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Los "cambios" que anunció Junts ya amenazan a Sánchez
Nogueras se pronuncia con una suerte de sentencia de la legislatura y encadena reproches al presidente
“En otoño pasarán cosas”, dijo Carles Puigdemont y el mantra lo repiten hasta la saciedad en Junts. Fracasado su intento de descolocar a Salvador Illa en el debate de Política General en el Parlament, con las bases municipalistas exigiendo cambios en la política catalana y española más allá del frentismo de Puigdemont, con los cobros por adelantado creciendo en moho en un cajón y las encuestas amenazando tormentas que llegan ya a tsunamis, Junts parece dispuesto a que se produzcan cambios.
Lo anunció el abogado del líder, Gonzalo Boye en un artículo “Nuevo curso político, ¿más de lo mismo?”. Siguió la pasada semana el vicepresidente de Junts, Antoni Castellà, sugiriendo una moción de censura instrumental para derribar al gobierno y convocar elecciones con un candidato “tecnócrata” de consenso. Y ayer, la portavoz de Junts, Miriam Nogueras desató las hostilidades con un nítido mensaje “habría que hablar menos de cambios de horario, y empezar a hablar de la hora del cambio”.
La incógnita es saber si la amenaza va en serio y no es una más como en el cuento de Pedro y el lobo. Las aguas en Junts bajan turbulentas. Los alcaldes quieren cambios y, sobre todo, no quieren que las municipales de 2027 sean la primera cita electoral. Pero también quieren una reformulación de políticas con Aliança Catalana y también con el PSC. Cada día que pasa los nubarrones electorales crecen. Como Aliança Catalana dice no presentarse a las generales, quizá ese sería el momento para forzar la caída de Sánchez y conseguir unos resultados razonables aunque su papel determinante en el Congreso desaparecería. Sus peticiones han sido desatendidas, la amnistía está en el Constitucional, y Pedro Sánchez está rodeado por un frente judicial y con un Gobierno más que inestable.
Mantener el enfrentamiento constante y sin resultados no parece la fórmula más acertada parecen pensar en Junts. “¿Cómo ve la situación política?”, ha preguntado Míriam Nogueras. La respuesta del presidente previsible. A partir de ahí ataques irredentos. “Habría que hablar menos de cambios de horario, y empezar a hablar de la hora del cambio”, dijo lo que sonó como una sentencia de la legislatura y encadenó reproches “ya no le sirve envolverse con la bandera palestina, ahora lo hace con la del cambio horario y así no se habla de lo que realmente hace perder el sueño a muchísimas personas”; le acusó de perseguir y ahogar a los autónomos, de la falta de vivienda, de las okupaciones, de la inseguridad de los reincidentes y el colofón “mucha gente está hasta las narices de no llegar a final de mes, mientras ven cómo sus impuestos no van a poner fin a la tortura diaria de Renfe, a ayudar a la gente a levantar sus negocios, a generar empleo digno, a financiar como se debería la educación y la sanidad, o a facilitar el acceso a la vivienda” y, por último un recado a la izquierda del PSOE y al presidente “van a pagar rescates de las estrellitas de la Flotilla, a financiación ilegal de partidos, a prostitución, a fiestas o a pagar favores de algunos medios de comunicación”.
Este discurso no parecía el de un socio, era el de un partido de la oposición. Nogueras remató tirando más gasolina al fuego “han logrado que la gente esté hasta las narices de todo, y luego dirán que viene la derecha y que es nuestra culpa”. Tras este final no es descabellado pensar en más movimientos como la moción de censura instrumental, la solución imaginativa. Junts no puede votar a Feijóo, como Anguita no podía votar a Aznar en 1996, ni Pujol acercarse en demasía a Fraga en 1985, pero una moción con un candidato que convocara elecciones abriría un nuevo escenario.
Tanto Junts como PP niegan conversaciones. Ambos miran de reojo a Vox, socio necesario en este movimiento. Al PP, como a Junts, cada día que pasa abre una vía de votos a la ultraderecha. Otro escollo el candidato. Aunque niegan que estén en este debate surgen los nombres. Alguno de los mencionados en privado, y con sordina, afirman que nadie les ha propuesto nada. Ni siquiera sondeado. En el PP lo niegan todo pero no hay muchas posibilidades para derribar a un Sánchez que sigue resistiendo en el Congreso, en la Moncloa y en las encuestas. En Junts lo verbalizan pero nadie concretan, pero las casualidades no existen. Antoni Castellà, vicepresidente del partido, se sacó el tema de la chistera en una entrevista en 2Cat, el nuevo canal de RTVE en Cataluña, justo antes de la ejecutiva semanal de los neoconvergentes. Una manera de poner el tema encima de la mesa.
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