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Cospedal prevé destinar 2.076 millones más al año a Defensa

Cospedal quiere iniciar el camino para destinar el 2% del PIB que pide la OTAN en 2024. En 8 años, las cuentas deberían ascender a 26.500 millones

Cospedal junto al JEMA en el acto de entrega del A400-M, uno de los Programas Especiales de Armamento
Cospedal junto al JEMA en el acto de entrega del A400-M, uno de los Programas Especiales de Armamentolarazon

►La ministra quiere duplicar el presupuesto esta legislatura hasta llegar a más de 18.000 millones ►En el 2024, España debería invertir 26.500 millones, el 2 por ciento del PIB, para cumplir con la OTAN

«Los riesgos son ciertos y hay que trasladar esos riesgos a un presupuesto realista». Con estas palabras, María Dolores de Cospedal marcaba una de sus prioridades como nueva ministra de Defensa. Lo hizo en el Congreso de los Diputados, en su primera intervención en la Comisión de Defensa, donde dejó claras sus intenciones: transparencia, estabilidad presupuestaria y, sobre todo, «recuperar músculo económico». Un punto éste último clave para cumplir uno de los objetivos que se ha marcado: «Iniciar una senda de recuperación presupuestaria en la Defensa que desemboque en la disposición del 2 por ciento del PIB» que reclama la OTAN a sus aliados antes de 2024. Y no será una tarea fácil, ya que para ello necesitará, de media, unos 2.076 millones más al año.

Con esos retos llega hoy a su primera Pascua Militar como ministra y, al igual que hicieron su predecesor Pedro Morenés o el Rey Felipe VI en sus respectivos discursos el pasado año, todo apunta a que Cospedal hará también referencia al tema económico en su intervención.

Lo primero que quiere la nueva ministra es más transparencia en su Departamento para evitar críticas o polémicas, como las de los últimos años al tener que recurrir a créditos extraordinarios para pagar los Programas Especiales de Armamento (PEA) –declarados inconstitucionales por el TC– o por usar el fondo de contingencia para sufragar las misiones en el exterior, por lo que su intención es la de tratar de introducir en las cuentas anuales todas las partidas posibles. De momento, ha conseguido que las de este año incluyan las anualidades de 2016 y 2017 de los pagos de armamento (la deuda con la industria hasta el año 2030 por los 18 programas supera los 20.000 millones de euros).

Las misiones, por ahora, deberán esperar, aseguran fuentes ministeriales, aunque no descartan buscar una fórmula para que parte de este gasto se incluya en el presupuesto ordinario. De hecho, el Tribunal de Cuentas ya criticó en un informe de 2012 la «falta de rigor» por recurrir a este fondo de contingencia para pagar el grueso de los despliegues y sólo cuantificar en los presupuestos poco más de 14 millones de euros para las operaciones en las que participan las Fuerzas Armadas.

En cuanto a la estabilidad, al igual que PSOE o Ciudadanos, el Gobierno y la propia Cospedal consideran que es necesario un planeamiento a largo plazo de las necesidades de la Defensa que permita hacer frente a los gastos más allá de una legislatura. «Se precisa de un planeamiento y de una estabilidad que garanticen la disponibilidad de medios en plazo y forma que pueda desembocar en un compromiso presupuestario estable y duradero con la defensa, su dotación, su capacidad inversora y su base industrial», dijo entonces.

Pero para ello hacen falta más fondos y a ese 2 por ciento del PIB en 2024 sólo se llegará incrementando los presupuestos de Defensa en unos 2.076 millones al año.

Cospedal ha aterrizado en el Ministerio justo cuando las cuentas ponían fin a años de recortes, aunque la subida desde 2015 ha sido más bien simbólica: un 3 por ciento, que sigue siendo insuficiente y que obligaba a buscar otras fórmulas para pagar las obligaciones. Pero una cosa es el presupuesto base del Ministerio y otra el consolidado, con el que la OTAN calcula el porcentaje del PIB de cada país. De esta forma, mientras que el presupuesto ordinario de 2016 se estimó en 5.962 millones, al sumar todos los gastos no incluidos, como por ejemplo, armamento, misiones o pensiones, la cifra ascendió hasta los 9.976 millones, el 0,91 por ciento del PIB, esto es, el tercer país que menos invierte en Defensa. Sólo Luxemburgo y Bélgica gastan menos, mientras que los únicos países que superan esa barrera son Polonia, Estonia, Reino Unido, Grecia y Estados Unidos.

Así que para cumplir ese objetivo de iniciar el camino al 2 por ciento, Cospedal tendría que tirar de calculadora –y luchar con Hacienda– para buscar cómo alcanzar la cifra de 26.500 millones de presupuesto en 2024. Una cifra aproximada y basada en las previsiones de crecimiento del PIB partiendo de la Actualización del Plan Presupuestario, que marca un crecimiento del 2,5 por ciento en 2017 y del 2,4 por ciento hasta 2020. De ahí a 2024, las estimaciones rondarían el 2 por ciento.

Con todos estos datos y porcentajes, el plan hasta 2024 (cuando el PIB rondaría los 1.330.000 millones de euros) supone aumentar en más de 16.000 millones las actuales cuentas o, lo que es lo mismo, que cada año el presupuesto de Defensa sume esos 2.076 millones ya citados.

En principio, la legislatura y el mandato de Cospedal concluirá en 2020, por lo que tendría que dejar todo listo para que en la siguiente aumentase al mismo ritmo y así cumplir el objetivo con la Alianza Atlántica. Una vez concluyan estos cuatro años de Gobierno del PP, el presupuesto de Defensa debería alcanzar los 18.200 millones, situándose ya en el 1,4 por ciento del PIB.

A partir de ahí (siempre que la legislatura no acabe antes), terminar de cumplir el compromiso con los aliados dependerá del Gobierno que salga de las urnas.