El desafío independentista

«Atención: Sólo para fanáticos»

A la vista de los sondeos, en la cadena pública no quieren oír hablar de la voluntad de Cataluña

La Razón
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A la vista de los sondeos, en la cadena pública no quieren oír hablar de la voluntad de Cataluña.

Justo cuando se cumple la mitad de la campaña electoral, los anuncios electorales de los independentistas van cambiando. Con los sobresaltos inesperados que le está ofreciendo esta campaña al independentismo, y Donald Trump también volcado en Israel a su propio unilateralismo (con todo el desprestigio del tema que eso supone), los separatistas andan replanteándose constantemente su estrategia.

La emisora regional apuesta claramente por el ex president Carles Picacassoles (perdón, quise decir Puigdemont, en qué estaría yo pensando) y cambia su spot de campaña diciendo que la manera de que vuelva es votarle. Hombre, no. Él sabe que puede volver cuando quiera, solo que entonces perdería la única ventaja que tiene sobre Junqueras. A éste, TV3 le sabotea todo lo que puede, mostrando siempre los flancos más desprotegidos de su partido: desde la dicción desastrosa de Dante Fachín a la pobre telegenia de Rovira. ERC, a rebufo, también cambia su spot, evitando imágenes de los tristes carismas de sus sustitutos y poniendo una grabación de la voz de Junqueras a ver si así alguien se acuerda de él.

El último giro, condicionado por lo que anuncian los sondeos sobre los equilibrios entre ellos en campaña, ha sido encontrar, como única justificación valida para todo catalanista, la teoría conspiratoria. Según eso, en el calendario no han existido los días 6 y 7 de setiembre, ni nadie ha oído hablar de un abandono de la cámara regional por la mitad de los representantes democráticos, ni nadie consiguió votar hasta cuatro veces el primero de octubre, ni nadie se saltó las leyes de todos los catalanes.

Según ese relato conspiranoico, la aplicación del artículo 155 se produjo tan solo por una conjura de los partidos que no aman santamente a Cataluña y a los que ahora los independentistas llaman «monárquicos» en lugar de «constitucionales». En esos partidos hay bastantes republicanos, pero como son gente que simpatiza con otro tipo de republicanismo, un poco más democrático que el de los catalanistas, pues, nada, a bautizarlos todos como monárquicos. Algo parecido a lo que hace el yihadismo con «los infieles»: meterlos a todos en el mismo saco. En fin, una nueva variante de no aceptar ni los hechos, ni la retahíla de errores políticos y administrativos que los independentistas cometieron, ni la composición social evidente en este territorio. Un escenario sociológico que provocó, hace ya una década, que ni siquiera la mitad del censo quisiera votar un nuevo y discutible estatuto autonómico.

Todas estas realidades matemáticamente incontrovertibles son ignoradas cerrilmente por TV3. El argumento de la voluntad del pueblo nunca se lo creyó ni siquiera una tercera parte de la población catalana pero, ahora, ya no se sostiene, ni aquí, ni afuera.

Por eso TV3, viendo los sondeos, no quiere oír hablar ahora de aquella añeja e imaginaria voluntad del pueblo catalán. Porque la voluntad, en lugar de ser «procés», suena que va a ser, como todo parece indicar, de nuevo empate.

El resultado, en lo que a imparcialidad y neutralidad informativa de la emisora publica regional se refiere, es que el navegador independentista está recalculando febrilmente; pero en la puerta de TV3 se puede colgar el mismo cartelito de siempre: «Atención, solo para fanáticos».