Feminista reconocida y abogada. Es por ello que hoyes importante tener en cuenta su opinión. Fue, de hecho, una de las voces más críticas cuando se dio a conocer el borrador de la «Ley Trans» en el que se incluía el términono binario. Hoy, meses después de sus críticas, cuando el Gobierno da luz verde a la autodeterminación de género para reconocer los derechos del colectivo trans, explica que la norma es necesaria para abordar así el «sufrimiento» de estas personas, pero también comparte los miedos y las críticas de centenares de organizaciones feministas que este fin de semana se han manifestado en toda España en contra del anteproyecto del ministerio de Igualdad. El miedo a que se produzca el borrado de la lucha por la igualdad de las mujeres es el motivo que une a Cristina Almeida con las plataformas feministas.
–¿Qué le parece que hoy el Gobierno apruebe la autodeterminación de género sin necesidad de un informe previo?
– Estoy a favor. Creo que la autodeterminación nos la daban desde la cuna sin pensar en cómo somos o vamos a ser. Ahora hemos visto que se han creado desigualdades porque el género es cambiante y la gente que no encaja en el cuerpo en el que le ha tocado vivir tiene derecho a que se lo reconozcan. Las feministas siempre hemos apoyado al colectivo trans para que puedan sentirse como realmente se sienten. No comparto que se les exija como ahora una serie de requisitos o un informe previo. Me parece que es castigar a unas personas de entrada, como sí debiesen reconocer que son anormales cuando no lo son, por supuesto que no lo son. Creo que la «ley Trans» ayuda a que esta lucha se identifique en la sociedad y no sea calificada de una anormalidad. Tienen derecho a tener su reflejo en las instituciones y en los papeles. Creo que la ley va a conseguir aliviar situaciones que hasta ahora son muy complicadas.
–¿Cree que los menores de edad –desde los 16 podrán decidir de manera autónoma sobre el cambio de género y entre 12 y 14 necesitarán aval judicial– son suficientemente maduros para tomar esta decisión? ¿Puede conllevar riesgos?
–A mi me preocupaba más que a un niño se pudiese hormonar o, por ejemplo, la incomprensión que sufren por parte de sus padres en un momento tan complicado. Sin embargo con esta ley se llega a una solución puesto que aquellos menores de 14 años que quieran cambiar de sexo deberán tener el aval judicial. Era necesaria más vigilancia sobre estos casos.
–Las organizaciones feministas defienden, sin embargo, que la «ley Trans» comporta un retroceso en los derechos de las mujeres puesto que si cualquier hombre puede declararse mujer las políticas de igualdad dejan de tener sentido.
–Son leyes complejas. Al igual que defiendo que se necesita que los derechos humanos comprendan todas las situaciones de todos los seres humanos creo que, desde el punto de vista de las mujeres, la eliminación del género va a eliminar la situación de lucha que hemos defendido durante tantos años, desde la revolución francesa. Es decir que puede borrar nuestra lucha puesto que muchas de estas personas trans no apoyan nuestra lucha. Esto no es un comportamiento solidario con las mujeres, puesto que hemos sido parte de la ayuda a todo este colectivo. Todas hemos manifestado nuestras contradicciones y nuestro enfado en este sentido. Creemos que hay que ser muy cuidadosos pero para reconocer derechos, no para quitar oportunidades. Hay muchas cosas de la ley que no comparto tal y como suenan y que espero que no suponga un sufrimiento mayor en la lucha de las mujeres.
–¿Cree que es una ley garantista?
–Yo la he examinado y creo que lo que intenta es transformar en derechos lo que era ignorado o visto como una perversión, por tanto es una gran mejora en los derechos humanos. Reivindicar como derecho el sufrimiento de estas mujeres me parece lo más positivo de la ley. Obviamente habrá recursos, como el del PP.
–Finalmente la ley no abordará el género no binario. Usted fue una de las voces más críticas contra este término al no entenderlo.
–Y me sigue costando entenderlo De hecho no estoy por la labor de hablar de «todos, todas y todes». Me parece que es no dar personalidad a nadie en concreto.