Visto para sentencia
La defensa del asesino del sacristán de Algeciras, al tribunal: "No merece la pena de prisión"
Yassine Kanjaa no ejerce su derecho a la última palabra y su abogado pide la absolución por trastorno psicótico: "Tenía alterada su percepción de la realidad"

El juicio a Yassine Kanjaa, asesino confeso del sacristán de Algeciras Diego Valencia el 25 de enero de 2023 ha quedado visto para sentencia con el alegato de su defensa y el silencio del acusado, que no ha ejercido su derecho a la última palabra después de que también se acogiera a su derecho a no declarar en la vista oral.
Su abogado, Francisco Andújar, no ha cuestionado que Kanjaa "causó la muerte" de Diego Valencia e "intentó matar" al párroco de la iglesia de San Isidro. Tampoco que tenía "intención de matar". Pero sí ha rechazado "la intencionalidad terrorista" de esos ataques. "Pero no es responsable de los mismos", ha defendido en referencia a su trastorno psicótico, por lo que ha pedido al tribunal que le aplique una eximente completa. "Es imposible que con ese padecimiento Yassine tuviera otra finalidad que la que le marcaba su delirio", ha remarcado antes de dejar claro que la finalidad terrorista "es inexistente". "No merece la pena de prisión y hay que absolverle e internarle en un establecimiento", ha solicitado a la Sala.
En cuanto a su supuesto proceso de radicalización en los meses inmediatamente anteriores a los ataques, Andújar ha puntualizado que "uno puede ser extremadamente religioso y no ser un peligroso radical islamista". Y es que para la defensa de Kanjaa "es imposible disociar" ese periodo religioso del delirio mesiánico que le han diagnosticado los psiquiatras.
"Uno de los padecimientos mentales más graves"
Andújar ha puesto en valor que una de las acusaciones populares, la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, haya pedido finalmente, "tras la prueba practicada en el juicio", que no se considere al acusado responsable de los hechos y se le exima completamente de responsabilidad penal, alineándose con los argumentos de su defensa.
Del mismo modo, en su exposición ha resaltado que "nadie discute" que el joven marroquí sufre una esquizofrenia paranoide, "uno de los padecimientos mentales más graves que puede tener un ser humano" y ha recordado que los peritos que le examinaron coincidieron en que al protagonizar los ataques en las dos iglesias de Algeciras estaba "en pleno brote psicótico" de tipo paranoico-religioso. Tenía, ha subrayado, "una afectación muy severa de sus capacidades volitivas e intelectivas". Los forenses, ha hecho hincapié, expusieron que "sus capacidades estaban completamente anuladas" (una conclusión de la que, sin embargo, discreparon los dos peritos de la acusación popular). "Tenía alterada su percepción de la realidad", ha subrayado Andújar.
El letrado también ha restado relevancia a la conversación que mantuvo Kanjaa con su madre en la que le trasladó: "En breve me veréis en el periódico". Según su criterio, este hecho no obsta que el delirio que padecía "condicionó su percepción de la realidad". "Vivía en una realidad paralela", ha defendido haciendo suyas las palabras de una perito que compareció ante el tribunal junto a otros ocho expertos en psiquiatría.
Estado de "sufrimiento absoluto"
Para Kanjaa, matar a Valencia e intentar matar al párroco de San Isidro -ha señalado su letrado a resultas de las conclusiones de los peritos- fue una "solución" al estado de "sufrimiento absoluto" que padecía. "No tuvo otra opción", ha defendido, porque "tenía un miedo atroz" y sus facultades "completamente anuladas". "Hay mimbres periciales suficientes para aplicar la eximente completa", ha reiterado.
En su informe final, el abogado del acusado ha minimizado el aluvión de publicaciones de contenido religioso (hasta 70) por parte de Kanjaa antes de los ataques. Se trataba, ha dicho de publicaciones "de lo que debe hacer un buen musulmán", aunque sea "extremadamente religioso", pero entre esos contenidos no hay -ha matizado- "ningun solo vídeo de contenido violento".
Al mismo tiempo, ha destacado que "ha cooperado en todo" con los psiquiatras que le han examinado y "no se ha callado ni debajo del agua" (pese a que en el juicio ha optado por guardar silencio y se acogió a su derecho a no declarar).
"Lo que quiero es que esté internado y no preso. No se le puede condenar por estos hechos", ha finalizado su intervención.