Salto a la valla

Sánchez mantiene la equidistancia entre los migrantes de Melilla y los gendarmes marroquíes

El presidente pide “empatía” para los fallecidos, pero “también que nos pongamos en la piel” de quien ayudó a la Guardia Civil a “defender nuestras fronteras”

El presidente del Gobierno no recapitula. Sigue haciendo equilibrios en lo que se refiere a la crisis generada por la muerte de migrantes a las puertas de Melilla. La polémica no se cierra, sigue larvándose en paralelo a la celebración de la cumbre de la OTAN, en la que el Ejecutivo tiene puestas todas sus energías. Sigue viva por la actitud de Pedro Sánchez, que mantiene una actitud equidistante entre quienes perdieron la vida, o les fue arrebatada, en la frontera y quienes les repelieron en “defensa de nuestras fronteras”.

El jefe del Ejecutivo se pronunció por primera vez sobre este asunto el mismo viernes, cuando ocurrió lo que convino en llamar un “asalto violento y organizado” a la valla de Melilla y que con cabeza gacha calificó de “bien resuelto” por parte de la gendarmería marroquí, responsabilizando de la tragedia a las “mafias”. En su descargo, Sánchez asegura que “no conocía las imágenes” cuando hizo esas declaraciones, pero apenas 12 horas después, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario que aprobó el segundo decreto anticrisis, el presidente, a preguntas de los periodistas, tuvo la oportunidad de “matizar” y “arrepentirse” de sus palabras -ya conociendo el saldo de muertos- y no lo hizo.

Su actitud es la misma desde entonces, una cuidada equidistancia entre los muertos y los gendarmes marroquíes. En estos mismos términos se ha pronunciado esta mañana en una entrevista en “Hoy por Hoy” de la cadena Ser, en la que ha pedido “empatía” para los fallecidos, pero también “ponerse en la piel” de las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles y marroquíes que fueron atacados y que han “ayudado a defender nuestras fronteras”. Sánchez ha calificado de “tragedia” lo ocurrido en Nador, pero sostiene que esa tragedia tiene muchos “actos” y que el primero comienza en el país de origen, en Sudán, donde defiende que hay que “trabajar” pera evitar los flujos migratorios.

Tampoco atiende el presidente a las peticiones que se hacen por parte de la oposición y de sus propios socios de Gobierno de llevar a cabo una investigación. Así se lo remitió la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, por carta a sus colegas de Interior y Exteriores, pero Sánchez entiende que ya se han iniciado tres investigaciones en este sentido, por la Fiscalía marroquí, por la Fiscalía General del Estado español y por el Defensor del Pueblo, y que, por tanto, no es necesario emprender ninguna alternativa. Durante la entrevista, Sánchez he evitado a preguntas directas sobre este asunto condenar la actuación de las fuerzas de seguridad marroquíes.

Este no es el único asunto que le separa de sus socios. El acuerdo con EE UU para ampliar la presencia militar en la Base de Rota, con dos destructores más, amenaza con abrir otra brecha en el Ejecutivo. La iniciativa que requiere una actualización del protocolo que debe pasar por el Consejo de Ministros y el Congreso de los Diputados. Sánchez ha asegurado que “no hay debate” y está convencido de que “saldrá adelante” porque cree que el PP lo apoyará. Más complicada está la situación a su izquierda, donde se anticipan nuevos roces y a los que el presidente ha pedido una “reflexión sobre la capacidad de aumentar nuestra capacidad de disuasión”. Señala que en esta iniciativa “no hay veleidades expansionistas” de la OTAN, sino la necesidad de “defender nuestra democracia”.

El presidente del Gobierno también ha mantenido el giro discursivo a la izquierda que ya iniciara el sábado, cargando contra los “poderes ocultos” con “intereses oscuros” que quieren tumbar al Gobierno. Dice que a la “derecha política y mediática” le cambiaron el paso con la moción de censura y que hay dos partidos políticos (PP y Vox) que “no son autónomos”. Desliza, así, que modulan sus posicionamientos en orden a esta “minoría poderosa que no está de acuerdo” con iniciativas como la subida del SMI o el impuesto a las energéticas.