Editorial

Europa garantiza la libertad en el fútbol

El Tribunal ha señalado cuáles son las reglas de juego en el espacio comunitario, en el que rige la libertad de empresa y el libre comercio

VÍDEO: AMP. Fútbol.- Florentino Pérez: "El fútbol europeo de clubes no es ni será nunca más un monopolio"
VÍDEO: AMP. Fútbol.- Florentino Pérez: "El fútbol europeo de clubes no es ni será nunca más un monopolio"Europa Press

Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, tenía razón en su disputa legal con la UEFA, la FIFA y La Liga. Podrán los derrotados agarrarse a la letra menuda de una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sólida y muy clara en todos sus términos, pero no podrán impedir que, al menos, en el ámbito de las competiciones europeas, haya algunos clubes de fútbol que propongan nuevos formatos, nuevos campeonatos que, desde la libertad de empresa, pero, también, desde la deportiva, consideren mejor para el futuro del deporte rey, secuestrado desde hace décadas por unas organizaciones que han actuado con muy pocos controles externos, pese a manejar los ingresos millonarios que proporcionaban el esfuerzo y buen hacer de los clubes.

Que desde la UEFA o la FIFA se aduzca que el proyecto de Florentino Pérez, que respalda el Barcelona de Joan Laporta, ataca la esencia del juego limpio, adultera la pasión de los aficionados y discrimina a los equipos más desfavorecidos cuando han entregado las competiciones europeas bajo su mando al dinero de multimillonarios saudíes, asiáticos y rusos, que no invierten, precisamente, de manera altruista, es de aurora boreal.

Porque, cuando los equipos así colonizados, forzados a un crecimiento con muy poca cimentación, fracasan en lo económico y lo deportivo, no son la UEFA y la FIFA las que salen al quite, pese a que, especialmente la primera, viene actuando como comisionista de ventaja, mientras el riesgo corre a cuenta de los clubes. Pero es que, además, difícilmente se puede discutir que el fútbol, como espectáculo de masas, está perdiendo atractivo entre unas nuevas generaciones que ya no pueden acercarse a él a través de la pequeña pantalla por sus altos costes, pero que, también, se cansan ante la proliferación de encuentros anodinos que poco aportan, más allá del interés sentimental por unos colores.

Y no es un problema exclusivamente español, ni siquiera europeo. En el resto de los continentes, la fiebre futbolística, el maná del que viven tantos burócratas internacionales, depende del éxito de unos cuantos clubes, que es ocioso enumerar. No es cuestión de plantear en este momento si el proyecto de un Superliga europea se va a consolidar o no, ya sea en el formato presentado o en otro, pero lo que realmente importa es que esa supraburocracia que se ha enquistado en el deporte no podrá seguir operando en régimen de monopolio, marcando la vida de los clubes y gestionando ingresos que no producen.

Por último, pero no menos importante, el Tribunal de Justicia de la UE ha señalado cuáles son las reglas de juego en el espacio comunitario. Un espacio en el que rige la libertad de empresa y el libre comercio y que no puede admitir que las relaciones entre los diversos actores partan desde bases de inequidad. Florentino Pérez tenía razón.