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Ciudadanos apunta a Rivera en las críticas al apoyo a Sánchez

La dirección de Ciudadanos ve en las críticas «movimientos de desestabilización» inspirados en la sombra por el entorno del ex líder. Negociará los PGE, aunque exige la retirada de la enmienda del castellano

Arrimadas posa acompañada de los miembros del Comité Permanente de Ciudadanos tras la reunión en Madrid
Arrimadas posa acompañada de los miembros del Comité Permanente de Ciudadanos tras la reunión en MadridEUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

En la dirección de Ciudadanos (Cs) ven la sombra de Albert Rivera detrás de las críticas, «movimientos desestabilizadores», que se han empezado a activar en las últimas semanas. Es decir, en las filtraciones «sin fuentes» y en los sectores, también anónimos, que agitan el debate mediático. El tema de fondo es la estrategia de la dirección del partido de rectificar la herencia de Rivera, que dejó a la organización en el esqueleto de los diez escaños, después de haber llegado a 57. En política, no hay «padre» que no acabe intentando matar al «hijo», en este caso, a la «heredera», y en la cúpula naranja creen que están siendo víctimas de estas maniobras, «que trabajan en la misma dirección que el PP y que Podemos».

La estrategia de Arrimadas está llena de riesgos políticos y electorales en este contexto de polarización, y más cuando en febrero tiene que presentarse a unas elecciones en Cataluña que serán su primera gran reválida. Ante las presiones, ayer se vio obligada a hacer el gesto de exigir la retirada de la enmienda en la Ley de Educación que el Gobierno ha pactado con ERC para bendecir que el catalán deje de ser lengua vehicular en Cataluña. La semana pasada el portavoz parlamentario, Edmundo Bal, ya había anunciado recurso ante el TC, igual que el PP, y la denuncia en Bruselas. Arrimadas marcó la retirada de esta enmienda como línea roja en su voto final en los PGE, pero esto, a la vez, no quiere decir que vaya a levantarse ya de la mesa de negociación. Ayer no explicitó qué consecuencias tendrá que esa enmienda no se retire, movimiento que se antoja muy difícil porque forma parte del pacto del PSOE con ERC. Pero fuentes de la dirección explicaron que no van a «dejarse torcer el pulso» en su apuesta por ser un partido «útil», y que en estos momentos «su obligación» es mantener el diálogo para intentar influir en el contenido de las nuevas cuentas públicas, pese a la pinza de ERC y Podemos para vetarles.

En la dirección naranja dicen que son conscientes de «la falta de palabra» del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de su disposición a mantener viva la mayoría de investidura. Pero argumentan en su defensa que por sentido de Estado, y hasta por estrategia política, tienen que «seguir diferenciándose del PP y de Vox en la coherencia entre el discurso de mano tendida y los hechos». «Vamos a sentarnos en la mesa de negociación y hasta ver el resultado final del largo proceso parlamentario no nos levantaremos de ella. Que nos levantemos de la mesa es lo que quieren ERC y Podemos».

Arrimadas no puede dar marcha atrás y su decisión es utilizar su disposición a negociar los Presupuestos también en la clave de las elecciones catalanas. Cs quiere apuntarse tantos en clave económica, jugando sobre el alambre. En cuanto en la negociación entren otras cuestiones distintas a las contrapartidas económicas en favor de Cataluña, tendrán entonces que romper la negociación. Pero van a apurar hasta el último momento, aunque el clima de presión externa y, «supuestamente», interna vaya a más. En Ciudadanos no hay barones y los pocos líderes que comparten protagonismo a nivel nacional con Arrimadas no se levantarán en armas contra la líder del partido, salvo la excepción de Castilla y León. Pero Arrimadas sí puede ser víctima de la estrategia del Gobierno de coalición de manejar todas las cuestiones sin dejar margen para llegar a acuerdos transversales. Así han gestionado la revisión de la Memoria Histórica, la nueva ley de Educación o el estado de alarma. Los socios del PSOE, innegociables e irrenunciables, son «tóxicos» para la formación naranja, y el PSOE, aunque pudiera llegar a querer, que no es el caso, nunca concederá a Ciudadanos la condición de interlocutor en plano de igualdad con ERC.

Arrimadas quiere encontrar un hueco singular para su partido, y desde la dirección naranja recuerdan que no estarían en esta situación si en el pasado hubieran actuado de la misma manera. Pero para sobrevivir, necesita que el PSOE les deje reivindicar algún logro, y hasta ahora han hecho el amago, pero, al final, no ha sido así. Por ejemplo, Pedro Sánchez ha incumplido los compromisos que adquirió con Ciudadanos en la negociación del estado de alarma.

En medio de la pinza que forman Sánchez y Casado, Arrimadas tiene que batirse contra la decisión de Sánchez de mantener la mayoría de investidura y contra el deseo del presidente del Gobierno, concertado con su vicepresidente, Pablo Iglesias, de ayudar en todo lo posible a ERC para que gane las próximas elecciones catalanas.

En su comparecencia de ayer, Arrimadas condicionó su apoyo a los Presupuestos a que el Gobierno retire la enmienda a la ley educativa para que el castellano deje de ser considerado lengua vehicular, y que se comprometa por escrito a que no habrá un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

No obstante, hoy no apoyará las siete enmiendas a la totalidad a los Presupuestos, y en la negociación de su tramitación parlamentaria pedirá, entre otras cuestiones, que las cuentas incluyan ayudas directas y no créditos para las empresas que tienen que cerrar temporalmente por la crisis de la Covid, igual que están haciendo otros países europeos.

«Nuestros compromisos con los españoles son dos: mejorar el proyecto del Gobierno para frenar las barbaridades de Podemos y evitar las concesiones a los partidos independentistas. Y no vamos a renunciar a ninguna de ellos», indicó. Otros, como el PP y Vox, añadió, «gritan mucho pero no consiguen nada».