PGE
Una vana esperanza
El Gobierno ha incumplido por tercer año consecutivo la obligación constitucional de presentar los Presupuestos. Nos quitan un montón de pasta de nuestros bolsillos, pero no sabemos con exactitud en qué se lo gastan
Pues nada, que, como era previsible, el marido de Begoña y su Gobierno han incumplido por tercer año consecutivo el mandato constitucional de remitir a las Cortes el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. No es la primera vez, ni la segunda, sino que ya son tres las ocasiones en las que Pedro Sánchez, María Jesús Montero y demás se saltan a la torera nuestra Carta Magna. Es verdad que todavía quedan tres meses para que envíen, primero, y se aprueben, después, esas cuentas, por lo que hay una vaga (pero que muy vaga) esperanza de que comencemos 2026 con un nuevo presupuesto y no con otra prórroga. Estamos ante un hecho de extrema gravedad, porque la presentación de las cuentas es, junto al respeto de los derechos humanos y la celebración de elecciones, una de las bases del sistema democrático. Con ser grave todo lo anterior, lo más preocupante es que suceda lo descrito y la opinión pública y los ciudadanos «traguen» con ello.
Nos quitan un montón de pasta de nuestros bolsillos, pero no sabemos con exactitud en qué se lo gastan. Eso, por un lado y, por otro, que está claro que los números de hace tres años no son los mismos que ahora. Como ya he escrito en más de una ocasión, he leído a algunos juristas que sostienen que no se pueden adoptar medidas jurídicas por ese incumplimiento de la Constitución, mientras que otros mantienen justamente lo contrario. Vamos que no se ponen de acuerdo en eso. Mientras tanto, Pedro Sánchez va a acudir a la negociación presupuestaria de la UE para 2028-34, que será una de las claves de los próximos meses, sin haber logrado que aquí haya cuentas, por lo menos de momento. En paralelo hemos sabido que la recaudación fiscal sigue disparada. Y eso sin que conozcamos en qué se van a gastar nuestro dinero. Y lo repetiré hasta la saciedad: no es de recibo. Se podrá vivir sin que se elaboren nuevos presupuestos (a las pruebas me remito), pero eso no es presentable. Y no vale la excusa de que no los presentan, porque saben que no se van a aprobar, como ha dejado traslucir el Gobierno en varias ocasiones en los últimos meses. Ahora solo falta que nos intenten vender que la ausencia de cuentas es buena y que es mejor vivir en la inopia.