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El Santander lanza una OPA por el 100% de su filial mexicana

Ana Botín pide a los políticos “un pacto por el crecimiento inclusivo y huir del cortoplacismo”

Ana Patricia Botín
Ana Patricia Botínlarazon

Banco Santander ha comunicado su intención de formular una opa valorada en 2.500 millones de euros por todas las acciones de Santander México que no son titularidad del grupo.

La Junta General de Accionistas del Santander, celebrada en la capital cántabra, terminó casi antes de comenzar. La entidad financiera anunció a primera hora de la mañana del viernes, antes de que abrieran los mercados, que lanzará una OPA para hacerse con el 25% del capital de su filial mexicana actualmente en manos de inversores minoritarios. El Santander quiere el 100% de su banco en México y para conseguirlo propone un canje de acciones por importe de 2.560 millones de euros, que se pagará con acciones nuevas, lo que implicará una ampliación de capital de alrededor del 3,5%. Los responsables del Santander han preparado esta operación durante los últimos meses, incluidas reuniones de la presidenta Ana Botín con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

La Junta del Santander, larga -cuatro interminables horas- y tediosa, como todas las de las grandes compañías, salvo sorpresas, además del repaso a los números y la estrategia de la entidad, ha aportado la novedad de los mensajes lanzados por la presidenta, Ana Botín, justo el mismo día en el que comenzaba la campaña de las elecciones del 28-A. No son frecuentes estos pronunciamientos, pero la banquera los hizo. Incluso minutos antes de la Junta, en una charla informal con periodistas, militante confesa en la causa feminista, se ha hecho a sí misma la pregunta de “¿para cuándo una presidenta del Gobierno en España?” Ha sido improvisado y en un ambiente informal, pero ahí ha quedado el mensaje.

La presidenta del Santander sí ha medido las palabras en su discurso ante la Junta. Ha hablado quizá con algo más de claridad de lo que lo suelen hacer los banqueros. Ana Botín defiende que España, “para progresar, necesita una educación de primer nivel. La educación no es todo, pero lo es casi todo. Gane quien gane -ha puntualizado- necesitamos un compromiso permanente con la educación. Y para invertir en educación necesitamos una economía que genere los recursos que permitan financiar servicios públicos de calidad. Una economía fuerte es la gallina de huevos de oro”.

La Junta General del Santander es un acontecimiento social en la capital cántabra. Asisten el presidente de la Comunidad, Miguel Ángel Revilla, y la alcaldesa de la ciudad, Gema Igual, además de los notables de la zona y un numeroso y entregado público -empleados y accionistas- que, a muy primera hora de la mañana ya hace cola y pasa las medidas de seguridad para acudir al acto. Ante ese auditorio, pero consciente de la trascendencia de su mensaje, Ana Botín ha reclamado a los políticos que hablen claro y ha abogado por un pacto de Gobierno: “Tras las elecciones -ha dicho-, necesitamos huir de del cortoplacismo e impulsar una agenda reformista con visión de largo plazo, el crecimiento inclusivo y la cohesión social, que solo es posible si los empresarios invierten y crean empleo”. La presidenta del Santander no ha querido dejar nada en el aire. Por eso, ha recalcado que “a la vista de las encuestas, no será tarea de un solo partido. Necesitamos un pacto por el crecimiento inclusivo. Va a ser necesario llegar a acuerdos entre distintas fuerzas políticas. Eso requiere responsabilidad y madurez. Sabemos hacerlo; lo hemos demostrado otras veces”. Ana Botín, por supuesto, no ha ido más allá, tampoco ningún otro banquero o gran empresario lo hará.

El discurso de la presidente, además de detallar la operación de México, ha incluido una breve explicación de por qué el banco decidió dar marcha atrás en el nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado después de anunciarlo a bombo y platillo. “El consejo consideró que sería inaceptable para un banco como el Santander hacer frente al coste que habría supuesto contratar a una persona” de esas características. Orcel, pues, es historia, aunque queda la duda de si al final habrá algún tipo de negociación entre la entidad y el ejecutivo. El resto de la Junta ha consistido en las rutinarias y soporíferas intervenciones del consejero delegado, José Antonio Álvarez; el presidente de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, Bruce Carnegie-Brown –que habló en inglés, con traducción- que desgranó algún detalle más de la contratación fallida de Orcel; la presidenta de la Comisión de Auditoría, Belén Romana, y, por supuesto, como siempre, las numerosas preguntas de los accionistas, un trámite obligado por la ley, que da un cierto color a estos actos, pero sin gran valor, salvo la también recurrente del accionista de turno molesto.