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Timo millonario en la reventa de entradas: así colaboraron empleados de grandes plataformas
Una investigación de la BBC revela cómo revendedores amasaron fortunas gracias a la colaboración de empleados de plataformas como Ticketmaster

Conseguir entradas para conciertos y eventos se ha vuelto cada vez más difícil. Muchos fanáticos se ven obligados a poner alarmas para entrar en la página de Ticketmaster y tener una oportunidad de ver a su artista favorito. Pero, después de una fila virtual de 60.000 personas y fallos técnicos, cuando por fin logran acceder a la web de compra, ya no quedan entradas disponibles.
Ante esta frustración, muchos recurren, casi por desesperación, a las páginas de reventa, donde los márgenes de beneficio del vendedor pueden superar el 50 % del precio original.
Quienes hacen esto, los revendedores, operan dentro de un negocio fraudulento e ilegal que les ha generado ingresos millonarios. Las autoridades han intentado ponerle fin a esta práctica para crear un entorno más justo en la venta de entradas, y hace unos años lograron un avance significativo.
Peter Hunter y Maria Chenery-Woods
En 2020, Peter Hunter fue condenado por fraude tras haber fundado un imperio que generó más de 26 millones de libras en ingresos durante siete años, utilizando identidades falsas y técnicas automatizadas para adquirir entradas que revendía con márgenes extraordinarios.
Sin embargo, no fue el único. Maria Chenery-Woods, conocida como la “Ticket Queen”, fue hallada culpable en marzo de 2024 en un juicio celebrado en Leeds, donde se demostró que su empresa, TQ Tickets Ltd, había comercializado entradas por más de 6,5 millones de libras mediante prácticas fraudulentas similares.
Ambos casos ejemplifican cómo los revendedores profesionales supieron aprovechar vacíos legales y, según los juicios de los condenados, contaron con la “connivencia y colusión” de empleados en plataformas de reventa para multiplicar sus beneficios.
La BBC decidió investigar esa supuesta connivencia con grandes plataformas como Ticketmaster. La investigación reveló que algunos empleados no solo estaban al tanto de las prácticas de los revendedores, sino que participaban activamente en ellas.
La participación de Ticketmaster
En ciertos casos, los trabajadores compraban entradas directamente en nombre de los revendedores, facilitando el acceso anticipado a eventos muy demandados. A cambio, recibían pagos en efectivo por sus servicios, según documentos analizados por la BBC.
Esta colaboración interna permitió a los revendedores eludir restricciones y adquirir grandes volúmenes de entradas antes de que el público general tuviera siquiera la posibilidad de acceder a ellas. Las páginas de reventa obtienen beneficios cobrando comisiones tanto al comprador como al vendedor. Según documentos judiciales, estas comisiones pueden alcanzar hasta el 25 % del precio final de reventa.
Ticketmaster era propietaria de dos plataformas de reventa: GetMeIn! y Seatwave. Esto significaba que cada vez que alguien compraba una entrada revendida (a un precio inflado), la empresa se llevaba una comisión incluso mayor que en la venta original.
GetMeIn! ofreció incentivos a revendedores como Hunter: por ejemplo, un reembolso de 4.000 libras si alcanzaba ventas de 550.000 libras en un periodo de tres meses. En otras palabras, GetMeIn!, gestionada por Ticketmaster, incentivaba activamente la reventa para aumentar sus beneficios.
Empleados de Ticketmaster también ofrecían asesoría sobre cómo eludir las restricciones de reventa. Uno de los aspectos más controvertidos del caso fue la implicación de altos ejecutivos. Según la BBC, un directivo de una importante empresa de ticketing llegó a ofrecer a los revendedores reuniones con asesores legales de Live Nation, la empresa matriz de Ticketmaster.
Estas reuniones, descritas como sesiones de “brainstorming”, tenían como fin explorar formas de aprovechar vacíos legales en torno a la reventa. Aunque la compañía no ha confirmado públicamente la existencia de estas reuniones, el hecho de que se ofrecieran demuestra el nivel de tolerancia, e incluso cercanía, que algunos ejecutivos mantenían con el modelo de negocio de los revendedores.
Respuesta ante las acusasiones
Ante estas revelaciones, Ticketmaster se ha desmarcado de las acusaciones, afirmando que las plataformas implicadas, GetMeIn! y Seatwave, fueron cerradas en 2018 como parte de un cambio en su política de reventa.
La empresa ha subrayado que las prácticas descritas no reflejan su funcionamiento actual y que desde entonces ha adoptado medidas para priorizar la venta de entradas a precios justos y limitar la especulación.
En un comunicado publicado en LinkedIn, Ticketmaster defendió su compromiso con la transparencia y aseguró estar colaborando con las autoridades cuando corresponde.
Desde 2018, Ticketmaster ha introducido controles de precios en su plataforma, limitando el valor máximo de reventa para evitar abusos.
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