Innovación
Barcos virtuales o gafas que descubren averías: la Defensa supera al cine de ciencia ficción
Drones, robots, realidad aumentada, inteligencia artificial o impresión aditiva se instalan en los modelos de formación, producción y sostenimiento de la industria española
La ciencia ficción es uno de los grandes recursos del cine, un recurso que en el sector de la Defensa consiguen superar constantemente. Muchos de esos desarrollos que el cine o las novelas futuristas han implantado en nuestros sueños, la Defensa los ha clavado en nuestras retinas.
No hay duda de que el mundo militar es innovación constante y, en España, esa innovación circula desde hace unos años en evolución constante por la cuarta revolución industrial, la digital, y lo hace en buena parte gracias al empuje de la industria pública. Empresas como Indra o Navantia, los dos grandes gigantes nacionales del sector, han marcado la hoja de ruta para el resto superando lo que podría vaticinar cualquier largometraje del género.
Gracias a esa industria y a sus desarrollos, la ciencia ficción del cine más futurista se ha quedado en ciencia a secas. Hoy, por ejemplo, se puede entrar en las instalaciones de Navantia, saltar a la realidad virtual a lo “Ready Player One” y trabajar en un buque por dentro o despiezarlo a lo “Minority Report”. O entrar en Indra, colocarse unas gafas de realidad mixta como las que llevaba Michael J. Fox en Regreso al Futuro II” y localizar de un vistazo los componentes a reparar en un blindado y acceder en ese mismo vistazo a toda la información sobre el mismo.
El mundo de la Defensa está en constante evolución y España se ha puesto las pilas. El entrenamiento en simuladores es algo habitual en las Fuerzas Armadas al más puro estilo “El juego de Ender” y el soldado del futuro con exoesqueletos de “Al filo del mañana” ya es presente. Y si eso ocurre con las personas, en los equipos el salto es exponencial. Más allá de las armas, los blindajes o demás sistemas de a bordo, el salto 4.0 ha llegado a los modelos de formación, fabricación y sostenimiento.
Inteligencia artificial, realidad aumentada y mantenimiento predictivo
Un buen ejemplo del avance en el sostenimiento es lo que ha hecho Indra con el 8x8 “Dragón”, el nuevo blindado del Ejército de Tierra. Los vehículos, como si de “El coche fantástico” se tratara, estarán totalmente sensorizados. Es decir, habrá alguien pendiente en tiempo real de todo lo que le pase al vehículo, pero no alguien de carne y hueso, alguien diferente, dotado de inteligencia artificial (AI por sus siglas en inglés), capaz incluso de adelantarse a los posibles fallos y avisar a David Hasselhoff antes de que ocurran. Ese “alguien diferente” en este caso no se llama KITT sino ISPA, acrónimo de Plataforma Inteligente de Análisis de Activos.
ISPA es un sistema que emplea técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje automático para predecir los fallos que podría llegar a sufrir el vehículo en el futuro. Una vez detectado el posible fallo, el ISPA llama al SLI o Sistema de Logística Inteligente (desarrollado también por Indra) para pedirle los componentes necesarios para la reparación. Ojo, el sistema tiene tal capacidad que puede atender las peticiones de material de absolutamente todo el Ejército y también controla el stock necesario y los costes, además, incorpora tecnologías blockchain y smart contracts para dar seguimiento y coordinar los cientos de proveedores con los que interactúa conociendo y controlando en todo momento el flujo logístico.
Toda esa información sirve para que, una vez en el taller, un operario armado con unas gafas de realidad mixta le eche un vistazo al vehículo. Y aquí entra en juego otro truco casi de ciencia ficción, a través de las gafas se verá el vehículo, obviamente, pero gracias a la realidad aumentada también aparecerán señalados aquellos puntos susceptibles de reparación. Al mismo tiempo, el operario también podrá ver sobreimpresa toda la documentación técnica y de configuración del sistema. Esa información también está disponible para tabletas y móviles a lo “Star Trek”.
Otra gran ventaja de este sistema es que los técnicos pueden conectarse en remoto con otras bases y compartir las imágenes que captan con sus gafas inteligentes con expertos que incluso podrán dar indicaciones mediante la realidad aumentada.
Buques virtuales, impresoras y simuladores
En el ámbito de la fabricación y construcción la tecnología también ha avanzado hasta límites cinematográficos. Navantia, por ejemplo, acaba de inaugurar en San Fernando (Cádiz) el Navantia Training Centre (NTC), 4.000 metros cuadrados repartidos en 17 aulas: cuatro con simuladores Navantis, una de simuladores de soldadura, cinco con sistemas avatar, otra de realidad aumentada, una de conferencias, una multiusos, varias de reuniones, cafetería y múltiples puntos agile.
Lo interesante de este centro es, entre otras cosas, que las tripulaciones podrán formarse en simuladores capaces de reproducir cualquier puente de mando y condiciones, e incluso podrán saltar dentro de la realidad virtual y trabajar en los gemelos digitales de los buques probando su respuesta ante las peores condiciones para atajar cualquier resultado desaconsejable.
El salto de Navantia al 4.0 afecta a mucho más que la formación. Los astilleros de la empresa cuentan con vehículos sin conductor que llevan piezas de un lado a otro como el Johnny Taxi de “Desafío Total”, piezas que antes eran de metal, eran complicadísimas de fabricar porque requerían de mucha experiencia y encima pesaban toneladas, pero ahora nacen de una impresora y lo hacen a peso de plástico y con la forma hidrodinámica perfecta. Pero hay más, drones que sobrevuelan los buques para inspeccionar la salud de la pintura o de las propias chapas del buque, robots que trabajan a destajo y obreros con gafas de realidad aumentada capaces de despiezar lo que están mirando sin falta de desmontar nada realmente como si del propio Robert Downey Jr. diseñando a “Iron Man” se tratara.
Un “Alexa naval”
Pero hay más, mucho más, la empresa desarrolla actualmente un Alexa para los buques, capaz de mil cosas durante las fases de construcción. Un sistema a lo Hal 9000 de “2001: Odisea en el espacio”, capaz de señalarte cualquier problema que haya en el barco o incluso aconsejarte en una misión. Y si Alexa está en el barco, en el astillero hay un Siri capaz de ayudar a quien tenga una duda ya sea sobre un problema jurídico o el mejor material para una pieza concreta.
La transformación digital en Navantia sí que roza la ciencia ficción, los procesos de fabricación y los propios buques son cada vez más ecológicos, los gemelos digitales permiten hacer pruebas de todo tipo en el mundo virtual para saber cómo responderá un buque a las condiciones que sean y así poder adelantarse a cualquier problema y dentro de poco el que esté en un puente de un barco podrá ver la información que requiera al más puro estilo parabrisas de coche futurista.
Si se pregunta al sector por esta revolución 4.0 en pleno proceso de expansión se encogen de hombros y hablan de “desfase”. Ya les parece un concepto antiguo, de hecho, todas las miras están ya puestas en el siguiente, la industria 5.0 y los espacios inteligentes. La ambición de desarrollo hacia el 5.0 y lo que venga después es tal, que hasta hay que rebuscar en la cartelera para encontrar ejemplos que hayan vaticinado tamaño salto.
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