primer trimestre de 2023 fue negativa (-5.468 millones de euros), algo que no sucedía en un primer trimestre desde 2017. Básicamente, los hogares redujeron el efectivo (-1.442 millones de euros frente a -2.719 millones de promedio en el periodo 2014-2019) y, sobre todo, los depósitos bancarios (-20.776 millones frente a -941 millones). En cambio, las familias invirtieron en valores representativos de deuda y en participaciones en capital y fondos de inversión 9.534 millones y 9.518 millones, respectivamente.
La adquisición negativa de activos de las familias se vio ampliamente contrarrestada por una intensa revalorización de estos (34.897 millones de euros), principalmente por la mejora de las cotizaciones de participaciones en capital y fondos de inversión, de modo que el "stock" de activos financieros brutos de los hogares creció en 29.357 millones de euros, hasta un total de 2,75 billones.
Empresas
En lo que se refiere a las compañías, la deuda neta contraída por las no financieras (en términos consolidados) se redujo en los tres primeros meses del año en 9.468 millones de euros, la mayor amortización en un primer trimestre desde 2014 (frente a la bajada de 603 millones en el primer trimestre de 2022 y los 2.121 millones de incremento medio entre 2014 y 2019). Si se descuenta un ligero aumento de los precios de los valores emitidos de renta fija, junto con otras variaciones en volumen, el saldo de la deuda consolidada de las empresas se contrajo en 8.116 millones de euros (-0,8%) hasta un total de 952.696 millones. En términos de PIB, equivale al 70%, la ratio más baja desde el tercer trimestre de 2003.
En cuanto a los activos financieros de las empresas, apenas se incrementaron ligeramente en el primer trimestre en 7.181 millones de euros (hasta 3,03 billones), cifra que mejora la de un año antes (-76.766 millones), pero que queda muy por debajo del promedio del periodo 2014-2019 (51.565 millones de euros). Este aumento del saldo de activos se explica totalmente, según CaixaBank Research, por la fuerte revalorización anotada (37.600 millones), sobre todo de acciones y fondos de inversión, ya que la adquisición neta de activos fue negativa (-30.724 millones). Algo que, según este departamento de estudios, viene siendo habitual en los últimos años en el primer trimestre: las sociedades redujeron activos materializados en créditos comerciales, préstamos y, sobre todo, efectivo y depósitos.
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