Partido Popular

Cayetana Álvarez de Toledo, la soberbia tiene un precio

En su viaje de ida y vuelta, está por ver su próximo movimiento; muchos opinan que tampoco se quedará silente

La noticia estaba cantada desde hace días, y, según ha sabido este periódico, se fraguó finalmente durante una cena celebrada hace días en Almería entre Pablo Casado y Teodoro García-Egea. El enfrentamiento entre la todavía portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, y el secretario general del PP, había alcanzado puntos de máxima tensión. La sustitución del jefe de la asesoría parlamentaria del grupo popular, Gabriel Elorriaga, fue la gota que colmó el vaso. En la mañana de ayer, una dura reunión de Casado con su núcleo duro de dirección, en la sede de Génova trece, a la que asistió la propia Cayetana, puso el punto y final a una de las apuestas personales del líder del PP: En Cataluña, como número uno por Barcelona y, sobre todo, en la influyente portavocía del grupo parlamentario en la Cámara Baja.

Es la suya una historia de desencuentros personales, arribismos y carácter altivo. “Más que un verso suelto, Cayetana siempre fue la soberbia personificada “, aseguran diputados del grupo popular muy enfrentados últimamente por sus continuas salidas de tono. Mujer brillante y preparada, su carácter arrogante, displicente y, a veces, muy autoritario con quienes no eran de su cuerda, le habían granjeado fuertes adversarios. En Génova, en el Congreso y en “Barones “territoriales de mucho peso, en especial el gallego Alberto Núñez Feijoo, quien llegó a pedir especialmente la ausencia total de Cayetana durante la campaña electoral.” Me resta más que suma “, le advirtió el presidente gallego a Pablo Casado en una conversación privada.

Nadie duda que Cayetana ha sido valiente en algunas ocasiones, pero su carácter soberbio, engreído y ciertas conspiraciones de salón con periodistas afines la colocaron también en una posición muy incómoda para Pablo Casado. Sus ataques injustificados a otros medios de comunicación, sus nombramientos del “núcleo aznarista“, teledirigidos por la FAES del ex presidente Aznar, habían forjado un poder paralelo a la propia cúpula del partido, algo que el Secretario General, Teodoro García-Egea, muchos diputados y destacados líderes regionales no estaban dispuestos a tolerar. El pulso se ha decantado y el propio Pablo Casado ha tomado la decisión final.

La llamada tantas veces “Marquesa“ por Pablo Iglesias en el Congreso, es en efecto aristócrata de cuna. Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta- Ramos nació en Madrid, de padre francés, madre argentina, y ostenta en la actualidad el título de Marquesa de Casa Fuerte. Doctora en Historia Moderna por la universidad de Oxford, llegó al PP de la mano de Jose María Aznar, Esperanza Aguirre y el núcleo duro de FAES, la cantera ideológica del partido. Fue diputada en el Congreso y mano derecha de Ángel Acebes hasta que en uno de sus muchos “volantazos” dio la espantada y criticó duramente a Mariano Rajoy. Una conducta que muchos en el PP censuraban como desleal y, por ello, muchos cuadros del partido nunca entendieron la nueva apuesta de Pablo Casado por ella. Tampoco ocultó nunca su acercamiento a VOX, y el sentir mayoritario en el grupo parlamentario era de que cada vez “va más por libre y a su bola”.

Altos dirigentes del PP consultados por este periódico consideran que la tarea de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del grupo parlamentario ha sido excluyente. Con un equipo muy cerrado, sin mucha experiencia de gestión: “Se ha ignorado a gente valiosa, con veteranía”. Según fuente del PP en sintonía con su carácter, Cayetana no estaba dispuesta a dimitir y forzó hasta el último momento su cese por el propio Pablo Casado. Su estilo de oposición era bronco, y nunca llegó a convencer a los veteranos del partido, que apostaban por un lenguaje más centrado, no tan agresivo y similar al de VOX.En este cambio de rumbo y de personas han sido claves el secretario general del partido Teodoro García-Egea y el presidente de Galicia Alberto Núñez Feijoo.

Cayetana fue un día mano derecha del entonces secretario general del PP, Ángel Acebes, se marchó después del partido con durísimas críticas hacia Mariano Rajoy y volvió por la puerta grande de la mano de Pablo Casado. Tal vez, estas veleidades y su desmesurada ambición han socavado, por el momento, su carrera política. Aunque muchos piensan que no se quedará callada y podría recalar en alguna otra parte: “Arrogante y zascandil donde las haya “, dicen con sorna algunos diputados del grupo popular

Su oratoria brillante y capacidad intelectual, a veces, le han hecho un flaco favor. Rodeada de un grupo de aduladores, en ocasiones no supo conectar con la realidad política y ofrecía un blanco fácil para la izquierda. Su perfil, distante y altivo, la alejaban cada día más de los postulados moderados que invocan líderes del PP como Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno Bonilla y Fernández Mañueco. Elevada a los altares políticos un día, es la suya una caída anunciada y, como bien dicen algunos, “víctima de su propio carácter”.

En su viaje de ida y vuelta, está por ver su próximo movimiento porque si arriesgada fue la apuesta de Pablo Casado por ella, muchos opinan que tampoco se quedará silente. Cayetana, siempre ambiciosa de ser esperanza blanca termina de nuevo una etapa con nubarrones. Si hay algo malo en política, es la sombra de la desconfianza y la deslealtad. Un aviso a navegantes que el PP, con Álvarez de Toledo, ha padecido en sus propias carnes.