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Terrorismo

Los papeles de Francia propician la detención de un etarra

La Guardia Civil detiene en Hernani al etarra José Carlos Apeztegia Jaca al que se atribuye haber facilitado a la dirección de la banda terrorista datos e informaciones de potenciales objetivos a través de un canal estable desde prisión

Los papeles de Francia propician la detención de un etarra
Los papeles de Francia propician la detención de un etarralarazon

Se le atribuye haber facilitado al aparato de información de la banda datos e información de potenciales objetivos

Los papeles entregados por Francia que fueron requisados en operaciones contra ETA realizadas en territorio galo, han permitido la detención en Hernani de José Carlos Apeztegia Jaca por haber realizado informaciones sobre funcionarios de prisiones con el fin de que la banda atentara contra ellos, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

Con ocasión de la detención de José Antonio Olarra Guridi y de Ainhoa Múgica Goñi en 2002 en Talence, cerca de la localidad de Burdeos, cuando eran responsables del «aparato militar» de ETA, fueron encontradas unas anotaciones que forman parte de los papeles que han sido entregados este año por Francia a España. Entre ellos, figuran varios que se han podido atribuir a Apeztegia Jaca que aprovechó su estancia en centros penitenciarios para realizar informaciones sobre funcionarios de prisiones y enviarlas, a través de terceras personas, a la «dirección de la banda» en territorio galo.

Como consecuencia de estas evidencias, la Guardia Civil ha detenido en Hernani (Guipúzcoa) a Apeztegia, que se encontraba en libertad desde mayo de 2013, han informado fuentes de la investigación.

Este individuo formó parte del «aparato de extorsión de ETA» (GEI) y fue detectado por la Ertzaintza cuando cobraba determinadas cantidades de dinero a un empresario vasco. En concreto, su lugar de actuación era el parking de la Plaza de Easo de San Sebastián donde los chantajeados tenían que dejar sus coches con el dinero reclamado en su interior. Los etarras los recogían, y en el caso de Apeztegia, fue seguido en una ocasión hasta la sede del sindicato abertzlale LAB donde habría depositado una cantidad de dinero.

Durante su estancia en prisión, estaba considerado como integrante del «núcleo duro» de los reclusos de la banda y, por ello, permaneció en el centro penitenciario del Puerto de Santa María.