Gobierno
Podemos tensa ahora al PSOE con la reforma fiscal
Hasta Díaz se desmarca y pide esperar el informe de Hacienda, que «liderará» la norma. Tratan de recuperar a ERC y Bildu, mientras que la vicepresidenta ahonda sus críticas
La calma no termina de instalarse en Moncloa. Después de un fin de semana convulso y marcado por las críticas desde el ala morada hacia el PSOE –por pactar la reforma laboral con Ciudadanos en vez de haber cedido a alguna de las pretensiones de los socios de investidura– Unidas Podemos ha decidido dar la batalla en el seno del Gobierno en materia fiscal.
Un nuevo frente que no gusta a la parte socialista y de la que se ha desmarcado la propia vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos en Moncloa, Yolanda Díaz. Llega después de que la semana pasada ya registraran una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados. Podemos, que busca abanderar la reforma fiscal, quiere presionar a sus socios para implantar un impuesto de Sociedades del 10 por ciento a las empresas eléctricas y sustituir el impuesto de Patrimonio por un nuevo tributo a las grandes fortunas En total, con la batería de propuestas fiscales, los morados tienen estimados que se aportaría un aumento de ingresos a las arcas públicas de 29.800 millones de euros. Unidas Podemos, que presentó este lunes sus propuestas fiscales trataron de sentar las bases de la futura reforma, en un debate liderado por el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, las ministras Ione Belarra e Irene Montero, junto al exlíder del Partido laborista británico, Jeremy Corbyn. Entre sus propuestas figuran la creación de un impuesto estatal que grave la vivienda vacía, de cara a motivar que salgan al mercado del alquiler, desplegar un nuevo tributo que grave los alimentos de mala calidad nutricional, un nuevo marco de fiscalidad verde y ampliar la lista de alimentos y bebidas no alcohólicos al tipo de IVA superreducido del 4%. También apuesta por un impuesto a las grandes fortunas.
Una propuesta que en Moncloa rechazan de plano, por el momento. Desde el Ministerio de Hacienda se prefiere esperar al informe del equipo de expertos que se encuentra culminando sus trabajos. La propia Díaz cerró filas con los ministros socialistas rebajando la propuesta presentada ayer por los morados. Para la vicepresidenta, la propuesta es «legítima» –enmarcándola dentro de las posiciones que adoptan las distintas formaciones políticas–, pero no debe confundirse» con la que finalmente adopte el Gobierno, y en concreto, la que está «liderada» por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Los morados continuarán en los próximos días acentuando el debate tanto desde los medios como en el seno del Ejecutivo y para ello esperan contar con sus socios de investidura. Es por ello que decidieron invitar a ERC y Bildu al acto en Madrid, con el fin de comenzar a «recoser» las heridas que dejó la votación de la reforma laboral el jueves en el Congreso. Desde el grupo parlamentario y también en el ala morada en Moncloa se ha recelado públicamente por el hecho que el PSOE priorizara la suma con Ciudadanos y no con ERC y Bildu –al pedir estos cambios en el decreto ley–.Una imagen de división y que se saldó con el enfrentamiento directo entre Yolanda Díaz y el portavoz republicano, Gabriel Rufián. Algo que no gustó en las filas moradas, conscientes de la debilidad de la mayoría progresista. Así, los morados se están empleando en rebajar el tono contra los socios de investidura y aseguran que seguirán trabajando con este bloque. Es por ello que mandan avisos al PSOE en este sentido. El presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, pidió que «tomaran nota de que la geometría variable es una operación arriesgada» porque «la agenda legislativa del Gobierno no puede depender de una carambola». Una bajada de decibelios que contrasta con el discurso de Díaz, que instó a ERC a explicar por qué no apoyó la reforma y le culpó de tratar de jugar con la vida de los ciudadanos. «Con las cosas de comer no se juega», le advirtió.
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