España

«Me sorprendió la entereza con la que los niños afganos huyeron de su país»

Defensa reconoce a la capitán del cuerpo de Sanidad, Amanda García

Soldado español
Soldado españolEjército del Aire

«Sabemos que estás de permiso pero te necesitamos en Afganistán». Más o menos así sonaron las palabras que escuchó la capitán enfermero del cuerpo militar de Sanidad, Amanda García Oliva, el pasado 16 de agosto. España ponía en marcha una ambiciosa misión de evacuación después de que el régimen talibán tomara en un sorpresivo movimiento el control del país. El objetivo era que ningún colaborador que durante casi 20 años ayudó a nuestro país se quedará atrás. Arrancaban 16 días de incesante trabajo. «Cuando yo llegue a Dubái ya llegaban los primero rescatados desde Kabul», explica Amanda a LA RAZÓN, en una conversación telefónica. Participó en dos vuelos de repatriación desde Dubái –país que actuó como pasarela para las conexiones internacionales– a Madrid y, posteriormente, formó parte de la célula militar que voló hasta Kabul (capital de Afganistán) para repatriar a los colaboradores occidentales. «Lo más duro fue conocer la historia personal y diferente de cada uno de ellos, que a la vez tenían en común que dejaban atrás toda una vida», describe.

La misión española logró sacar en un tiempo récord a más de 2.200 personas, muchas de ellas menores y mujeres. «Recuerdo que quienes viajaba en aquel primer vuelo no llevaban nada con ellos. Nunca me podría poner su piel. Es tan heroico». En el operativo participaron tres aviones de transporte A400M del Ejército del Aire, que realizaron hasta 17 rotaciones entre Dubái y Kabul, así como una decena de vuelos comerciales desde Dubái a Torrejón de Ardoz. «Muchos no sabían, ni siquiera, a qué país volaban. Y los niños, me sorprendió la entereza con la que actuaron», recuerda.

Sin duda la caída de Afganistán es una de las noticias de este año, a punto de terminar, pero además es otro de los hitos que ponen en valor el trabajo de las Fuerzas Armadas, cuyo trabajo cada vez está más humanizado. «Estamos para cuándo y dónde nos necesiten», destaca la capitán Amanda García Oliva, que ha sido premiada por el Ministerio de Defensa con el reconocimiento «Soldado Idoia Rodríguez», uno de los mayores baluartes a las mujeres en las Fuerzas Armadas.

Esta madrileña, de solo 40 años, se siente emocionada y agradecida por este reconocimiento que, además, es un motor para seguir. «Ha sido una sorpresa. Tú siempre intentas hacerlo bien y no necesitas que te lo digan pero, a veces, es importante un reconocimiento para seguir impulsándote e ilusionarte. Si a mí ya me gustaba mi trabajo, ahora, tengo más motivos porque parece que lo estoy haciendo bien», dice entre risas y con orgullo.

Amanda explica que estudió Enfermería porque «quería entrar en el Ejército». Desde que en 2008 accedió, no ha parado. «En 2009 empecé mi tournée por todas las unidades porque, es verdad, me gusta ir cambiando y sacarle todo el jugo a lo que me ofrece el Ejército». Cuenta con una amplia formación en medicina de montaña, enfermería en vuelo, en ambiente hiperbárico, así como en enfermería de combate, urgencias, emergencias y catástrofes. Con todas estas capacidades ha participado en misiones en el Líbano y Afganistán, así como en las operaciones de la UE «Atalanta» y «Sophia». Pero quiere más. Su próximo destino: las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) «porque hacen misiones en Iraq y Mali», concluye.