El derbi de Champions

España
Tras la unilateral iniciativa de Marruecos de delimitar aguas territoriales próximas a Canarias, Argelia hace ahora lo propio con aguas limítrofes con Cabrera, al sur de Baleares. De momento no consta iniciativa similar para Gibraltar, a cuya cosoberania –mínimo histórico innegociable– el Gobierno ha renunciado ya antes de sentarse a hablar con el Reino Unido, perdiendo una oportunidad histórica tras el Brexit.
Resulta evidente que estos hechos no son casuales, ni independientes entre sí: son consecuencia de haberle tomado la medida a la política del señor Sánchez. Nuestros vecinos están copiando a los socios políticos del Presidente –entre ellos, dirigentes inhabilitados y condenados con un pasado y un presente de traición y deslealtad a España– y tras comprobar que somete sus decisiones a su interés político personal, con la finalidad de mantenerse en el poder. Si trata con deferencia a los separatistas, cediendo ante ellos entregándoles parcelas de soberanía por un puñado de votos, poniendo en almoneda la dignidad nacional, y desguazando por piezas el Estado –como si fuera de su propiedad–, ¿alguien puede, de verdad, extrañarse de que nuestros vecinos estén jugando sus mismas cartas? Faltar a la palabra dada por un Presidente tiene graves consecuencias para el país. Con esta política del Gobierno, no debe sorprender que, para evitar un grave conflicto, esperen que se les cedan millas de soberanía marítima. Ya le han cogido la medida, y ahora nos toman por «el pito del sereno».
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