Opinión
Sánchez y Planas, sin planes
Es probable que en septiembre ni Pedro Sánchez esté en el palacio presidencial ni Luis Planas se encuentre en el caserón de Atocha
Desconozco si las cabezas pensantes de La Moncloa continuarán con esa serie de «entrevistas electorales» de Pedro Sánchez a sus ministros. De momento, y hasta donde sé, han hecho dos. La primera a Escrivá, el encargado de las pensiones y la Seguridad Social, que provocó muchas críticas por unos gráficos y cálculos que utilizaban. La segunda vio la luz el jueves y tuvo como protagonista a Luis Planas; esta última también generado polémica. El resumen que se puede hacer de la misma es que los dos protagonistas «se dieron cremita» mutuamente y se prodigaron en alabanzas. Por ejemplo, el «sanchista» Planas dijo que Pedro Sánchez había «logrado lo imposible» en la negociación del Marco Presupuestario de la Unión Europea que se aplica en la actualidad, incluido el dinero de la Política Agraria Común (PAC) y en el Fondo de Recuperación levantado tras la pandemia. Pedro Sánchez, por su parte, se nos ha convertido en un ferviente «planista» y calificó a su ministro de Agricultura como «enciclopedia» en asuntos agrícolas. Y, así, cremita va y cremita viene, ahora que ha llegado la primera ola de calor de este verano y que muchos estarán disfrutando de la playa. Lo que resulta evidente de todo lo anterior es que la biografía de Luis Planas quedará estrechamente ligada al sanchismo, para lo bueno (si es que hay algo) y para lo malo.
Y este sábado comienza el periodo de Presidencia española del Consejo de Ministros de la Unión Europea. Lo que Pedro Sánchez había concebido como la guinda del pastel a su estancia en La Moncloa y como gran tarjeta de presentación de cara a las elecciones generales que debían haberse celebrado a finales de año, ha saltado por los aires por el adelanto de los comicios. Si se cumple lo que aventuran las encuestas, es probable que en septiembre ni Pedro Sánchez esté en el palacio presidencial ni Luis Planas se encuentre en el caserón frente a la estación de Atocha. Por eso, hablar de los objetivos que se habían fijado y de sus planes no tiene mucho sentido. Más allá de darse cremita, Sánchez y Planas se han quedado sin planes.
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