Inocencio Arias
El misterio del avión y la sombra de Ceuta
¿Pueden los argelinos meter un avión en tu espacio aéreo sin permiso de sobrevuelo o de aterrizaje en territorio español? Poco probable aunque a veces haya gobiernos que te presenten un hecho consumado. El aparato argelino de ayer como el venezolano de Delcy tenía alguna clase de autorización aunque fuera verbal. Si reculó sería porque el Gobierno quiere presentar explicaciones a un muy cabreado Marruecos antes de dar suelta al cabecilla del Polisario. La sombra del Sáhara sobre Ceuta sigue planeando. Si el agraviado fuera un estado de Derecho las explicaciones serían más sencillas. Si el juez Pedraz no ve razones para encausarlo difícilmente el Ejecutivo podría impedir que se marche. Ahora bien, Marruecos no entiende el asunto de esta forma y, después de que Sánchez le ocultara la llegada de Ghali, estará inclinado a inferir que el Gobierno ha presionado al juez. Le interesa pensarlo para tener un agravio hiriente frente a España. Que Sánchez alardeara hace meses que el daba instrucciones a los fiscales, estúpida bravuconada, no habrá ayudado a que los marroquíes crean en la separación de poderes de España.
Volvemos a los viejos tiempos. El Sahara envenena las relaciones con Marruecos… y con Argelia. Los primeros creen que es suyo y que España pone trabas a sus pretensiones. Los segundos son menos ambiciosos, no creen que es suyo, les basta con que lo gestione sus amigos del Polisario, todo menos que caiga en manos de Marruecos. Todo. El gobierno tiene que cavilar a corto plazo cual es la opción que nos causa menos problemas y como se gestiona esa opción, algo que hasta ahora se ha hecho torpemente. La animosidad de Marruecos sería menor, aun con el del Polisario hospitalizado, si Sánchez le hubiera tapado la boca a Pablo Iglesias. Hipotecas de tener un gobierno Frankestein, ahora vence la del indulto de los catalanes. La va a pagar, claro. Marruecos, envalentonado con el aval de Trump, que Biden no va a revocar, entre otras cosas por la presión de Israel que ha ganado a cambio el reconocimiento de Rabat, desea que España siga de algún modo el ejemplo yanqui. España no puede hacerlo.
Hay que pensar en Washington. Quiere mantener equidistancia entre España y Marruecos, lo que es producto de su postura frecuentemente, no constantemente, pro-marroquí en el tema del Sahara; el temor a un posible comunista Polisario en el territorio apoyado por la activista Argelia de los setenta ha influido en su acervo sahariano. No era apetecible tener a un régimen más cercano a Rusia y Cuba en esa parte neurálgica del Atlántico. Por otra parte, la composición disparatada gobierno de Sánchez no debe despertar simpatías en la Administración Biden . ¿ Podía estar un compadre de Maduro, de los Ayalollas y los Castro sentado en el Consejo de Inteligencia( espionaje) español? Poco entusiasmante para un yanqui.
Habiendo hablado del pasado, otro apunte. En el arranque de la democracia el tema que más ocupó a Oreja y la diplomacia española fue el del movimiento fantasmagórico canario Mpaiac. Cabía holgadamente en dos taxis y Argelia, incordiando, los paseó por toda África como liberadores del pueblo canario. Se esfumó pero Marruecos y Argelia saben que ahora tenemos otro talón de Aquiles: el separatismo catalán aliado predilecto de Sánchez. Hay formas de extorsionarnos con él. ¿ Las estudian?
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