Alta cosmética en jabón… de pueblo

Todo comenzó en el año 2000 con una parada para tomar café en el camino de Madrid a Segovia y un cartel en el que ponía “Se vende casa en Santiuste de Pedraza”. En ese momento, Amelia Pérez Moreno y Pablo Olmos Adamowich se miraron y supieron que algo estaba a punto de suceder. Ambos vivían y trabajaban en la capital y cada vez que podían, salían de la ciudad buscando algo de paz. Esa misma tarde, ya habían entregado las arras de la que sería su casa, su nuevo pueblo y forma de vida. ¿Alguien más ha fantaseado alguna vez con un momento parecido? Adiós ruido, adiós contaminación, hola vida en calma. Desde Santiuste de Pedraza, donde en invierno conviven 18 vecinos, Amelia creó su primer jabón fruto de dar solución a su dermatitis atópica: el jabón de karité, natural, suave, cremoso, reparador y amable con su piel. Sin prisa y con mucho mimo fue naciendo lo que es hoy “Los Jabones de Mi Mujer” (como empezó llamando Pablo al negocio de casa). Entrar en la tienda, ubicada en la antigua escuela, es un viaje en el tiempo y en el espacio: preside un mueble de botica adornado con bolillos, acompañan el resto de la estancia espejos venecianos, lámparas Tiffany, flores del jardín y los 11 tipos de jabones, que son elaborados a mano con ingredientes naturales, ecológicos y empaquetados uno a uno. En el pódium de ventas se encuentra el de rosa mosqueta (regenerador), el de aloe vera (todoterreno en hidratación), el de romero (limpiador y tonificador) y el de manteca de cacao (nutritivo)… alta cosmética en pastilla de jabón a precios populares, ya que oscilan entre los 12€ y los 16€. Se pueden hacer pedidos a través de la web, pero lo mejor es hacerles una visita y zigzaguear con el coche por las carreteras entre parajes naturales y aldeas… eso sí, cuidado al parar a tomar un café, no vaya a ser que se venda alguna casa y empecemos a soñar con un cambio de vida, una más lenta.