Ley de Memoria Democrática

Bildu reta al PSOE a retirar los cuadros y bustos de Fraga en las Cortes

Los abertzales piden que se quiten todas las referencias a uno de los padres de la Constitución y exdirigente del PP en el Congreso y el Senado

Problemas respiratorios empeoran el estado de salud de Manuel Fraga
Problemas respiratorios empeoran el estado de salud de Manuel Fragalarazon

Bildu busca darle una vuelta de tuerca a la aplicación de la nueva Ley de Memoria Democrática y exige la retirada de toda referencia al exdirigente del PP, Manuel Fraga Iribarne, por su pasado como ministro de Turismo e Información de Francisco Franco entre 1962 y 1969. Fraga, fundador de Alianza Popular, presidente del PP (1989-1990) y presidente de la Xunta de Galicia (1990-2005), cuenta con un busto en el Senado y tres retratos y el nombre de una de las salas de comisiones en el Congreso en homenaje a su importante papel en la transición de España a la democracia y a que fue uno de los siete padres de la Constitución.

Y esos tres reconocimientos son los que el partido de Arnaldo Otegi pretende retirar en base a la norma que en octubre sustituyó a Ley de Memoria Histórica. "Se considera contraria a la memoria democrática la exaltación personal, entre otros, de los dirigentes de la Dictadura. Manuel Fraga ejerció como ministro en los gobiernos de la dictadura, desempeñando las carteras de Información y Turismo en el periodo comprendido entre los años 1962 y 1969", expresan los abertzales en un escrito a la presidencia del Congreso y a la presidencia del Senado. "Resulta totalmente incomprensible y contrario a la Ley de Memoria Democrática que un ministro franquista cuente, aún hoy, con el reconocimiento y exaltación que suponen los cuadros y la sala dedicadas a Manuel Fraga, más aún por parte de una institución pública tan relevante política, social e institucionalmente como el Congreso de los Diputados", añaden.

La Mesa del Congreso y la Mesa del Senado serán quienes tomen la decisiones sobre esta petición de Bildu: el partido determinante es el PSOE en ambas cámaras porque es quien ostenta la presidencia de ambas instituciones y es quien decanta las mayorías. Los tres retratos de Fraga en el Congreso están situados en la sala de comisiones que lleva su nombre; en la sala Constitucional, junto al resto de padres de la Constitución; y, en el Palacio.

Cabe recordar que la Ley de Memoria Democrática generó mucha polémica por el peso que tuvo en su aprobación Bildu, por las concesiones del Gobierno a los abertzales, muy criticadas por el PP. Los populares acusaron al PSOE de pactar con los "herederos de la banda terrorista" ETA y "permitir y promover" que sea Bildu quien "reescriba" la historia para hacer ver que "en el fondo, tenían razones para asesinar". En este sentido, cabe recordar que Fraga fue objetivo de ETA y sufrió varios intentos de asesinato.

Precisamente es en el País Vasco, cuando el terrorismo de ETA acumulaba ya casi 20 años de dolor y sufrimiento, donde ocurrieron los sucesos que sus detractores cargan en el debe del político fallecido en 2012. El 3 de marzo de 1976 hubo en Vitoria cinco muertos tras una violenta carga policial durante una huelga en la que se manifestaron 4.000 trabajadores. En esa fecha, Manuel Fraga se encontraba de viaje en Alemania y su cargo lo ocupaba en funciones Adolfo Suárez, entonces ministro secretario general del Movimiento. «No tuve ninguna responsabilidad. Llegué cuando los hechos ya se habían producido y lo que hice fue ir a arreglarlos. Lo pasé muy mal y me llevé un enorme disgusto. Es un recuerdo malo, terrible», dirá Fraga –el ministro de Información y Turismo y artífice de la Ley de Prensa e Imprenta que abolió la censura previa diez años antes– después de que el Parlamento vasco le apuntara como «responsable político».

El fundador de Alianza Popular fue plenamente consciente del alcance de aquel triste episodio. Según sus palabras, «la pérdida de legitimidad que el Gobierno sufrió a raíz de los hechos de Vitoria contribuyó a profundizar de manera determinante la crisis en que estaba sumido y, en última instancia, fue uno de los acontecimientos que explican la caída de Arias Navarro, a principios de julio de 1976». Él en absoluto se sintió responsable, aunque sobre su gestión al frente de Interior confesaría tiempo después que «fueron los peores siete meses de mi vida».