
Homenaje
Ferrer-Dalmau y Lorenzo Silva: así nació el boceto para la escultura de la Guardia Civil
El pintor de batallas explica cómo se gestó el proyecto que hará a la Benemérita cabalgar en bronce

Augusto Ferrer-Dalmau no solo pinta escenas, las convoca. El carboncillo y el óleo cobran vida bajo su trazo: no solo delinean un boceto, sino que erigen una obra de arquitectura emocional. Cuando dibuja un caballo, no lo perfila: lo libera. Sus crines parecen agitarse antes incluso de que el lienzo esté completo, y sus músculos tensos proyectan una inminencia casi física, como si fueran a salirse del cuadro.
Así ha sido el primer gesto de esta futura escultura: no empezó en arcilla ni en cera, sino en sombra de carbón. En ese boceto ya vive la obra, como un susurro de bronce que aguarda su forma final. Es ahí, en ese instante detenido entre la línea y la materia, donde Ferrer-Dalmau ha cincelado lo invisible: el espíritu de la Guardia Civil cabalgando para la posteridad.
Lo que comenzó en la tela ahora tomará forma en el bronce. El boceto de Ferrer-Dalmau, nacido de la admiración y el respeto hacia la Guardia Civil, se transformará en una estatua ecuestre, como un homenaje tangible a la institución. La escultura será realizada a tamaño real, con la idea de que los jinetes, en su paso solemne, interactúen de manera cercana con el público. El monumento se erigirá en el Retiro, uno de los pulmones verdes de Madrid, para que todos los que lo visiten puedan admirar de cerca el esfuerzo y la dedicación de los artistas. El proyecto ya ha sido aprobado por el alcalde de Madrid y la Dirección de los Guardias Civiles Honorarios, quienes compartieron la visión de hacer de esta estatua un lugar de encuentro, no solo un monumento distante.
Tormenta de ideas
La imagen de dos jinetes de la Guardia Civil avanzando en armonía no fue un capricho aislado, sino el resultado de un consenso natural entre aquellos que veneran la historia y la figura de este cuerpo. En una reunión de los Guardias Civiles Honorarios, entre los que se encontraba el escritor Lorenzo Silva, surgió la idea de que uno de los jinetes fuera mujer, un gesto hacia la modernidad y la inclusión dentro de la Benemérita. La propuesta fue acogida de inmediato. «Nos reunimos para estudiar la temática de la estatua, y por unanimidad, como si ya lo lleváramos estudiado de casa, coincidimos con el escuadrón de caballería», explica Augusto Ferrer-Dalmau a LA RAZÓN.
El pintor de batallas trazó el boceto, teniendo en cuenta el gusto común de todos los presentes: «Me tocó realizar el boceto, la postura, los caballos en movimiento al paso, la guardia mirando al espectador con una cara amable, acompañado por un veterano con barba».

¿Y por qué Óscar Alvariño Belinchón para esculpirlo? «Óscar es un gran escultor ecuestre, domina el mundo del caballo y de hecho es jinete; tiene caballos y sabe cómo se mueven, cómo respiran», explica.
Para Ferrer-Dalmau, esta escultura no es solo un tributo; es un acto de entrega. «Siento una gran devoción por la Guardia Civil, especialmente por el escuadrón», subraya. «Los he pintado mucho en tiempos pasados y conozco bien su historia. El espíritu del escuadrón es el mismo para todos los guardias, pero merecía la Guardia Civil algo imponente. Y nada mejor que una estatua ecuestre». «Ya era hora de que tuviera su estatua en Madrid. Me llena de orgullo que, como parte de esta iniciativa, podamos rendir homenaje a la institución en la capital de España».
Se trata de un proyecto ambicioso que no solo requiere de la destreza artística, sino también del esfuerzo colectivo para hacerlo realidad a través de donaciones ciudadanas. La Fundación Guardia Civil será la entidad encargada de gestionar los fondos, y además, los ciudadanos que decidan colaborar para poner en marcha el proyecto podrán beneficiarse de una desgravación fiscal del 35% por su donativo.
Las donaciones pueden realizarse mediante transferencia a la cuenta ES14 2100 1642 8402 0022 8906 de la Fundación Guardia Civil, señalando en el concepto "Monumento GC".
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