Adelanto electoral

Feijóo obvia a Vox para armar un Gobierno transversal

El adelanto electoral retrasará la formación de gobiernos autonómicos para evitar coaliciones

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ayer en la sede nacional del partido en los momentos previos a su comparecencia ante los medios
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ayer en la sede nacional del partido en los momentos previos a su comparecencia ante los medios David JarLa Razón

Todos los partidos tuvieron ayer que redirigir sus estrategias para ajustarlas al sobresalto de la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de responder a su debacle electoral del 28-M con el precipitado adelanto de las elecciones generales para el próximo 23 de julio. El anuncio de Sánchez opacó, en parte, el huracán del triunfo municipal y autonómico de los populares, pero es poco consuelo cuando para conseguirlo tuvo que hacer saltar por los aires su Gobierno y toda su hoja de ruta hacia las generales que, hasta ayer, iban a celebrarse en diciembre.

Antes de que Sánchez sacara este último conejo de la chistera, la dirección popular ya tenía en mente una estrategia de gestión de las negociaciones postelectorales con Vox, que el nuevo calendario reafirma aún más.

Se sostiene en dos ideas. En los ayuntamientos, en los que son la lista más votada, presentarse a la investidura sin pactos con Vox y forzar la elección de su candidato como alcalde. El método es expeditivo, una única votación entre los cabeza de lista, y si ninguno consigue la mayoría absoluta por sí solo, o con ayuda de otros, el primero se convierte automáticamente en el alcalde.

Para las negociaciones autonómicas el proceso es más complicado: está sujeto en cada caso a sus Estatutos y permite que se formen coaliciones de perdedores que reúnan más escaños que la lista más votada. Si ya lo tenían como opción cuando las elecciones iban a ser en diciembre, ahora, con más razón, al reducirse el plazo hasta julio: los populares abren negociaciones con la dirección de Vox, sobre unas líneas rojas programáticas, y desde la decisión de intentar pactos de investidura, pero «nada de coaliciones».

Cuando ayer todavía no se conocía la decisión de Sánchez de forzar el adelanto electoral ya estaba previsto que hubiera un primer contacto del coordinador general, Elías Bendodo, con los interlocutores de Vox, sobre esa consigna de «resistir» y «aguantar la presión». Negociar gobierno por gobierno, y limitando las hipotecas de Alberto Núñez Feijóo en su carrera hacia las generales.

El líder gallego reforzará su perfil presidencial con la mano tendida a la izquierda

Feijóo reconoce la autonomía de cada una de las organizaciones territoriales para conducir sus pactos, pero, hoy, la dirección nacional del PP tiene capacidad «sotto voce» de ordenar el proceso y ponerlo al servicio del interés general del partido, que ahora es conseguir la mayoría más amplia posible en las elecciones generales de julio.

La urgencia de Sánchez, por su crisis interna, le deja con menos margen para rentabilizar a su favor los necesarios acuerdos a los que tendrán que llegar PP y Vox para desplazar a la izquierda de algunos gobiernos autonómicos. Antes de ceder a una nueva coalición como la de Castilla y León, que el PP negoció en la etapa de Pablo Casado, Génova prefiere que el proceso avance más lento, o incluso forzar a Vox a que se retrate sobre si están dispuestos a asumir el coste de permitir que gobierne la izquierda en vísperas del examen de unos comicios generales.

En el lado de Vox, el argumento de la película es el opuesto: elevar el órdago y proclamar que no regalarán el apoyo de ninguno de sus escaños a un gobierno del PP si no es a cambio de una cuota de poder en ese futuro gobierno.

En todo caso, la realidad es que los buenos resultados de Vox fuera de Madrid, y la presión de las generales, no alteran la estrategia de Feijóo. Su decisión es obviar a Vox y reforzar todavía más su perfil institucional y presidencialista, con mano tendida a derecha y a izquierda, bajo la oferta de un Gobierno de mayorías en el que, sin renunciar a sus compromisos programáticos, en lo fundamental se sientan representados todos los españoles.

Su primera declaración para valorar el adelanto de las generales enmarcó los ejes del discurso sobre el que pivotará su estrategia de campaña para las urnas de julio. «Pido desde ya una mayoría clara, contundente e incontestable para iniciar un nuevo rumbo», dijo.

Feijóo se sale del marco de bloques para apelar a la mayoría social, de derechas o de izquierdas, que quiere recuperar los valores «que nos son propios como sociedad y que se han intentado dilapidar durante estos últimos años, cinco años de Gobierno del PSOE con Podemos, con Bildu y con los independentistas han sido suficientes».

El líder popular se dirigió también en su declaración institucional a la España «que aguarda una política mejor». «Ofrezco un gobierno preparado, le pido a mi país una oportunidad en nombre de la moderación, de la serenidad y del respeto institucional».

Además, dijo que hace suyo el «deseo mayoritario de cambio» que entiende que ha quedado reflejado en los resultados del 28-M: «En nueve comunidades hemos superado al sanchismo; en 31 provincias y otras tantas capitales de provincia, también; se han abierto alternativas de Gobierno en la práctica totalidad de los territorios. Donde no se ha conseguido ha sido por un puñado de votos».

La campaña de las elecciones generales arrancó ayer mismo, y desde el lado popular lo hizo con un llamamiento a la unidad de todos los españoles para que, por encima de las consideraciones ideológicas y programáticas, se imponga la necesidad de sustituir «una política frívola y que fractura por otra responsable y que una a la sociedad». España, unidad, cambio y mayorías.

Por cierto, el líder popular también tuvo un reproche para las consecuencias de este adelanto electoral sobre el semestre de Presidencia europea. El PP había pedido que las elecciones generales se celebraran coincidiendo con las autonómicas y municipales, al haber dado ya hace meses la legislatura por acabada.

Sánchez se negó hasta que el mal resultado del domingo le ha hecho buscar una salida de emergencia a su derrumbe dentro del PSOE, pero es a costa de que ya no haya margen de reacción para evitar que la inestabilidad política dañe al semestre español de Presidencia de la Unión Europea.

«En su tendencia a despojar de institucionalidad todo lo que ha rodeado su mandato, tampoco la Presidencia del Consejo de la Unión Europea ha quedado ajena a esta lamentable manera de entender la política», sentenció el jefe de la oposición.

El semestre español comenzará en campaña y puede tener que gestionar un posible cambio de gobierno.