Estrategia

Feijóo forja una alianza con los principales agentes económicos y sociales

La corriente que defiende el rigor se impone dentro del PP en el debate abierto sobre el «populismo social» electoral de la izquierda

Control al Gobierno en el Senado. Alberto Nuñez Feijoo. © Jesús G. Feria.
El líder del PP Alberto Núñez Feijóo, ayer en el SenadoJesus G. FeriaFotógrafos

Feijóo ha impuesto la consigna dentro de su partido de que hay que «mimar» al tejido productivo. La dirección popular lleva ya tiempo tejiendo alianzas con los principales agentes sociales y económicos para escuchar «de primera mano» -según cuentan sus interlocutores externos- dónde están los problemas y cuáles son las soluciones que creen que pueden ser necesarias después de las próximas elecciones generales. Teniendo en cuenta que en el 24 se acabará también la «bula» europea por ser éste un año electoral. Así que, si había algún debate o duda en relación a la reforma de las pensiones, en el PP han impuesto el «no» a costa de asumir la utilización electoral que el Gobierno de coalición hará de este voto.

En la organización popular se ha abierto la reflexión de hasta dónde pueden o deben llegar para hacer frente al «populismo» económico y social -así califican ellos a las medidas sociales de Moncloa-, que creen que marcará la campaña de la izquierda. La reforma de las pensiones es un avance de lo que está por llegar y de las «cartas» con las que jugarán en los próximos meses el PSOE y su «muleta» por la izquierda, la hoy vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Este debate sobre las pensiones se ha saldado dentro de la organización popular con la decisión, impuesta desde arriba, de que el PP debe primar la «seriedad» y no traicionar la confianza de las bases económicas del país. Evidentemente, en campaña electoral ningún partido, tampoco el PP, se hará el «harakiri» con un discurso que peque de realismo demasiado crudo e impopular. Pero, siendo esto cierto, la consigna, aunque algunos les guste menos que a otros, es «no mentir» en las promesas del programa: edulcorarlo siempre ayuda a ganar posiciones en la carrera electoral.

Tampoco se ganan las elecciones con un discurso catastrofista, pero Génova necesita una radiografía lo más ajustada posible a la realidad en la calle y por eso ha abierto sus puertas a recibir y escuchar al poder económico que «sataniza» la actual coalición. Algunos de los contactados confiesan «sotto voce» su sorpresa porque se les consulte y se hable con ellos en tiempos en los que las elecciones marcan todas las agendas.

El líder popular está escuchando de primera mano a representantes de las principales empresas del Ibex, pero también a pequeños y medianos empresarios, y autónomos, con los que, sin foto ni publicidad de por medio, analiza el contexto económico, su evolución y las posibles medidas que puede ser necesario implementar en el 24 para adaptarse a un contexto que seguirá marcado por la incertidumbre, por los efectos de la alta inflación y por la retirada de los planes de ayuda de contención a la crisis energética.

Sin duda que el año electoral es una ventaja para el Gobierno de coalición en su relación con Bruselas. A seis meses de que se disuelva el Congreso para convocar unas elecciones, y con todos los frentes que hoy están abiertos en Europa, el consenso diplomático coincide en que la Comisión no va a entrar en polémicas con el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez ni por la reforma de las pensiones ni por ninguna otra cuestión de calado, a pesar de la preocupación que trasladan en el terreno privado en relación a la sostenibilidad del sistema. Bula por el año electoral, que también tendría un Gobierno de otro color, y que, en todo caso, provoca un mismo efecto, y es que el nuevo Gabinete que salga de las urnas tendrá que enfrentarse a un marco europeo distinto en cuanto a las reglas fiscales y, previsiblemente, también más exigente en cuanto a las obligaciones reformistas. «Hoy la prioridad es que el mensaje que siga llegando a la ciudadanía es que el sistema de los fondos europeos funciona; mañana, sin embargo, estaremos en otro terreno de juego», explican fuentes del Área de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea.

El acto del domingo de Sumar es otro punto de inflexión en el tablero político-electoral porque implica que vuelven a repartirse las cartas entre los agentes protagonistas de la batalla por el voto. Sumar tirará más a la izquierda en el discurso económico social y más ideológico, lo que aumenta la presión sobre el PP, aunque Feijóo no pueda «dejar de ser un político fiable y serio».

La pancarta de la política social, con todos sus fallos y agujeros, es el «arma» que más está ayudando al presidente del Gobierno a contener el desgaste por su gestión y por los socios de viaje que le acompañan en esta legislatura y que son aliados necesarios para que el PSOE siga gobernando después de las generales. Ese tándem Sánchez-Díaz no es nada sin ERC, Bildu y alguno más. Por cierto, el trabajo para tejer esa red de complicidad con el tejido productivo exige al líder popular una amplia inmersión en la España que está fuera de la M-30 madrileña.