Y llegó el tío Paco con las rebajas

A pesar de los 40 grados de rigor, propios del mes de julio, se empieza a apreciar en el horizonte un frío otoño. La Covid-19 no ha dado ni un mes de tregua, nuevos rebrotes a lo largo del Mediterráneo, al sur y al norte del país, han hecho saltar todas las alarmas.

El debate sobre la capacidad de previsión del gobierno ha vuelto a surgir. Menos de la mitad de los rastreadores necesarios, retrasos a la hora de hacer obligatorio el uso de la mascarilla y dejar que campe a sus anchas un incompetente al frente de la Generalitat, hace temer lo peor en los próximos meses, especialmente en octubre, que es donde la autoridad sanitaria deberá superar la prueba de fuego.

En todo este panorama, se ha reactivado la polémica en torno al Rey emérito. Felipe VI cree que alejándose de su padre y levantando su dedo acusador puede salvarse.

No parece, sin embargo, que sea plenamente consciente de que quien ha abierto la crisis no está interesado en el debate sobre Juan Carlos I, sino que es una enmienda a la totalidad a la monarquía.

Sánchez, preso de su mala costumbre del cortoplacismo, tampoco ha hecho esta reflexión. Un partido con ideales de republicanismo cívico, como el PSOE, debería zanjar el asunto: no es más republicana Venezuela que Suecia, lo relevante es el sometimiento de todos al Estado de Derecho, no la existencia o no de una monarquía parlamentaria.

Y, en medio de todo este panorama, llega el tío Paco con las rebajas en forma de los países frugales. Las posiciones que están marcando estos países, capitaneados por los Países Bajos, que rompen la construcción europea en materia fiscal creando paraísos fiscales dentro de la eurozona.

Además, el desprecio por los países del sur es indisimulado. Dijsselbloem, el holandés que presidía el ECOFIN en 2017, hizo unas declaraciones reveladoras asegurando que la gente del Sur se “gastaba todo el dinero en licor y mujeres”.

El conflicto en Europa es entre los que más se benefician del mercado único, los países del centro, como Holanda, cuyos beneficios per cápita triplican los de los españoles y los que se han beneficiado de la Unión en la construcción del Estado de Bienestar, España e Italia son los principales ejemplos.

Los frugales están defendiendo su propio beneficio sin sentido alguno de pertenencia a comunidad. Nos hacen dumping fiscal, nos exportan su producción y nos exigen recortes en salarios y prestaciones.

El acuerdo, cuando lo haya, vendrá con menos subvenciones y más préstamos con condiciones. Finalmente, veremos a Sánchez modificar la reforma laboral, pero para recrudecerla.

Helmut Kohl, François Mitterrand y Felipe González, un día, construyeron una Europa simétrica. Hace un par de semanas, estos mismos países, perdieron la votación de Nadia Calviño frente a los nuevos halcones del norte. Para pasar la tempestad necesitamos al mejor capitán de navíos, sin embargo, en el puente de mando quien está es Pedro Sánchez.