Despidos

Nestlé y el amargo precio del amor en la oficina

Laurent Freixe, ahora exconsejero delegado de Nestlé, no es el primer directo ni será el último en perder su puesto por un romance en la oficina. Esta es la lista de los altos directos que han sido despedidos por ocultar relaciones con trabajadores

Laurent Freixe, despedido de Nestlé por conducta indebida
Laurent Freixe, despedido de Nestlé por conducta indebidaNestlé

Cuando Laurent Freixe, hasta hace unos días consejero delegado de Nestlé, reconoció su relación no declarada con una subordinada directa, su carrera se detuvo en seco. El desenlace fue el mismo que el de Andy Byron, director ejecutivo de la tecnológica Astronomer, expuesto por la Kiss Cam durante un concierto de Coldplay en julio junto a la jefa de Recursos Humanos de su empresa, Kristin Cabot, con la que tenía un affair: el despido inmediato. Dos episodios distintos, un patrón idéntico. En la élite corporativa estadounidense, los romances ocultos en el lugar de trabajo no son una anécdota privada, sino una falta grave se paga con la silla del despacho.

Este pasado lunes, Nestlé despidió a su consejero delegado, Laurent Freixe (63 años) tras solo un año en el cargo pero casi 40 años de carrera en la compañía por ocultar una relación romántica con una subordinada directa, lo que supone una infracción de su Código de Conducta Empresarial, por lo que no recibirá ninguna indemnización tras su salida.

Su relación fue destapada por otros trabajadores de la compañía a través del canal de denuncia interno de Nestlé, Speak Up. Freixe inicialmente negó la relación ante la junta directiva, pero Nestlé ordenó una investigación interna supervisada por el presidente Paul Bulcke y el director independiente principal y sucesor de este último a partir de abril de 2026, Pablo Isla, con apoyo un asesor externo, en la que se confirmó la relación con una subordinada directa tras acceder a correos y móviles de la supuesta pareja y entrevistar a altos directivos. La identidad y el cargo de ella no se han divulgado, pero se sabe que dejó la compañía en verano.

Tras decretar la salida inmediata de Freixe, el Consejo designó como nuevo CEO a Philipp Navratil (49 años), hasta ahora responsable de Nespresso y miembro del Consejo Ejecutivo de Nestlé desde enero de 2025. La abrupta salida de Freixe supone un golpe reputacional y de liderazgo para la multinacional que agrava la caída del precio de sus acciones y la ralentización de las ventas.

Especialmente populares en Estados Unidos y sobre todo en grandes empresas, las políticas que exigen la comunicación obligatoria de las relaciones sentimentales en el trabajo o directamente las prohíben, como se puede suponer por la gravedad de las sanciones, no son un mero capricho de las empresas. Al contrario, sirven como herramienta para prevenir riesgos empresariales. La lista de motivos que respalda esta norma es amplia y fundamentada.

Una relación sentimental, especialmente entre un superior y un subordinado, crea un conflicto de interés inherente y real. Exigir la revelación de la relación ayuda a prevenir privilegios, tratos preferenciales o sesgos en ascensos o disciplina.

En las relaciones entre superior y subordinado, los desequilibrios de poder pueden generar coacción encubierta incluso en relaciones aparentemente consensuadas. Esto puede derivar en demandas por acoso con la empresa como potencial encubridora si la relación permanecía oculta. En cambio, si se divulgó puede alegar que proactivamente intentó evitar este tipo de situaciones. De hecho, tras el movimiento #MeToo, numerosas empresas han prohibido o regulado relaciones directas entre mandos y subordinados para evitar litigaciones, abusos de poder o daños a la reputación.

Además, cuando sale a la luz una de estas relaciones ocultas el resto de trabajadores inmediatamente cuestionan la integridad del liderazgo y la equidad de la organización, lo que puede afectar a la productividad y rendimiento de la plantilla. En caso de ruptura, ese ambiente de trabajo plagado de desconfianza se puede volver más hostil e incómodo.

El cumplimiento de esta norma es importante, pero especialmente para altos ejecutivos, como el CEO, porque son la cara visible de la empresa ante los clientes y accionistas y se espera que sean un ejemplo de buen hacer. En definitiva, estas políticas son una herramienta para mantener la profesionalidad y la equidad en el trabajo, evitar conflictos y favoritismo, preservar la reputación corporativa y reducir riesgos legales.

En el caso de España, nuestro ordenamiento jurídico no recoge una prohibición expresa contra las relaciones sentimentales entre compañeros de trabajo, ya que violaría el derecho a la intimidad recogido en el Estatuto de los Trabajadores y en la Constitución Española. Por ello, un despido por este motivo podría considerarse improcedente o nulo. No obstante, las empresas sí pueden establecer normas internas que obliguen a comunicar estas situaciones para evitar conflictos y no hacerlo puede tener consecuencias, como cambios de puesto, aunque difícilmente prosperarían en los juzgados españoles sanciones como las de EE UU.

El ejemplo más claro de por qué las empresas son tan estrictas con las relaciones sentimentales en el trabajo es el caso del ex CEO de McDonald's, Steve Easterbrook, despedido en noviembre de 2019 por haber mantenido una relación consensuada con una empleada, en contra de la política de la empresa, que prohíbe las relaciones entre superiores y subordinados. Su despido "sin causa" le permitió cobrar una indemnización de unos 42 millones de dólares entre salario y acciones. Easterbrook aseguró que esta relación era “la única de naturaleza íntima” que había mantenido con una empleada y que se trataba una relación "no física, consensuada, que incluía mensajes de texto y videollamadas".

Sin embargo, McDonald's reabrió la investigación tras recibir un informe anónimo en julio que alegaba que Easterbrook había ocultado detalles: mantuvo relaciones sexuales con tres empleadas y eliminó las pruebas (emails y fotos) para encubrir su conducta. En consecuencia, la empresa decidió demandarlo para recuperar el paquete de salida, alegando fraude y violación del deber fiduciario, ya que Easterbrook les hizo creer que su despido podía considerarse "sin causa". Finalmente, en 2023, la SEC sancionó al ex CEO de McDonald's con una multa de 400.000 dólares por ocultar el alcance de su mala conducta, lo que le permitió conservar su indemnización, y lo inhabilitó durante cinco años para ejercer como ejecutivo o director.

Estos directivos no son los primeros ni serán los últimos en perder su trabajo y dañar la reputación de su empresa por un lío amoroso. En 2018, Brian Krzanich, CEO de Intel y una de las figuras más relevantes de la industria tecnológica, fue delatado por un compañero ante la compañía por haber mantenido una relación consentida con una empleada estando prohibido. Fue despedido. Un año después le llegó el turno a Kevin Tsushijara, CEO de Warner, tras protagonizar un escándalo sexual con la actriz Charlotte Kirk, 27 años más joven, a la que le prometió papeles importantes. En el mismo año, Mark Wiseman, uno de sus principales directivo de BlackRock, fue despedido del fondo de inversión por no comunicar una relación con una compañera. "Inicié una relación con una de nuestros colegas sin comunicarlo. Me arrepiento del error y acepto la responsabilidad sobre mis actos", reconoció Wiseman que, además, engañó a su mujer, la responsable de BlackRock Canadá.

Jeff Zucker, presidente desde 2013 de la CNN y de la división de noticias y deportes de su empresa matriz, WarnerMedia, dimitió en febrero de 2022 tras descubrirse que ocultó una relación con una compañera. En septiembre de 2023, el CEO de BP, Bernard Looney, dimitió tras admitir que no había sido completamente transparente respecto a todas las relaciones que mantuvo con colegas del trabajo siendo consciente que debía hacerlo. Harry Stonecipher (Boeing), Josh Smiley (Eli Lilly), Francis Racioppi (Snapchat), Mark Hurd (HP), Briant Crutcher (Texas Instruments) o Chris Kubasik (Lockheed Martin) son otros directivos que no quisieron renunciar a nada, e incluso se valieron de su posición de poder para iniciar romances desiguales con subordinados, y acabaron sufriendo las consecuencias.