"Caso Koldo"
Así supo la UCO que los audios de Cerdán eran 100% verdaderos
Desde hace dos años, el 98 por ciento de las evidencias digitales de las causas son archivos de audio
El pasado 18 de octubre saltaba la noticia de que la Unidad Central Operativa (UCO) entregaba al Tribunal Supremo (TS) un informe en el que negaba, con argumentos, que pudiesen estar manipulados los audios en que se escucha a Santos Cerdán hablar con Koldo García de supuestas comisiones ilegales y amaño de obra pública.
Los agentes entregaron al instructor del «caso Koldo» una extensa pericial, elaborada por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, con la que se comprobó la autenticidad de los archivos de sonido que recogen las conversaciones sobre reparto de «mordidas» entre el último secretario de Organización del PSOE, que sigue en prisión preventiva, y la antigua «mano derecha» de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes. No sufrieron ningún «corte» o «edición» y así se lo confirmaron al magistrado Leopoldo Puente, que fue quien encargó su análisis.
Los audios se han convertido en una «evidencia estrella» en el terreno de las comunicaciones que, desde hace dos o tres años, ya está presente en el 98 por ciento de las causas judiciales que se instruyen en nuestro país.
Y no solo han dejado de ser un elemento accesorio en los procedimientos por corrupción. Están presentes ya en disputas laborales o actos violentos que llegan a manos de la Justicia.
Señales de manipulación
Por tanto, se ha vuelto una práctica habitual que desde los juzgados se reclame, como paso imprescindible, que desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad verifiquen si es un material «virgen» o ha sido clonado para introducir modificaciones.
«Se pueden alterar, descontextualizar y hasta modificar de manera artificial, utilizando la misma voz y con la ayuda de la Inteligencia Artificial», explica a este diario Manuel Huerta, CEO de la empresa de ciberseguridad y análisis forense Lazarus Technology.
Pero las tres capas de exploración a la que someten este material compañías expertas como la suya hacen «prácticamente imposible» que un mínimo cambio pueda ocultarse. Detrás hay un profundo y nada sencillo trabajo de análisis. Hay, en primer lugar, señales de manipulación que para ellos son muy claras y en las que siempre se fijan. Los cambios de entonación, que los tonos de los interlocutores sean muy planos y mecánicos o una inconsistente acentuación de las palabras.
No pasa tampoco por alto al oído de los trabajadores de Lazarus otras «señales subjetivas», tales como que no haya ruido de fondo, ni respiraciones.
Cierto es –apunta Huerta– que la IA es capaz de generar ruido ambiente, pero no uno como el real, que presenta siempre un «espectro amplio» y de mayor «sensibilidad». Asimismo, un audio «normal» no suele contener sonidos de un clic u ofrecer un ruido de fondo que, repentinamente, desaparece y la conversación pasa a ser sonoramente limpia.
Imprescindible para los jueces
El siguiente dato que acuden a rastrear son los metadatos que todo archivo digital de sonido posee. Esta información también puede ofrecer extremos que hagan saltar las alarmas.
Que la fecha de creación sea irreal («2032») o no se corresponda con el periodo temporal que se le atribuye. O que el intervalo que aparezca entre la fecha de creación y la de modificación no se corresponda con el tiempo de duración del audio.
Además de que la IA, cuando crea material de esta clase, incluye en sus metadatos una zona horaria que no suele coincidir con la del lugar que en que teóricamente se tuvo que haber grabado.
O el dispositivo desde el que se registró el sonido. Un móvil o una grabadora dejan su autoría en el «encoder», que tiene siempre que aparecer, incluyendo muchas veces modelo y marca o el fabricante del chip. Una IA nunca, porque no procede de ningún aparato.
Los profesionales de la Guardia Civil u otros laboratorios criminalísticos a los que se encargan estos estudios son, en efecto, extremadamente eficaces a la hora de detectar huellas de edición o cambios en el espectro de la voz grabada. Un servicio que se ha convertido en imprescindible para el sistema judicial, dado que los tribunales han reforzado el criterio de admisión de este tipo de pruebas, exigiendo cada vez más que vengan acompañadas de un análisis forense como este.
Los jueces exigen la máxima pulcritud en la cadena de custodia a la que se somete a los audios que se vayan a tener en cuenta como prueba. Tal y como sucede en la investigación de las corruptelas presuntamente vinculadas Cerdán. Pero no solo eso: han colocado la línea roja en demostrar la autenticidad del archivo, la integridad de su contenido y su contraste con otras evidencias.
El relato de su defensa vs. la labor científica
Santos Cerdán ha mantenido que no se reconoce en los audios de las conversaciones que mantuvo con Koldo García o José Luis Ábalos. Su imputación y encarcelamiento se debe –según su defensa– a un «complot» político en su contra. En cambio, la pericial de la Guardia Civil apuntó a que son grabaciones fidedignas porque «aparecen completas, sin saltos ni supresiones, se extienden a lo largo de años y aparecen relacionadas con material documental». El exdirigente socialista sigue cuestionando su «cadena de custodia» y dice que «no se puede concluir la autoría».