Historia
La “liberación” de Auschwitz
El lunes se cumplen 75 años de la liberación del campo de concentración nazi conocido como símbolo del horror al que puede llegar el hombre: El complejo de Auschwitz-–Birkenau, en la polaca Silesia, a una hora de Cracovia y escasos de Karol Woytila, circunstancia que marcaría el pontificado de Juan Pablo II. Aquella «liberación» la efectuó el Ejército Rojo en su camino hacia Berlín, al final de la guerra, tras invadir Polonia por el este en 1939, en virtud del acuerdo de Stalin con Hitler para repartírsela. Por cierto, que la Historia tiene pendiente explicarnos por qué tras la invasión de Polonia por el oeste por las tropas de Hitler, Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania y permanecieron impasibles cuando, días después, Stalin hizo lo mismo por el lado opuesto, anexionándose las Repúblicas bálticas.
No podemos aceptar reconocer a los soviéticos como «liberadores» de nada ni nadie, porque fueron tan malvados como los nazis, y solo cambiaron de postura cuando fueron traicionados por Hitler, al invadirles también a ellos. Además, la URSS tenía sus propios campos de la muerte, los Gulag, inmortalizados por Solzhenitsyn. El 27 enero de 1945 es una fecha para recordar que dos sistemas ideológicos auténticamente satánicos –el comunismo y nazismo– destruyeron al hombre prometiéndole un paraíso y construyéndole un infierno. El eterno engaño del príncipe de la mentira y sus seguidores.
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