Bootstrapping: cómo hacer crecer una empresa sin financiación externa

¿Prefieres hacer crecer tu empresa rápido gracias a financiación externa o mantener el control y hacerlo de forma más orgánica?

Desde hace mucho tiempo, el término "bootstrapping" ha sido utilizado para describir la acción de levantarse y avanzar por cuenta propia en una empresa, sin depender de recursos externos.

Básicamente, autofinanciarse con los propios beneficios que generas, utilizando únicamente los recursos disponibles, como ahorros personales o equipos informáticos propios.

Esta metodología contrasta con la obtención de capital de inversores o la adquisición de deudas para financiar la expansión de una empresa. En esencia, el bootstrapping se trata de hacer rendir al máximo lo que se tiene, sin importar cuán limitados sean esos recursos.

El origen del término ‘Bootstrapping’ y su significado

El término ‘bootstrapping’ tiene sus raíces en una frase hecha utilizada en los siglos XVIII y XIX: "levantarse a sí mismo por sus propias botas". En aquel entonces, se refería a una tarea imposible.

Hoy en día, se refiere más al desafío de crear algo a partir de la nada. Una empresa bootstrapped es aquella que ha sido iniciada y expandida únicamente a través de los recursos personales del emprendedor y los ingresos generados por la empresa.

Lo que hace que el bootstrapping sea diferente

La principal diferencia entre el bootstrapping y otras formas de financiamiento empresarial radica en la independencia que se logra. Al no depender de inversores externos o préstamos, el dueño de la empresa mantiene el control completo sobre la dirección y las decisiones del negocio. Esta autonomía permite una mayor flexibilidad y agilidad en la toma de decisiones, sin la necesidad de rendir cuentas a terceros.

El modelo de negocio de una startup ‘bootstrappeada’ se basa en la utilización eficiente de los recursos disponibles. Desde el inicio, el emprendedor debe ser consciente de los límites de capital y buscar formas creativas de maximizar su uso. Esto implica mantener costes operativos bajos, evitar gastos innecesarios y buscar soluciones alternativas para obtener lo que se necesita.

¿Y cómo se logra eso? Aquí van algunos ejemplos:

• Evitar el alquiler de un espacio de trabajo hasta que sea absolutamente necesario, optando por espacios de coworking de bajo costo en su lugar.

• Comprar equipos y muebles de oficina usados o considerar opciones de arrendamiento para conservar el efectivo.

• Establecer acuerdos de intercambio con otras empresas para obtener productos o servicios necesarios sin tener que gastar dinero.

• Negociar plazos de pago más largos con proveedores para tener más tiempo para generar ingresos antes de realizar los pagos.

• Aprovechar el descuento por pago anticipado de facturas de proveedores, priorizando el pago de esas facturas primero.

¿Qué empresas han crecido desde el bootstrapping? No faltan ejemplos

Existen numerosos ejemplos de empresas exitosas que han utilizado el bootstrapping como método de financiamiento. Uno de los casos más conocidos es el de Nick Woodman, fundador de GoPro. Woodman inicialmente financió su empresa con un préstamo de 35 000 dólares de su madre y utilizó una máquina de coser de su madre para crear los primeros prototipos de los dispositivos GoPro.

Otro caso es el de Atlassian: Esta empresa de software, conocida por productos como Jira y Trello, se fundó en 2002 y creció sin financiación externa hasta su oferta pública inicial en 2015. Los fundadores utilizaron tarjetas de crédito y pequeños préstamos para financiar la empresa en sus inicios. GitHub también creció por sí misma antes de ser adquirida por Microsoft en 2018, GitHub creció como una plataforma de hosting de código y colaboración para desarrolladores, utilizando un modelo de bootstrapping. La empresa se financió a través de las ganancias de las cuentas premium hasta que finalmente aceptó financiación externa.

El bootstrapping plantea una elección empresarial y en cierto modo también de estilo de negocio para los emprendedores. Por un lado, ofrece la posibilidad de mantener el control total sobre la empresa y evitar la influencia externa de los inversores. Esto permite una mayor libertad para tomar decisiones y seguir la visión original del emprendedor. Sin embargo, esta independencia financiera también puede suponer un riesgo, ya que el emprendedor asume la responsabilidad total de los resultados financieros del negocio.