Elecciones 12M
Las consultas de Feijóo sobre el candidato del PP en Cataluña piden "cambio"
La urgencia es la carta a favor de Alejandro Fernández frente a la demanda de los barones populares de renovación en el PP regional. No hay comunicación oficial sobre la decisión
El PP plantea su campaña de las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo como un duelo «entre los que han trabajado para traer a Carles Puigdemont aclamado y los que defienden que Puigdemont debe volver para ser detenido y juzgado». En definitiva, quieren liderar «el bando de combate contra la amnistía y la impunidad», desde el lema de que el PSC ya no está en el lado de los constitucionalistas y que, por lo tanto, la forma mas eficaz de frenar al soberanismo es votar al PP. En la dirección del partido están ya analizando los datos y las encuestas para ver cómo pueden penetrar en el espacio electoral del exministro de Sanidad Salvador Illa en una operación de concentración, además, de todo el voto de centroderecha. El de Vox, el que en su día se fue a Inés Arrimadas y el que se marchó a los socialistas catalanes pensando que este partido nunca apuntalaría el «procés».
Pero sobre esta teoría, el problema del PP es que todos los ojos están puestos ahora mismo en quién será su candidato y en que esto distrae la atención de su discurso y del programa constitucionalista. Al margen de los formalismos, en este caso, y más con la urgencia que genera el anticipo de las elecciones catalanas a mayo, la decisión sobre esta candidatura sale de la «inspiración» de Madrid. Y de las consultas que ha realizado el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, la conclusión se resume en que «a nadie le gusta la opción» de Alejandro Fernández, el actual líder del PP regional, quien desde un principio estaba en los planes de relevo con los que llegaron Feijóo y su equipo a Madrid tras la caída de Pablo Casado.
La resistencia de Alejandro Fernández a dar un paso al lado ha ido retrasando la convocatoria del congreso regional, hasta que el movimiento de ERC le ha ayudado a colocarse en una posición en la que da la impresión de que la premura del tiempo juega a su favor. Pero esta circunstancia no oculta que no es el perfil que querrían en Génova ni tampoco en la organización catalana, aunque se haya ganado el aplauso como parlamentario.
Desde su entorno van diciendo que no mantenerle en el puesto ni como candidato sería debido a que los de Feijóo quieren dejarse abierta una puerta a futuro al entendimiento con Junts para así hacer frente común en Madrid al Gobierno de Pedro Sánchez. En realidad, los motivos por los que no se le ve como candidato son más amplios y emparentan con «un proceso de revisión» de la imagen que los populares dan tanto en Cataluña como en el País Vasco para tratar de adaptarse a la evolución social sin dejar de lado las líneas directrices de su programa.
Es un hecho que si las elecciones catalanas se celebrarán en tiempo y forma, a finales de año o principios del próximo ejercicio, el actual líder de los populares catalanes no habría sido el candidato a la Generalitat. El PP catalán también tiene que adaptarse a una realidad en la que el independentismo sigue representando a una buena parte de la sociedad catalana, pero las encuestas dicen que está desmotivado y es una incógnita si la irrupción de Carles Puigdemont en campaña tendrá la fuerza suficiente como para reactivarlos hasta el punto de que vuelvan a sumar mayoría, hecho que hoy, según se desprende de los sondeos, no se da.
El PP tiene en estas elecciones una oportunidad en la agonía que padece Ciudadanos también en Cataluña. Allí nació en el año 2006, en plena polémica por la aprobación del Estatut en el Parlament catalán. Y su extinción nacional llega a su cuna justo cuando está a punto de aprobarse la ley de amnistía para borrar todos los antecedentes del «procés». Ni siquiera este momento cumbre de la amnistía va a servir a los naranjas para aguantar en una comunidad que les impulsó a nivel nacional y en la que pagan errores tan grandes como la renuncia de Inés Arrimadas a la investidura después de haber conseguido la hazaña de ser la primera fuerza en las elecciones autonómicas o su abandono de Cataluña para intentar buscar el estrellato en Madrid.
Los rumores sobre una posible oferta del PP de Feijóo a Arrimadas para convertirla en su estandarte en esta campaña electoral están totalmente fuera de contexto. Ni para el PP sumaría ya su nombre en Cataluña, donde perdió todo su crédito por su manera de gestionar aquella victoria y por su huida hacia el Congreso, ni tampoco está en un momento personal en el que quiera y pueda plantearse vuelta a la política. Cuestión distinta es que el PP catalán sí quiera meter en su lista algún nombre de Ciudadanos, pero con serios problemas para encontrar fichajes que les aporten talento y tirón electoral. El vaciamiento de Cs es total.
Las elecciones son una oportunidad para el PP para coger posiciones con vistas a unas elecciones generales, pero de su resultado dependerá, asimismo, la capacidad de maniobra en el Congreso para frenar con alianzas coyunturales o circunstanciales las medidas de la coalición.
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