Sevilla

El apoyo masivo de la plantilla da alas a la reestructuración del embotellador de Coca-Cola

Nueve de cada diez trabajadores afectados por el ERE otorgan el «sí» a la oferta presentada por la empresa

Trabajadores de Coca-Cola protestan en Madrid
Trabajadores de Coca-Cola protestan en Madridlarazon

Modificar la estructura productiva para ganar competitividad y recuperar una rentabilidad que había menguado preocupantemente por la crisis. Ésa es la clave de la reestructuración emprendida por Coca-Cola Iberian Partners (CCIP), que cuenta con el impulso y el apoyo de Coca-Cola Iberia, como ha reiterado su presidente, Marcos de Quinto. La reestructuración ha supuesto la presentación de un ERE bajo el prisma de «cero despidos», condiciones a las que los empleados se han adscrito de forma voluntaria y mayoritaria, aunque CC OO ha decidido impugnarlo.

La crisis ha provocado un notable descenso en las ventas del embotellador de Coca-Cola. Así, el número de cajas producidas desde 2008 ha caído un 14% y más de un 4% en litros. El descenso en la rentabilidad, sin embargo, ha venido al trasladarse el conducto hacia los formatos menos rentables, informan fuentes del embotellador. No es lo mismo vender un litro de Coca-Cola envasado en vidrio, con un precio medio de 4,72 euros por litro, que en lata, de 2,51 euros/litro, o en botella de plástico, que cae hasta 0,74 litros.

Además, y también debido a la crisis, ninguna de las once embotelladoras llega al 80% de su capacidad productiva. El nuevo modelo, que distribuye las plantas productivas en la periferia de la Península, en una estructura circular, permitirá unos ahorros anuales de 53 millones de euros, según estimaciones de la empresa. El nuevo modelo reforzará especialmente las embotelladoras de Sevilla.

La reestructuración productiva viene acompañada de otra en el plano laboral, que afecta a algo más de mil empleados, y que ha generado una gran controversia, alimentada por la enorme notoriedad de una marca como Coca-Cola.

CC OO ha sido el sindicato más beligerante en la negociación entre el embotellador y los trabajadores, y a punto ha estado de forzar una ruptura sindical en toda regla. Como denuncia el delegado de USO en la mesa de negociación con Coca-Cola Iberian Partners, José Vía, el sindicato presidido por Ignacio Fernández Toxo, con sólo cuatro delegados de los trece de la mesa de negociación, ha logrado imponerse a USO, pero también a UGT, «utilizando presiones e incluso amenazas de muerte». «Aquí nadie vota a favor», afirma Vía que dijo un representante de CC OO; «o si, no, te echamos encima a la asamblea de trabajadores». Dicho y hecho; tanto José Vía como el delegado de UGT, Sebastián Serena (también favorable a continuar el diálogo), fueron golpeados y zarandeados a la salida de la reunión y requirieron protección policial. Serena fue objeto de una durísima campaña de amenazas en redes sociales, en la que se le llegó a advertir: «Podrás correr pero no esconderte».

Los tres delegados de CC OO, pertenecientes a la planta de Fuenlabrada (ver apoyo) y a la delegación comercial de Las Mercedes (Madrid), consiguieron incluso, como denuncia USO, que se cambiara a los representantes de UGT en la mesa de negociación favorables al diálogo sobre las condiciones del ERE presentadas por la empresa, por otros de UGT. UGT-Fitag, en una nota interna, denunció «la imposición de una minoría dictatorial».

En opinión de USO, la ausencia de acuerdo en la negociación se debe «al interés sindical de CC OO y UGT», para explotar mediáticamente al máximo un conflicto con una compañía de tanto renombre mundial, «sin importarles lo más mínimo los intereses de los trabajadores».

Esas presiones no han evitado que más de un 90% de la plantilla se adscriba de manera voluntaria a la oferta de la empresa, consistente en prejubilaciones, bajas incentivadas y recolocaciones en otras plantas, siempre bajo la perspectiva de «cero despidos».

Temor a represalias

Precisamente, la zona con menos adscripciones ha sido Madrid, de donde provienen tres de los cuatro delegados de CC OO presentes en la mesa de negociación, Francisco Bermejo, Juan Carlos Asenjo y Mercedes Pérez. Empleados de la planta de Fuenlabrada que desean mantener el anonimato por temor a represalias han manifestado a LA RAZÓN que «los tres delegados de CC OO llevan años campando a sus anchas, imponiendo por la fuerza sus posiciones», y llegando incluso «a la agresión física».

El miércoles, un grupo de trabajadores de Fuenlabrada no identificados por el agredido hizo detener su camión a un repartidor de Coca-Cola, le obligaron descender el vehículo y le propinaron una paliza, como se acredita en la declaración ante la Policía y también en el parte de lesiones. CC OO impugnó el ERE de CCIP el jueves, pese al abrumador apoyo de los trabajadores de la empresa. Es el último cartucho de los delegados sindicales de Fuenlabrada antes del inevitable cierre de la planta. Pese a ello, el sindicato, en una comunicado, espera abrir nuevas vías de negociación, lo que ha sido bien valorado por otras fuerzas sindicales, que apelan a la responsabilidad de CC OO «en aras de una defensa eficaz de los trabajadores».