Opinión

El PSOE empieza la campaña con el pie cambiado

Él preferiría poder seguir aireando lo que ofrece, pero la calle no le compra el chou chou

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y miembros del gobierno pertenecientes a la ejecutiva posan durante la foto de familia de la reunión especial de la Ejecutiva Federal del PSOE.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y miembros del gobierno pertenecientes a la ejecutiva posan durante la foto de familia de la reunión especial de la Ejecutiva Federal del PSOE.Alberto R. RoldánLa Razón

La primera semana hábil después de Reyes ha sido el pistoletazo de salida de Feijoo a los estudios de radio, Pedro Sánchez a Ferraz y Ciudadanos a su cónclave interno, todos aprestando armas de combate. Y es que a ellos les toca convencernos de que les votemos. Por eso hacen cálculos en el PP y Vox, para atacarse lo justo y destacarse entre sí. También en el partido naranja, donde auguro un pésimo resultado, porque si era difícil votar a Arrimadas, no te cuento aprenderse ahora el nombre de Patricia Guasp.

¿Y Sánchez? Pues Sánchez ha salido con el pie cambiado. Su plan estaba bien, el de endosarnos hasta diciembre todos los cambios legales polémicos y empezar el 2023 limpio de polvo y paja, sin más tarea que prometer paguitas, descuentos y fondos europeos… pero le ha salido rana. La Ley del «solo sí es sí» trae cada día una mala noticia a favor de un nuevo agresor favorecido con un descuento de condena y, encima, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, sale a reírse de las víctimas relativizando estas reducciones de penas.

Luego, el juez Llarena aclara que, aunque varios de los golpistas de 2017 van a salir libres (Rovira, Ponsatí) por la eliminación del delito de sedición, los acusados de malversación agravada van a tener que seguir respondiendo con cárcel hasta 12 años y suspensión de función pública. Con ello queda alfombrado el camino del desencuentro con ERC, socio indispensable. Y, finalmente, la guerra del agua ha mojado el comienzo de campaña. El miércoles se manifiestan ante el Ministerio de Transición Ecológica los agricultores y regantes de Alicante, Murcia y Almería, porque el Gobierno quiere reducirles a la mitad el caudal de agua trasvasada desde el Tajo. Teresa Ribera aduce razones de protección del medio ambiente, pero los regantes responden que los cultivos se reducirán a la mitad y se perderían 15.000 empleos. Si añadimos al panorama el dato de la subida de la cesta de la compra –un 16 por 100 en un año–, los asuntos de los que se habla en estos momentos están lejos de ser los que desearía el presidente. Él preferiría poder seguir aireando que le ofrece a las personas con menos ingresos una propina de 200 euros (en una sola entrega), que ha reducido el IVA de los productos básicos, que rebaja la gasolina a los transportistas o que hace rebajas fiscales y energéticas a algunos, sin embargo la calle no le compra el chou chou.

El presidente no lo tienen fácil para revalidar. Feijoo ha puesto la diana de su discurso justo en el tema que él quería acaparar, la economía, y, por el contrario, el perfil político de la legislatura de Sánchez es difícil de borrar del imaginario colectivo. A los ancianos los ha desprotegido con sus normas de eutanasia; a las familias, con el permiso para que los menores aborten o cambien de sexo; a la clase media eliminándola de la reforma fiscal y a los empresarios con la reforma laboral. A todos, les ha pisado callos cuando pactó con los independentistas un código penal a medida. Para tener alguna oportunidad en las autonómicas, el presidente ha tenido que dar plena libertad a los barones, que afirman lo contrario a lo que él propone en varios casos. ¿Tragarán los votantes la finta o los socialistas se quedarán en casa decepcionados de tanta barbaridad? Ahí se juega la partida.

Veremos, porque queda mucho hasta la cita de mayo, pero el presidente necesita maniobras correctoras, al menos en lo de Irene Montero y lo del agua. En lo otro, lo de Cataluña, está entrampado y sin margen de movimiento. Vendernos la imagen de una España solidaria y próspera es un poco imposible con el paro juvenil más alto de Europa, la inflación por la guerra de Ucrania y los impuestos devorando cualquier posibilidad de inversión privada.