Economía y bolsillo

Vincenç Hernandez, economista, comparte una dura predicción: "Nos acercamos a una nueva burbuja inmobiliaria"

La sombra de una nueva burbuja inmobiliaria planea sobre España ante la brecha insostenible entre salarios y precios, convirtiendo el sueño de la vivienda en una pesadilla financiera para miles de familias que ya destinan un esfuerzo desmedido

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Vivienda "casi" gratis: SEPES lanzará un portal con 100.000 pisos de alquiler asequible en EspañaLa Razón

La raíz del problema que ahoga el mercado inmobiliario español no reside tanto en la demanda como en la incapacidad de generar una oferta suficiente para cubrir las necesidades reales de la población. Las cifras son elocuentes: durante 2024 se levantaron en España cerca de 87.000 viviendas nuevas, una cantidad que se queda muy corta frente a las 160.000 unidades que los expertos estiman necesarias. Esta carencia crea un déficit estructural de oferta que tensiona los precios de manera continua.

De hecho, este desajuste se agrava al analizar el parque de vivienda social. España se encuentra en una posición de notable desventaja en comparación con sus vecinos europeos, ya que la vivienda pública representa apenas un 2,5 % del total. Se trata de una distancia abismal con Europa, si se observa el 30 % que alcanzan los Países Bajos o el 16 % de Francia, modelos que evidencian un compromiso mucho más firme con el acceso a la vivienda.

En este contexto, la consecuencia directa es una escalada de precios que deja atrás el poder adquisitivo de los ciudadanos. El coste de la vivienda ha aumentado casi un 6 % en el último año, mientras que los salarios apenas han crecido un 3 %, situando el metro cuadrado por encima de los 1.850 euros. Este cóctel explosivo que agranda la brecha entre precios y salarios alimenta el temor de que, tal y como ha sentenciado el economista Vincenç Hernandez, «nos acercamos a una nueva burbuja inmobiliaria».

Un escenario diferente a la crisis de 2008

Sin embargo, los analistas señalan una diferencia fundamental con la burbuja que estalló en 2008. A diferencia de entonces, el acceso al crédito es hoy mucho más riguroso, lo que en teoría debería funcionar como un freno a los excesos del pasado. Esta mayor prudencia de las entidades financieras limita el apalancamiento descontrolado que caracterizó aquella época, aunque no consigue mitigar la tensión actual sobre los precios.

Aun así, el esfuerzo financiero que soportan los hogares españoles ha alcanzado cotas alarmantes, poniendo en jaque la economía de miles de familias. En las comunidades más tensionadas, como Madrid, Cataluña o las Islas Baleares, una familia media ya se ve obligada a destinar más del 45 % de sus ingresos brutos a la compra de una casa. La situación es tan delicada que más del 40 % de los nuevos compradores ya superan el umbral del 35 %, entrando en lo que los expertos consideran una «zona de riesgo» con niveles de esfuerzo insostenibles.