Cargando...

Economía

La orgía del gasto y Vargas Llosa

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anuncia ahora con mucho jolgorio unos planes del Gobierno que se resumen en gastar cada vez más: toda una orgía de gasto

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) Alberto OrtegaEuropa Press

Mario Vargas Llosa (1936-2025) tituló «La orgía perpetua» el ensayo que escribió sobre «Madame Bovary», la novela de Gustave Flaubert (1821-1880) que tanto admiraba. Joaquín Marco (1935-2020), el catedrático que prologó una edición recopilatoria de los escritos literarios de Nobel, escribió que «la orgía perpetua, aplicada al estudio de Flaubert significa la casi enfermiza pasión por escribir».

Client Challenge

Trasladada a los números que presentó esta semana la «vice» y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a modo de aperitivo de unos Presupuestos Generales del Estado fantasmas, se convertiría en «la casi enfermiza pasión por gastar». «La orgía perpetua», del gasto de un Gobierno que, cuando accedió al poder en 2018 estaba al frente de unas Administraciones Públicas que gastaron 501.497 millones ese año, una cifra que a finales de 2025 no estará muy lejos de los 750.000 millones de euros.

Es una cantidad estimada, porque la titular de Hacienda sólo habló del llamado «techo de gasto», que propone que suba un 8% hasta los 212.000 millones de euros, pero claro, no incluye otras muchas cosas, como todo el gasto en pensiones.

Los azares del destino hicieron que una Montero jubilosa, anuncie las intenciones orgiásticas de dispendio del Gobierno, casi al mismo tiempo que en Madrid se celebraba un homenaje liberal a ese gran liberal, sin complejos, que fue Vargas Llosa. Organizado por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), que presidió el escritor hispano-peruano, y la Fundación Civismo.

En la sede de Renta 4, la entidad que preside Juan Carlos Ureta, un grupo de liberales recordaron al autor de «La llamada en la tribu», la obra que aborda su peripecia intelectual desde el marxismo hasta el liberalismo a través de autores como Adam Smith, Ortega y Gasset o entre otros.

Julio Pomés, presidente de Civismo, Esperanza Aguirre, Pedro Schwartz –que tiene en su casa el piano de Popper legado en testamento a su mujer–, Javier Fernández Lasquetti, Lorenzo Bernaldo de Quirós y Gerardo Bongiovanni, ahora al frente de la FIL, recordaron que Vargas Llosa era «un escritor comprometido», pero con la libertad y con un liberalismo consistente, sobre todo, en escuchar a los demás y aceptar las críticas.

Bongiovanni recordó cómo el Nobel puso como condición para presidir la Fundación que huyera del «economicismo»; no quería que liberalismo se identificara con la economía, porque es mucho más que eso, insistía.

Vargas Llosa quiso que la FIL, con raíces iberoamericanas, tuviera su sede en Madrid cuando gobernaba José María Aznar porque entendía que España era entonces un bastión liberal. Pedro Sánchez, con el paso del tiempo, ha transmutado eso y ahora el país está cerca de ser –si no lo es ya– una democracia iliberal, con un Gobierno que se sostiene gracias a esa «orgía perpetua» de gasto.

Sánchez y Montero, en su pulsión de gasto, tienen muchos aliados, a uno y otro lado del Gobierno. Los indepes, incluidos los de Puigdemont, siempre reclaman más, aunque los más hábiles a la hora de conseguir sus objetivos son los peneuvistas de Imanol Pradales y Aitor Esteban.

Para la extrema izquierda, ya desde sumar a Podemos, el gasto siempre es poco. Además, ahí están las Comunidades Autónomas, incluidas las del PP y sus líderes –con al excepción de Isabel Díaz Ayuso– que lloran por más recursos y que si rechazan la quita de deuda y la financiación que propone la ministra Montero, es por disciplina y para no quebrar la estrategia de Alberto Núñez Feijóo.

La jefa del fisco, que ya pospone la presentación de Presupuestos para el primer trimestre –y ya se verá entonces– intenta jugar, al mismo tiempo, la baza de los dineros autonómicos. Ha hecho una oferta tan insuperable que sería inviable, según la inmensa mayoría de los expertos, entre los que estarían algunos de la Airef que preside Cristina Herrero.

María Jesús Montero promete más dinero para todas las Comunidades Autónomas y que todas saldrán beneficiadas. Nadie sabe cómo puede ser eso posible si, al mismo tiempo, se pretenden mantener los objetivos de déficit, salvo que haya otra subida notable de impuestos.

La ministra, eso sí, advierte –mejor dicho, casi amenaza– que si no aceptan sus planes, las Comunidades dispondrán de 5.485 millones menos para gastar. Es el mantra de Gobierno de Sánchez, pero también el de muchas Comunidades.

Con un aumento de ingresos por impuestos de más de 200.000 millones desde 2018 nadie recuerda que existe el concepto «ahorro», felices de disfrutar de una enorme «orgía perpetua» de gasto que espantaría al liberal sin complejos que era Vargas Llosa.