Energía

El magnate mexicano Carlos Slim refuerza su apuesta por el petróleo

Se convierte en el principal inversor privado de Pemex, con más de 2.000 millones de dólares

Carlos Slim, propietario del grupo FCC
El empresario y multimillonario mexicano Carlos SlimCarlos SlimCarlos Slim

Carlos Slim construyó su imperio de más de 80.000 millones de euros con la adquisición en 1990 de la empresa pública de telefonía mexicana Telmex.

De allí surgieron América Móvil y Claro, dos gigantes del sector que aún hoy están presentes en todo el continente americano, ganando enteros tras la salida de la española Telefónica de buena parte de Iberoamérica.

Sin embargo, para la mayor fortuna de México y de Iberoamérica, Telmex ha dejado de ser un negocio. «Telmex ya no es un negocio, pero no la vamos a vender (...) Ya les dije a mis hijos que no la pueden vender, tiene que ser mexicana», declaró el empresario de orígenes libaneses y asturianos.

Aunque la diversificación de su cartera abarca todos los sectores –desde las infraestructuras, al inmobiliario, el cemento o la banca, entre otros– Slim ha decidido redoblar su apuesta por el petróleo coincidiendo con sus declaraciones sobre Telmex.

Una apuesta para sostener, además, a la petrolera estatal Pemex, fuertemente endeudada y con problemas operativos. De hecho, Slim es a día de hoy el mayor inversor privado en Petróleos Mexicanos y casi el único que se ha atrevido a apostar por el potencial energético del país norteamericano, con una de las mayores reservas de crudo del continente americano, por detrás de Canadá, Estados Unidos y Brasil.

A lo largo de los últimos dos años, Slim, a través de su conglomerado Grupo Carso y su filial Carso Energy, ha destinado más de 2.000 millones de dólares para fortalecer su presencia en el sector energético, especialmente en los hidrocarburos de México.

En 2023, Grupo Carso cerró un acuerdo de 530 millones de dólares para adquirir dos campos petroleros en aguas someras mexicanas: Ichalkil y Pokoch. Estos yacimientos formaban parte de un consorcio operado por la estadounidense Talos Energy y representan un importante activo para la recuperación de crudo ligero y condensados.

Posteriormente, Slim anunció un plan de inversión adicional de 1.200 millones de dólares para el desarrollo de un megaproyecto de gas natural en el Golfo de México, también en asociación con Pemex.

Este proyecto tiene como objetivo incrementar la autosuficiencia energética del país y aprovechar el potencial gasífero nacional.

La alianza entre Slim y Pemex es vista como estratégica, especialmente ante el limitado interés de capital extranjero en asociarse con la petrolera estatal mexicana, cuya deuda supera los 101.100 millones de dólares y enfrenta críticas por su opacidad, retrasos operativos y problemas ambientales en la ejecución de sus proyectos. De hecho, el nivel de producción petrolera de México ha caído a su nivel más bajo en 40 años.

La inversión del empresario también representa una señal de confianza en el sector energético mexicano, justo en un momento donde el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum busca consolidar la soberanía energética y fortalecer a Pemex como una empresa pública clave.

La apuesta de Slim es arriesgada a tenor de los últimos resultados de Pemex, correspondientes al primer trimestre del año. La deuda ha aumentado un 21,3% en un año.

La producción (sin contar condensados) cayó por debajo de los 1,4 millones de barriles diarios, alcanzando así su nivel más bajo para un primer trimestre desde, al menos, 2011. La producción de gas natural con pérdidas al liberarse o quemarse gas, también tocó mínimos no vistos en 15 años para un periodo enero-marzo, alejándose de las previsiones.