Juicio "caja B"

“Me tiró el mechero y me amenazó: Estás muerto”: la bronca del ex gerente del PP con Bárcenas

Cristóbal Páez relata al tribunal su difícil convivencia con el ex tesorero en la sede de Génova tras estallar el “caso Gürtel”: “Tenía miedo porque estaba un poco desquiciado”

El ex gerente del PP Cristóbal Páez (i), a su llegada a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid)
El ex gerente del PP Cristóbal Páez (i), a su llegada a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid)Chema MoyaAgencia EFE

“Yo no vuelvo porque este tipo me mata”. Cristóbal Páez, que fue la mano derecha de Luis Bárcenas cuando éste era gerente del PP, no tuvo una convivencia apacible con el ex tesorero tras el estallido mediático del “caso Gürtel”. Incluso tras su dimisión, Bárcenas siguió teniendo un despacho en la sede de la calle Génova y para Paéz no resultó fácil esa cohabitación, que saltó por los aires en 2010 con una discusión en su despacho en la que Bárcenas habría terminado arrojándole un mechero.

Así lo ha relatado al tribunal del juicio de la “caja B” del PP el ex gerente popular -para quien la Fiscalía pide una condena de 18 meses de prisión-, que según ha explicado se vio atrapado en el “fuego cruzado” entre Bárcenas y la entonces secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, lo que terminó desembocando en su salida de la formación.

Páez ha explicado que le sorprendió que “continuara allí” tras renunciar a su cargo en el partido en julio de 2009, en plena marejada del “caso Gürtel”. Su permanencia en Génova 13, ha reconocido, “fue el origen del conflicto” porque a él le parecía “muy incómodo” que Bárcenas siguiera campando a sus anchas en la sede de los populares.

Para entonces, ha contado, las tensiones entre Cospedal y Bárcenas eran evidentes. Dado que las funciones de tesorería las asumió la secretaria general, ha recordado, él tenía que despachar tanto con ella como con Bárcenas. Pero el extesorero le decía “que no despachara con ella”, y Cospedal, “que no despachara con él”.

Así que no vio otra solución que recurrir a Mariano Rajoy. “Le pedí cita y me dijo que despachara con la secretaria general”. Pero cuando se lo dijo a Bárcenas “se puso furioso y dio orden a un montón de gente de la Gerencia de que no me informasen de nada”.

“Se puso muy violento conmigo”

A partir de ese momento, ha mantenido, la relación con Bárcenas comienza a agriarse. “Cuando yo entro en ese fuego cruzado entre Cospedal y Bárcenas, Bárcenas empieza a desconfiar de mí y a dejarme aislado”. Y decide recurrir a Ángel Acebes. “Le cuento todo esto y le digo que estoy en una situación jodida, y que no entiendo por qué el partido lo mantiene aquí cuando ya está cesado”.

Pero esa reunión con Acebes llega a oídos del ex tesorero, quien a través de su secretaria le cita en su despacho, siempre según la versión del acusado. “Se puso muy violento conmigo. Me arrojó un mechero que lo pude esquivar y me fui y le dije “no quiero que me trates así””, ha rememorado. “Él me amenazó: ‘Estás muerto, estás acabado’, o algo así. A mí aquello me afectó, me impresionó y tuve miedo”.

De hecho, después de ese encontronazo subió a la planta séptima “a contarle el episodio a la secretaria y al presidente, pero no estaban”. Decidió poner tierra de por medio y se fue a su casa. De camino sonó el teléfono. Era Bárcenas. “Oye Cristóbal, quiero pedirte disculpas por lo que ha pasado”. Y le colgó. Páez entendió que era “una disculpa forzada”, que no ayudó precisamente a tranquilizarle.

“Tenía miedo, porque era una persona que había estado muy presionado y estaba un poco desquiciado”. Lo tenía claro: “Yo no vuelvo, porque este tipo me mata”. “Hablé con la secretaria y me dijo “quédate en casa tranquilo y despachamos por teléfono una vez por semana””.

“Rajoy me dijo que no le complicara la vida”

Al cabo de un mes, asegura que consiguió reunirse con Rajoy y Bárcenas en la sede del PP. “Le dije que no entendía por qué seguía allí cuando ya había dimitido”. A lo que el entonces líder popular le habría respondido: “Déjame que lo arregle, ¿por qué no habláis...?”. Pero él seguía en sus trece: “¿Cómo me voy a poner de acuerdo, en qué?”.

En su opinión, en esa cita Rajoy “lo dejó un poco en el aire”. Y tras reprocharle él a Bárcenas que era “un mal actor”, el ex tesorero “se levantó y se fue”. “El presidente me dijo que no le complicara la vida y que volviese. Y volví, pero Bárcenas seguía yendo”. De hecho, ha recordado que aunque él abandonó el partido en 2010, Bárcenas “siguió hasta 2013” con despacho en Génova 13. En junio de ese año, las autoridades suizas desvelaron que su antiguo jefe llegó a tener 47 millones de euros en un banco helvético. “Es algo que no me podía ni imaginar”, ha dicho.

Y aunque Cospedal le dijo -según su versión- que mientras fuese secretaria “yo sería el gerente”, 15 días después “fui a hablar con Rajoy y me dijo que iba a hacer unos cambios, que yo me había ido”. “Te voy a respetar el sueldo y el despacho”, le habría garantizado. Pero rechazó el ofrecimiento. “A mí no me interesaba ser una momia metida en un despacho. Le dije que no me quería quedar. Vamos a llegar a un acuerdo”.

“Sabía que tenía muy crudo volver a trabajar, porque Bárcenas estaba todo el día en los periódicos y yo había sido su persona de confianza. Por eso dije que me quería ir con una indemnización y llegamos a un acuerdo de despido improcedente”. Era julio de 2010. Once años después, ambos comparten banquillo por el supuesto pago en dinero negro de parte de las obras de reforma de la sede del PP.

“Bárcenas decidía lo que se pagaba, cuándo y cómo”

Páez se ha desmarcado de toda responsabilidad contable en las obras de la sede de Génova 13, que ha atribuido a Luis Bárcenas, de quien ha dicho que era “quien decidía lo que se pagaba, cuándo y cómo”. “Yo estaba en la materialidad de la obra, en que se hiciera bien y en plazo; el tema económico lo llevaba Bárcenas, y además era muy posesivo para ese tema”, ha asegurado.

En su declaración ante el tribunal que juzga la “caja B” del PP, Páez -para quien la Fiscalía pide 18 meses de prisión-, ha admitido que cobró 12.000 euros en dinero negro en 2007 y 2008, que según él le dieron el propio Bárcenas, que entonces era gerente del partido y de quien era adjunto, y el ya fallecido Álvaro Lapuerta, como una “gratificación” tras haber reclamado él sin éxito un aumento de sueldo. Eso sí, le dejaron claro que no se podía incluir en la nómina.

“Yo no sentí vergüenza porque me lo dieran en dinero negro. Vergüenza tenían que sentir ellos. Eso me lo había ganado”, ha defendido en referencia en que como adjunto a la gerencia había asumido durante años más competencias de las que le correspondían.

Como ya hizo en la jornada anterior el arquitecto de Unifica Gonzalo Urquijo, Páez ha retratado a un Lapuerta con “síntomas de demencia importante” con el que “no se despachaban temas de trabajo”. “Tenía la mesa vacía y firmaba los cheques”, ha dicho antes de insistir en que no le veía capacitado para negociar ningún contrato, una responsabilidad que según él sí recaía en Bárcenas.

“Los papeles no los había visto nunca”

El acusado ha dicho no saber nada de esa contabilidad opaca ni de la supuesta reunión que, según el ex tesorero, mantuvo con Urquijo en presencia de Lapuerta en la que se traslado al dueño de Unifica que había que pagar parte de la obra en dinero negro.

“Los papeles esos no los había visto nunca”, ha asegurado en relación a la publicación de esas anotaciones en El País en 2013. Y aunque si suponía que “había una cantidad en efectivo”, ha añadido, “yo me hacía cargo de lo que hacían mis subordinados, no mis superiores”. “Además Bárcenas es una persona muy reservada, era mi jefe y yo le respetaba. Trabajaba siempre con la puerta cerrada aunque estuviera solo”, ha recordado.

Y en cuanto a esa supuesta reunión clave entre el PP y Unifica, dijo que duda mucho de que Lapuerta “tenía un grado de demencia importante” y no le veía en condiciones de negociar ningún contrato). Además, ha dejado claro, “en ningún momento” los vio reunidos. Según ha defendido con vehemencia -hasta el punto de que el presidente del tribunal le ha tenido que llamar al orden por instar al fiscal a no “liarle” con la exhibición de documentos- a él Bárcenas nunca le dijo que parte de las reformas de la sede se iban a pagar con dinero negro.

“¿Su interlocutor para temas de presupuesto y de cobros fue siempre Bárcenas?”, le ha preguntado entonces el fiscal de Anticorrupción Antonio Romeral. “Sí, siempre”. Dice siempre era Bárcenas quien supervisaba los contratos.

“Tenía miedo”

Sí ha confirmado en cambio que cuando estalló el “caso Gürtel” en 2009 le llamó Bárcenas para darle documentación en una carpeta. Según él, le dijo: “Tengo que darte una cosa para que me guardes y no quiero que esté al alcance de nadie”. “¿Por qué me pones en este compromiso?”, se quejó. “Porque tengo confianza en ti”, le habría contestado Bárcenas, que insistió en mostrarle los documentos. “No quiero saberlo, yo te lo guardo pero no me comprometas”, asegura que le dejó claro. Pese a lo cual, según ha contado, le mostró varias facturas y contratos.

“Yo no tenía curiosidad, tenía miedo, y no lo quería ver. Había facturas, había hojas de cálculo, pero no lo que vulgarmente se conoce como los papeles de Bárcenas”, ha recalcado. “No sabía lo que había ni quería saber”. Y únicamente ha añadido que su entonces jefe le comentó: “Esto es lo que hay hasta el 96. Lo posterior se lo dejo a otro”, aunque no le preguntó a quién.

La versión de Bárcenas

En su declaración, Bárcenas aseguró que Páez desconocía la existencia de esa “caja B” hasta 2009. “Que el pago se iba a hacer en B lo sabíamos Álvaro Lapuerta y yo y lo podía intuir Cristóbal Páez, porque él no tenía conocimiento de esa caja hasta 2009, cuando le entrego la carpeta” (con una copia de esa contabilidad opaca).

“Probablemente le explicamos que una parte se iba a pagar de esa forma para que se adecuara al presupuesto definitivo, el de mentira”, explicó en relación al ex gerente popular, de quien Bárcenas dijo que en un principio pensó que había sido él, y no el ex diputado del PP Jorge Trías Sagnier, quien filtró a El País sus papeles con las anotaciones contables.