Socios
«ERC nos necesita y lo sabe, volverán a su sitio»
Luz verde a la reforma laboral por un voto del PP. Sánchez reajusta su alianza al ciclo electoral, pero no cambiará de socios. ERC y PNV no romperán
Los socios preferentes del Gobierno de coalición, ERC y PNV, seguirán siendo los socios preferentes, y únicos viables, de Pedro Sánchez, pese a confirmar ayer su decisión de quedarse fuera de la reforma de la normativa laboral. No habrá una intensa actividad legislativa de aquí a que termine la Legislatura, precisamente por falta de consensos, pero el presidente del Gobierno tendrá que seguir recurriendo a estos dos partidos, dentro de la fragilidad que ya padece la alianza de siglas que le sostiene en Moncloa. Una debilidad que irá a más según crezca la presión de las urnas.
Los socios de investidura tampoco entienden la votación de la reforma laboral como un punto de inflexión, sin marcha atrás, porque a presente, y a futuro, Pedro Sánchez es la única alternativa de Gobierno con el que negociar y buscar contrapartidas a cambio de sus apoyos en Madrid.
El acuerdo social salió adelante, contra el plan A del Ejecutivo, la vía de ERC y PNV, y con PSOE y Podemos asumiendo el voto de partidos especialmente incómodos para los morados, como Ciudadanos (Cs), además de un conglomerado de formaciones liberales, de centroderecha y regionalistas.
Pero, bajo el ruido de sables que dentro de la mayoría de investidura se escuchó en el Congreso, hay en juego variables que anulan el análisis a bote pronto que lleva a interpretar la votación de la reforma laboral como una ruptura estruendosa, sobre todo por parte de los independentistas catalanes.
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, centró, con saña, su ataque en la figura de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Los independentistas de Oriol Junqueras optaron por la coherencia, respecto a su compromiso con la derogación de la reforma laboral, y utilizaron este argumento para poner en evidencia el incumplimiento de su palabra por parte de Yolanda Díaz y de Podemos. Rivalidad política, focalizada en la marca morada y en la competencia que este partido representa en Cataluña para ERC. Pero la «función» que ayer se representó en el Congreso no marca un antes y un después definitivo en la política de alianzas de Sánchez. Sí confirma que la geometría variable es un señuelo inviable, y que Sánchez está más solo que nunca y sigue en manos de los nacionalistas vascos y de los independentistas catalanes.
La actualización de la reforma laboral la exigía la Comisión Europea, sin entrar en el alcance concreto de su contenido, para seguir liberando fondos comunitarios, y no altera el grueso de la reforma laboral del Gobierno de Rajoy. No obstante, el PP esquivó la abstención para no sufrir una nueva embestida de Vox cuando se acerca el ecuador de la campaña electoral en Castilla y León y con sondeos que anuncian una crecida importante de esta formación.
Sin plan A en la mano, Sánchez hace de la debilidad virtud y buscará vender su fracaso como un amago de recolocación en el centro, en una rectificación que tiene mucho que ver con el nuevo ciclo electoral. Pero el PSOE sabe que no tiene alternativa a ERC y PNV porque la postura de Cs es «una excepción, inducida por la presión del acuerdo entre la patronal y los sindicatos». «En esta votación recibimos apoyos circunstanciales que no se mantendrán en el futuro. De la misma manera que ERC sabe que nos necesita y volverá a su sitio», sostienen en el Gobierno. Sánchez fracasa porque no consigue su objetivo inicial, implicar a todo el arco parlamentario, salvo PP y Vox, en el apoyo a la reforma de la normativa laboral. Pero la lectura que hacen en las filas socialistas es que este fracaso pesa más sobre la cabeza de la ministra de Trabajo.
En ese sentido, en la bancada de ERC dejaban caer ayer que no se les está dando «la atención» que se merecen. ERC no tiene ninguna intención de romper. No gana nada. Pero en esta votación ha visto la oportunidad de meterle un rejonazo a Yolanda Díaz. Y lo que reclaman es más atención, «y desde arriba», no en el canal parlamentario donde la salida de Adriana Lastra ha dejado un vacío «irremplazable». En todo caso, la agitada votación del pacto social queda en manos del error de un diputado del PP, miembro de la dirección nacional. Génova lo intentó tapar con el augurio de que la votación será declarada nula.
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