Editorial
El sanchismo, bajo la lupa de los tribunales
Se extenderá entre la opinión pública la especie de que el líder socialista se enfrenta a una conspiración urdida por el Partido Popular, con la connivencia de los jueces, para expulsarle del poder.
No es nada descabellado que en círculos próximos a La Moncloa se especule con la posibilidad de un procesamiento de Pedro Sánchez a tenor de las múltiples investigaciones abiertas en los tribunales de Justicia por supuestas irregularidades de personas e instituciones estrechamente vinculadas al presidente del Gobierno. No son las demandas interpuestas por la oposición ante la Audiencia Nacional lo que más preocupación causan, aunque también, sino que el nombre del presidente surja en alguno de los sumarios que interesan a miembros o ex miembros del Gabinete, como el del caso «Koldo», sujetos a un orden jerárquico, o en la instrucción abierta a su esposa, Begoña Gómez, abriendo la vía a una deducción de testimonio presidencial.
Por supuesto, preocupa la peripecia judicial de José Luis Ábalos, al parecer, a punto de incoarse en el Tribunal Supremo, por su estrecha relación de muchos años con Sánchez, en el partido y en el Ejecutivo, si bien, confían en que el ex ministro y ex secretario de Organización del PSOE siga en su actual disposición a «no tirar de la manta».
A partir de ahí, los normal en una democracia occidental sería que Sánchez resignara la Presidencia en caso de imputación -o, incluso, por un procesamiento que afectara a su entorno familiar más próximo-, pero todo indica que la estrategia elegida sea la de resistir en el cargo con dos líneas argumentales básicas. La primera, y más dañina institucionalmente, consistiría en extender entre la opinión pública la especie de que el líder socialista se enfrenta a una conspiración urdida por el Partido Popular, con la connivencia de los jueces, para expulsarle del poder, lo que no deja de ser una vuelta a la teoría del «lawfare» con la que se intentó desacreditar las primeras actuaciones judiciales contra su esposa, hoy avaladas por la Audiencia Provincial de Madrid, sin demasiado éxito, salvo entre las bases más fanatizadas del partido.
La segunda tendría como objetivo mantener a toda costa el apoyo de sus socios de investidura, actuando a través de los Presupuestos Generales, instrumento clave en la distribución de los fondos públicos, cuya aprobación se convertiría en la piedra de toque de la confianza en el Gobierno. No importa demasiado que la estrategia pueda desembocar en un enfrentamiento mayor con el Poder Judicial, por un lado, y, por otro, en agravios comparativos entre las distintas comunidades autónomas, también las gobernadas por los socialistas, a cuenta de la inequidad en la financiación, con tal de alcanzar el objetivo superior de la permanencia de Pedro Sánchez en La Moncloa. Ciertamente, la falta de reacción ante los escándalos de unas formaciones políticas que sobreactuaban con furor cuando las acusación afectaban al PP, caso del PNV, llevan a la sospecha de que el sanchismo se puede salir, una vez más, con la suya.
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